Doble identidad

Superman, Spiderman, Batman… todos los superhéroes tienen dos identidades. Una con la que combaten al mundo de la maldad y la injusticia y otra con la que viven sus vidas rutinarias día a día. Pero los villanos del cómic solamente tienen una identidad, perversa y malvada. ¿Por qué esta diferencia?

Hay varias conclusiones que podemos sacar a partir de esta distinción entre la forma de vida de los superhéroes y los villanos y aplicarlas a la vida real, que a veces no se diferencia tanto a la de los cómics.

La primera de ellas es que, al igual que en la ficción o más bien diría superando a la ficción, hay muchas personas que hacen mucho bien hoy en día sin que nadie lo sepa. Como estos personajes, prestan ayuda a los más necesitados y ni siquiera en su círculo más cercano de su vida diaria sus más allegados saben las grandes obras que realizan. El ejemplo más evidente que se me viene a la mente en este momento es el de los Justos entre las Naciones. Estas personas, ángeles más bien, salvaron a tantos judíos de las garras de los nazis e hicieron posible que siguieran viviendo y hoy en día tengan descendencia; contribuyeron, por tanto, a la continuidad del pueblo judío. Ellos ayudaron en gran medida a que los nazis no cumplieran con su cruel objetivo. Y lo hicieron con tanto disimulo, que aún hoy en día se siguen descubriendo nuevos testimonios de niños que fueron salvados en el último instante gracias a la bondad de estas almas puras que hicieron tremendos actos de generosidad sin que nadie, ni siquiera su familia más cercana, supiera qué estaban haciendo.

Después de muchos años se les ha dado el reconocimiento que merecen como Justos entre las Naciones y se les han entregado premios, algunos de ellos a título póstumo para valorar su valentía y su bondad de forma pública. Pero ellos no estaban buscando esta gloria, lo hicieron simplemente porque sabían que eso era lo justo, lo que tenían que hacer en ese momento y decidieron arriesgar sus vidas para salvar a los judíos de una muerte segura.

Estarán de acuerdo conmigo en que estas personas tienen mucho más de superhéroe que cualquier personaje sobre los que se hacen películas taquilleras que recaudan millones de dólares al año y libros de cómics.

Por otro lado, llama la atención que los villanos actúen a cara descubierta y que todos sepan lo que son, mientras que “los buenos” se ocultan detrás de disfraces. ¿Será que hoy en día ser “el malo” está bien visto y no hay por qué ocultarlo? Esto me da mucho que pensar. Si hay que esconderse tras un disfraz para hacer el bien y para hacer actos deshonestos no es necesario, entonces hay muchas cosas que debemos replantearnos en la sociedad. Actuar violentamente a cara descubierta, de forma totalmente impune, y no recibir ningún castigo es una lección errónea que aprender y que enseñar a las futuras generaciones.

¿Cómo es que todos ven que existe un villano y nadie se opone a él? La verdad es que hoy en día vemos esto con mucha asiduidad, hay políticos corruptos, ladrones mundialmente conocidos y dirigentes sin ningún asomo de moralidad que dirigen asuntos importantes sin que nadie se atreva a decirles absolutamente nada.

Pues bien, les diré que tenemos cabeza para pensar y manos y pies para actuar, así nos ha dotado Di-s para que hagamos valer el verdadero camino por el que las personas se deben conducir. Y por mucho que las historietas de los cómics sean graciosas, agradables o divertidas no debemos olvidar que la realidad es diferente a la ficción. Que en este mundo, quien debería salir orgulloso y a quien se debería premiar siempre debería ser a aquel que hace el bien y se comporta según los caminos de Hashem, con rectitud y generosidad. Y los que van por otros caminos deberían querer ocultarse y no ofender y dañar en público. Aquellos que han perdido el seso y demuestran un escaso uso de la inteligencia que Hashem les ha dado siguiendo a estos personajes totalmente inmorales o siendo ellos mismos un ejemplo de lo que NO hay que hacer, deberían avergonzarse de mostrar orgullosos los actos abominables que hacen a diario.   

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