La Tierra de Emuná

Aquí en Israel, es exactamente lo opuesto. Llamo al Creador, y Le siento cerca de mí –a mi derecha y en mi corazón– en una forma que…

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Batya Rosen

Posteado en 05.04.21

Aquí en Israel, es exactamente lo opuesto. Llamo a HaShem, y Le siento cerca de mí –a mi derecha y en mi corazón en una forma que
 

Una de las ventajas más grandes de la vida en la Tierra santa de Israel es la conexión profunda y personal con HaShem que sólo puedes tener aquí en esta tierra. Cuando despierto por la mañana o ando por los alrededores de Jerusalén me pregunto ¿“qué hago aquí? ¿Realmente estoy aquí? ¿No son sólo unas vacaciones de verano?” – pienso en esto, y sé por qué estoy aquí. Y cuando el Yétzer (la Mala Inclinación) me recuerda las comodidades de América – mis alimentos favoritos, mis restaurantes favoritos, un juego de NBA – pienso en esto, y sé por qué estoy aquí.
 
En América, trabajé con fuerza para sentir que HaShem estaba personalmente conmigo en cada momento. La mayor parte del tiempo, sentía que estaba en el fondo del océano, y había tanta separación de HaShem. A veces, aquí y allá, vislumbraba una pequeña luz, apenas suficiente para seguir mi camino. Mientras tanto, me esforcé por mantener mi Emunámi auto-calma y mi conexión con HaShem.
 
Aquí en Israel, es exactamente lo opuesto. Llamo a HaShem, y Le siento cerca de mí – a mi derecha y en mi corazón – en una forma que yo nunca podría intentar describir con palabras. La calma mental por la que luché con tanta fuerza en América y vislumbré aquí y allí, es ahora tan potente y arraigada,. La paz, la serenidad y la alegría profunda, verdadera, que eran tan evasivas en América están aquí.
 
Otro aspecto muy tangible de la conexión profunda que sólo puedes tener con HaShem aquí en Israel, es la enorme Hashgajá Pratit (Divina Supervisión Individual) – dirigida por la mano del Creador. ¡La Torá dice que los ojos de HaShem (metafóricamente) están en la Tierra de Israel desde el principio del año hasta el final, y puedes tenerlo en cuenta! Parecería que sólo piensas en alguien – no importa cuanto tiempo no lo has visto o que remota es la posibilidad de que esté en Israel – y de pronto esa persona aparece. Las "coincidencias", "casualidades" que lejos están esas consecuencias de ser triviales. ¡La gente se acostumbra a ello, porque seguramente ignoran esto!
 
Déjenme darles un gran ejemplo.
 
Hace aproximadamente un mes, yo esperaba recibir urgentemente de América un paquete. Por fin recibí el aviso de recibo. Sin embargo, yo tenía una reunión importante en un barrio residencial de Jerusalén ya planeado desde la semana anterior (los correos aquí tienen horas locas y el que me correspondía ya había cerrado cuando recibí por la tarde la notificación). Yo dudaba si debía ir a la reunión primero, pero no sabía cuando podría recoger el paquete ya que era Erev Shabat (víspera del Shabat), o si debía arriesgarme e ir al correo primero, pudiendo perder la cita.
 
Decidí que iría a la parada de autobús, el autobús que viniera primero –para la cita, o para el correo – lo tomaría. El autobús que me llevaría a la cita arrancó directamente delante de mí, y el autobús al correo llegó un minuto más tarde – por lo tanto fui al correo.
 
Llegué y tomé un número, sólo para descubrir que tenía por lo menos 45 personas delante de mí, no sabía que hacer. HaShem me había traído hasta aquí, pero ahora yo iba seguramente a llegar muy, muy tarde a la cita.
 
¡Respiré hondo y comencé a dirigirme a HaShem, pidiéndole ayuda ya que estaba aquí necesitaba que atiendan rápidamente! Entonces saqué mi Tikun HaKlali y comencé a leer los 10 Salmos.
 
Alcé la vista para descubrir que sólo 8 personas habían sido atendidas en ese tiempo. Pensé para mí: ¡Esto va DEMASIADO lento! ¿HaShem, por qué no tratas de acelerar la fila de gente para mí? ¿Qué voy a hacer?
 
Volví al último salmo y cuando ya lo terminaba, un número fue dejado caer en mi regazo. ¡¡Necesité un minuto para verificar que con ese número, era ahora la tercera en la fila!! El hombre que me dejó el número ya estaba en la puerta de salida, antes de que yo pudiera pensar en acercarme y darle las gracias. En aquel momento, mi teléfono sonó – era del lugar de la cita, me preguntaban donde estaba. Muy contenta les dije que llegaría a tiempo, mi número fue llamado enseguida después que desconecté el teléfono. Conseguí mi paquete y viajé directamente a mi cita.
 
Cuando me senté en el autobús, pensé en como HaShem está presente aquí en Israel. ¡Incluso más, yo había limitado el poder de HaShem con mi apresuramiento – pero oye, Él puede avanzar sólo! Él puede hacer lo que Él quiere, y aquí en Israel, no son sólo palabras – es la realidad, esta realmente es la Tierra de Emuná. 

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