Plegaria y Abundancia

Un simple obrero de repente se gana la lotería. Esto es algo para lo que no se había preparado.

3 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 04.04.21

El Creador le infundió a la creación el fenómeno tan especial por el cual la plegaria invoca abundancia Divina. El Creador anhela que oremos, pues la plegaria conecta a la persona con Él y la ayuda a darse cuenta de que todo lo que tienen es un regalo de Él. Y cuanto más uno suplica, más consciente se vuelve de este fenómeno. A través del agua y de la lluvia, que constituyen la base del sustento básico, el Creador quiere enseñarnos a orar por todo en la vida, incluso  por un cordón de zapato o por un botón que nos falta en la camisa.

 

Rabí Najman tenía siempre un aspecto impecable. Una vez, Rabí Najman advirtió que a su discípulo, Rabí Natan, le faltaba un botón en el abrigo, y le preguntó: “Natan, ¿acaso oraste por el botón?”. Rabí Natan se quedó pasmado, pensando para sí mismo cómo es posible que uno tenga que rezar por algo tan mundano y aparentemente tan insignificante. Y entonces Rabí Najman le preguntó: “¿Acaso está por debajo de tu dignidad rezar por un botón?”. En otras palabras – la plegaria nos enseña a ser humildes, y que tenemos que pedirle a Hashem cada cosa que necesitamos.

 

Todos comprendemos que Hashem puede mantener el universo sin necesidad de nuestras plegarias; por cierto que Él no necesita que lo ayudemos. Pero Hashem nos infundió la necesidad de rezar para que tuviéramos que rezar por todas nuestras necesidades y de esa manera, pudiéramos llegar a conocerlo y a conectarnos con Él. Nuestras plegarias, que provienen de aquí, de este mundo terrenal, y ascienden al Cielo, son como la “bruma que asciende de la tierra”, y las aguas de toda la creación.

 

Cuando uno recibe abundancia después de haber orado por ella, sabe que proviene de Hashem y no al azar. Pero cuando recibe abundancia sin haber orado antes, entonces lo que pasa es que se olvida de Hashem y se atribuye a sí mismo el crédito por su perspicacia y su destreza. Y entonces se vuelve arrogante. Por eso, cuando Hashem decide retener la abundancia y no enviársela a la persona, sabemos que lo hace por el propio bien de la persona, para que no se vuelva arrogante o hereje. Y dado que la plegaria es la entrada al Trono Celestial, es también nuestra forma de expresar de emuná, declarando nuestra constante dependencia de Hashem, ya que Él es el único que puede sustentarnos y cubrir todas nuestras necesidades.

 

Rabí Natan explica que todo lo que se obtiene sin plegaria resulta nocivo para la persona (véase Likutey Halajot Ioré Deá, Ribit, cap. 5). Dado que la plegaria crea el receptáculo indicado para recibir la abundancia Divina, se deduce que cuando la persona carece de plegaria, es incapaz de utilizar la abundancia Divina en la forma adecuada. Esto es algo que vemos en forma constante. Por ejemplo, un simple obrero de repente se gana la lotería. Esta es una abundancia para la que no se había preparado con plegarias. Sus nuevas riquezas le presentan dificultades que jamás se hubiese imaginado. Personas en situaciones similares perdieron a su familia, se volvieron completamente locas y hasta se suicidaron.

 

Aquellos que de repente ven que les ofrecen una promoción a un rango superior, o a un nuevo nivel de responsabilidad sin que hubiesen antes orado por ello se vuelven arrogantes y muchas veces, tiránicos. Ni sus antiguos amigos los soportan…

 

La abundancia espiritual que se obtiene sin previas plegarias también resulta nociva. La persona que logra alcanzar elevados niveles de Torá sin haber orado antes por ello acaba atribuyendo su sabiduría a su propia inteligencia. Y entonces es inevitable que se vuelva soberbio.

 

En cualquier caso, el éxito sin previa plegaria aleja a la persona de Hashem.

 

No piensen que únicamente las cosas grandiosas, tales como ganarse la lotería u obtener una promoción a un puesto de prestigio son nocivas en casos así, sino que incluso cuando uno recibe algo pequeño, como por ejemplo, una prenda de vestir o alguna comida sin haber antes orado por ellos, uno puede volverse arrogante.

 

A la luz de todo lo dicho, orar por nuestras necesidades es la mejor protección contra la arrogancia.

 

Ahora podemos comprender por qué Hashem le negó las lluvias a Adán hasta que este finalmente oró por ellas. Hashem quería infundirle al primer hombre la noción de la plegaria, y a través de él, a toda su descendencia. La plegaria es lo que le da a la persona toda su vitalidad y lo eleva del nivel de animal al nivel de ser humano.

 

 

 

 

Escribe tu opinión!

1. Ayuda Breslev

9/06/2022

Está prohibido erigir altares

2. Luis

9/05/2022

Hola gracias por sus enseñansas
Rabino tengo un pequeño altar en mi habitación y tengo el salmo 114 en hebreo también las letras que componen el nombre del eterno y las letras que componen el amen esto es idolatría porfavor me puede ayudar con esto Dios lo bendiga siempre

3. Luis

9/05/2022

Hola gracias por sus enseñansas

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario