Mi Voz

En mi anterior vida de psicoanalista freudiano, yo era muy bueno diciendo “Ajá...”

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 05.04.21

En mi anterior vida de psicoanalista freudiano, yo era muy bueno diciendo “Ajá”.

Por supuesto que siempre trataba de pronunciar esta palabra con el tono más profesional. Era un rol muy cómodo para mí: reclinarme en mi cómodo sillón, escuchar y cada tanto en la sesión decir una palabra acá, otra palabra allá…

Siempre me vi a mí mismo como el psicoanalista callado, reservado. Este rol me sentaba muy bien porque me era más cómodo hablar con gente en forma individual que en forma grupal. Hablar en público ciertamente no era lo que yo mejor hacía o por lo menos eso era lo que yo pensaba…

Por mucho que disfrutaba de mi rol de psicoanalista, yo creo que me gustaba todavía más ser yo el paciente. Yo fui paciente durante casi nueve años. Si no ¿de qué otro modo habría continuado en terapia tanto tiempo si no disfrutaba de algún aspecto de ella? Si tu analista te dice que continuó haciendo análisis mucho tiempo porque quería ser un buen analista, no le creas. Nadie continúa tanto tiempo a menos que esté obteniendo alguna clase de satisfacción personal de esa terapia.

Hasta el día en que me reencarné como Jasid Breslev, no me di cuenta de qué es lo que era tan inherentemente satisfactorio de ser un paciente psicoanalítico, pero la verdad es que es bastante simple:

¡LOGRABA HABLAR EN FORMA PRÁCTICAMENTE ININTERRUMPIDA DURANTE HORAS ENTERAS!

¿Y qué era lo que tanto me gustaba de hablar?

Expresar la vida interna propia a través del habla constituye el rasgo más característico del ser humano. Y la prueba está en el Talmud, que define al ser humano como la “criatura hablante”. Qué interesante que Freud haya llamado a su invento, al psicoanálisis, “la cura a través del habla”…
¡Ay, ojalá fuera así!

Yo estimo que en mis nueve años de psicoanálisis gasté casi 150.000 dólares. Y eso fue en la década del noventa. Si fuera hoy, sería mucho más. Y no, no me curé.

Pero no me arrepiento. Porque sí encontré algo muy valioso en toda ese bla bla bla del psicoanálisis. Encontré MI VOZ.
En vez de tirarme en un sofá y mirar todos los días los mismos puntos en el techo, hoy hablo con HaShem en los bosques y en los campos de la Tierra Santa, ¡Y GRATIS!

Cuando uno encuentra su voz, se encuentra a sí mismo. Es por eso que Rabi Najman dice que cuando Le hablamos a Di-s debemos pronunciar muy bien las palabras, en voz alta. Cuando yo me oigo hablando con HaShem y contándole toda la verdad acerca de las que cosas por las que estoy pasando, las palabras hacen que siga estando presente y que enfoque toda mi concentración con mayor intensidad en ver quién soy en realidad y adónde tengo que dirigirme a partir de allí.

Una vez que uno encuentra su voz, va a sonar diferente, tanto a sus propios oídos como a los oídos de los demás. La calidad de su voz va a cambiar y también va a cambiar la forma en que se exprese a sí mismo. Y es lógico que así sea, ya que el Talmud dijo que nosotros somos las “criaturas hablantes”. Yo supongo que cuanto más lejos estaba yo de poder hablar en forma abierta y honesta con Di-s, más lejos estaba de mi verdadera identidad.

Al poco tiempo de cambiar de médico y ponerme a hablar con HaShem, que es el verdadero médico de mi alma, descubrí algo sorprendente. Me di cuenta de que mi voz se iba volviendo mucho más poderosa. Las palabras ya no estaban más atrapadas en la constricción de mi garganta. Mi voz emanaba desde un lugar muchísimo más profundo de mí mismo y parecía que ella hablaba incluso antes de que yo supiera lo que iba a decir. El hablar se transformó en una aventura y en algo muy preciado para mí porque ahora ese es mi sendero al auto-descubrimiento, el crecimiento y la conexión con HaShem.

La resonancia de mis cuerdas vocales me produce satisfacción. El simple acto de hablar -como respirar- es inherentemente grato. Puedo usar el habla en cualquier momento para liberarme de lo que me está controlando y para conectarme con la Verdad de lo que estoy sintiendo. A mi “nueva” voz tampoco le importa si estoy hablando con una persona o con mil personas: para HaShem es todo lo mismo.

Cuando soy sincero sobre lo que estoy pensando y sintiendo encuentro a HaShem, porque HaShem es la Verdad Absoluta y Suprema. “El sello del Santo Bendito Sea es la Verdad”. El sello y la insignia reales del Rey de Reyes que nos envía en cada correspondencia se llama emet, verdad. En hebreo, la palabra emet se escribe: alef, mem, taf, La alef es la primera letra del alfabeto hebreo; la mem está precisamente en el medio y la taf es la última letra. La Verdad (HaShem) es el comienzo, el medio y el final de todo. Cada vez que nos desviamos de la verdad que tenemos dentro de nosotros mismos nos estamos desconectando de HaShem. Es por eso que necesito hablarle a HaShem desde mi cuerpo, porque únicamente en mi cuerpo… en mi corazón, encuentro mis verdaderos sentimientos; no en mi cabeza.

Yo siempre pensé que mi identidad era ser un psicoanalista callado, reservado y pensativo. Este rol parecía adaptarse a mí porque yo no sabía quién era. ¿Acaso ahora me transformé en una “mariposa social”?

NO.

Me transformé exactamente en la persona que tenía que ser.
 

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1. Alexis

1/23/2021

Un ser extraordinario el Rav Zev…se lo extrañará…que D'os proteja su alma

2. Aaron

1/19/2014

motivar asuperar las barreras de la vida Saludos amigo Dr. Zev Ballen, realmente es algo esperaba ya que para mi y sin lugar a dudas a muchas mas personas ya que este comentario creo que ma ayudar mucho; conversar con el creador de esa manera te libera mucho, te sostiene, te da fuerzas, creo que es una de esas joyas que son muy dificiles de conseguir, lo necesitaba. Encontre lo que estaba buscando que creo que lo que faltaba en mi vida, pero claro que sin estudio de TORAH no tendrian tal valor. GRACIAS.

3. Aaron

1/19/2014

Saludos amigo Dr. Zev Ballen, realmente es algo esperaba ya que para mi y sin lugar a dudas a muchas mas personas ya que este comentario creo que ma ayudar mucho; conversar con el creador de esa manera te libera mucho, te sostiene, te da fuerzas, creo que es una de esas joyas que son muy dificiles de conseguir, lo necesitaba. Encontre lo que estaba buscando que creo que lo que faltaba en mi vida, pero claro que sin estudio de TORAH no tendrian tal valor. GRACIAS.

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