Mi Hijo Noájida

Una vez traté de explicarle a mi hijo Quién es Di-s, para que no tuviera miedo. No es que hubiera pedido una explicación, pero igualmente yo le dije: “Él es el Grande"…

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Alice Jonsson

Posteado en 05.04.21

Una vez traté de explicarle a mi hijo Quién es Di-s, para que no tuviera miedo. No es que tuviera miedo o hubiera pedido una explicación, pero igualmente yo le dije: “Él es el Grande"…
 

Mi Hijo Noájida
 

Yo me paso un montón de tiempo pensando cómo educar a un niño religioso. A nivel personal, esto es para mí de enorme importancia. Para los Bnei Noaj (los Noájidas), esto es algo fundamental como lo es para los judíos. Pero los Bnei Noaj tenemos que hacerlo nosotros mismos.
 
No hay instituciones que puedan ayudarnos. La persona que por lo menos fue educada en otra religión puede utilizar reglas de esa experiencia, o sea, de su propia experiencia al haber sido educado en forma religiosa. Pero muchos de nosotros fuimos educados en una forma completamente distinta, totalmente laica, sin nada de “ideas religiosas”. Yo, por ejemplo, fui educada sin nada de religión, por lo que ahora me las voy arreglando mientras voy educando, como ocurre con muchos otros temas en la educación. A mí me resulta muy pero muy incómodo hablar de Di-s con nuestro hijo. Me costó enormemente decirle algo así como: “No te preocupes, Di-s te protege mientras estás dormido”. Aún me sorprende que esto no lo haya asustado aún más, porque él no tiene la menor idea de lo que estoy hablando. Me imagino que  puede llegar a resultarle muy desconcertante pensar que hay “Alguien” que lo está vigilando mientras duerme. ¿Dónde está esta persona? ¿En el desván?
 
Una vez traté de explicarle a Jake Quién es Di-s, para que no tuviera miedo. No es que tuviera miedo o hubiera pedido una explicación, pero igualmente yo le dije: “Él es el Grande. Él es el que hizo todo lo que hay”. Eso fue lo único que se me ocurrió decirle. ¿Ahora entienden por qué necesito la ayuda de alguna institución educativa?
 
Algunas veces rezo con él. Por ejemplo, cuando el auto no arranca, le digo: “Jake, repite conmigo – Por favor, Di-s, haz que el auto arranque”. ¡Esto tiene una tasa de eficacia de cien por ciento! Yo rezo sola, pero no vamos a rezar en público. Entonces me pregunto: ¿qué es lo que mi hijo está aprendiendo sobre el tema de la plegaria? Es un problema.
 
El otro día estaba escuchando una charla de Rabi Lawrence Keleman, el autor del famoso libro sobre educación: "To Kindle a Soul" (Encender un Alma). Este libro mantiene un enfoque de Torá sobre la manera en la que se debe educar a los niños para que sean personas éticas y equilibradas. Él propone que cada vez que tengamos que pedirle al niño que haga algo, Le recemos a Di-s en voz alta y Le pidamos que ayude en esta situación determinada. Para ser honesta, a mí me parece que si hiciera eso, pensarían que estoy chiflada, pero, por otra parte, sí tiene sentido. Tal vez ésa sea la forma de enseñarle a nuestro hijo a rezar, por lo menos en un sentido más rudimentario.
 
Los Bnei Noaj no van a la sinagoga. No ven cómo la gente pronuncia bendiciones por cada alimento que ingieren. No ven a sus padres rezar tres veces al día. Tal vez ésta sea una forma de demostrarles que existe un Creador con el que hablamos y que una de las cosas que hacemos es pedirle que nos ayude. Por supuesto que también podemos darle las gracias al Creador por cada cosa buena que nos ocurre durante el día.
 
Rabí Keleman dice: “No existe ‘ser tímidos’ en lo que se refiere a rezar por nuestros hijos”. Cuando oí eso, pensé que tenía muchísima razón. ¡Es verdad! ¡Es así! ¿Qué es lo que estoy esperando? Por algún motivo, muchas veces vuelvo a mi antigua forma de pensar, creyendo que el mundo es un lugar en el que yo tengo que hacer todo. ¿Cómo es posible que cuando hice el trabajo más difícil de mi vida no invoqué a Di-s para que Él me ayudara? Por supuesto que nunca dejo de maravillarme por el increíble regalo que es nuestro hijo y sé que Jake es un regalo del Creador y por eso Le doy gracias a Di-s por este hijo. Todos los días le digo a mi hijo que él es una bendición enorme para mí. Pero nunca le expliqué qué es una bendición. Y en medio de una situación difícil de nuestra relación padre-hijo, nunca pido ayuda. De hecho, hoy mismo hubo muchos momentos en los que sentí el desafío que significa educar a mi hijo y de alguna manera me las arreglé, pero después pensé: “¡Pero qué cosa! Tendría que haber pedido ayuda… ¿Por qué siempre me olvido?”.
 
Cuando nos enteramos de que yo estaba embarazada, hicimos cambios muy grandes en nuestras vidas. Queríamos asegurarnos de que no tomaríamos a la ligera nuestra responsabilidad como padres, que le daríamos a este hijo lo mejor. El temor y la reverencia que sentíamos hacia el Creador, la gratitud…, todo eso nos mejoró mucho como personas.
 
Como sabrán aquéllos de ustedes que tienen hijos, muchas veces el mundo en el que uno vivía antes de tener hijos se va desvaneciendo de la mente. Las diferencias entre antes y después del bebé son tan grandes que el nuevo mundo empuja hacia atrás al anterior y lo suplanta en forma casi total. Tal vez ésa sea una razón por la cual nos esforzamos tanto por enseñarle a nuestro hijo acerca de Di-s. Una vez que nació, teníamos que movernos con tanta rapidez: prepararle la mamadera, cambiarle el pañal, agarrarlo antes de que suba las escaleras, no olvidarnos del bolso con los pañales. Es como si nunca hubiéramos desacelerado el ritmo. Y como nos faltaba la tradición y la experiencia personal de la cual aprender, fue muy fácil mantener la espiritualidad como algo privado, por lo menos en la vida cotidiana.
 
Yo creo que en términos de transmitir lo que significa ser un “Gentil Justo”, no podemos contentarnos con la introspección privada que nos hace sentir mejor como personas y como padres. Es nuestra obligación tomar ese diálogo interno y exteriorizarlo, aunque nos parezca un poco loco. Una de las cosas más bellas de ser un Ben o Bat Noaj es que si te lo tomas con simplicidad, puede llegar a ser algo muy pero muy simple. Yo sé que si te comportas como un fanático, estás equivocado. Pero pienso que para la gran mayoría de la gente en este planeta, tal vez el enfoque más fácil  -que reces, que sigas los principios morales más básicos, que aprendas la Torá más básica y un poco de historia-  eso no es muy amedrentador que digamos y las ganancias son enormes.
 
Necesito recordar este punto con mi hijo y dar el salto de fe para que él también tenga la posibilidad de experimentar el poder de una simple charla con el Creador. Tal vez Di-s me ayude y me recuerde que no necesito forzar esto, sino que solamente necesito demostrarle a mi hijo lo fácil que es abrir la boca, decir gracias y compartir sus pensamientos, sus deseos y sus necesidades con su Padre.
  
 

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1. Melisa

6/30/2018

Muy inspirador el relato!

Tengo una bb de 3 meses y me siento muy identificada con todo lo relatado.. no tengo un acompañamiento, algo "armado" para enseñar a mi hija..

2. Melisa

6/30/2018

Tengo una bb de 3 meses y me siento muy identificada con todo lo relatado.. no tengo un acompañamiento, algo "armado" para enseñar a mi hija..

3. ruben

6/27/2013

ser padres una gran bendición y responsabilidad Es verdad que con el paso de los años olvidamos el yo autentico por el yo vivido pero siempre es posible acercarse al eterno es cuestión de quitarnos los condicionamientos con los que hemos crecido por nuestro entorno o sociedad y re encontrarnos con nuestro yo auténtico para volver a estar conectados con nuestro creador, eso nos ayudara en todos los aspectos. los hijos aprenden mucho de lo que ven en los padres as así que hagámoslo nosotros y nuestros hijos aprenden

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