No tengas miedo

Hace unos días, el presidente de Estados Unidos dio un discurso que me dejó pensando. ¿Cuántas veces pensamos algo pero no lo dijimos en voz alta por miedo al qué dirán?

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Tali Mandel

Posteado en 04.04.21

Hace unos días, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio un discurso que me ha hecho reflexionar. ¿Se han planteado alguna vez cuántas veces pensaron algo pero no lo dijeron en voz alta por miedo al qué dirán?

 

En su discurso, Trump reivindicó el derecho a que Jerusalem sea reconocida como la capital de Israel mediante la ubicación de su embajada en la capital legítima de nuestro país. Anteriormente, los presidentes de Estados Unidos sucesivamente consintieron que la embajada estuviera situada en Tel Aviv. Esta ha sido a lo largo de los años una forma de mantenerse relativamente al margen de la política israelí. Sin embargo, ahora nos encontramos con alguien que a todas luces insiste en mantener su postura y pronunciarse en términos de política internacional tomando cartas en el asunto.

 

Independientemente de las opiniones políticas que cada uno tenga, en lo que yo no me voy a meter, deben reconocer al menos que hay que tener valor para decir en público lo que uno piensa y, más aún, sabiendo que mucha gente se va a oponer. A lo largo de toda la historia, conocemos casos de personas que callaron para no meterse en líos y es que no todo el mundo tiene el valor de decir lo que piensa.

 

Personalmente, me ha gustado mucho que Trump haya reivindicado que la embajada de Estados Unidos se sitúe en Jerusalem. Por razones obvias, esto supone una muestra de apoyo al pueblo judío pero, además de eso, me ha gustado porque me parece que en este mundo decir lo que uno piensa, aunque sepa que puede haber represalias, es un valor escaso. El miedo al qué dirán y la importancia de la opinión ajena dominan las vidas de muchas personas.

 

¿Qué habría pasado si Abraham Avinu se hubiera detenido a pensar qué iba a decir su padre cuando llegara y viera los ídolos destruidos? Si hubiera temido la reacción de Teraj entonces no habría hecho esta importante declaración de rechazo a la idolatría que le llevaría a convertirse en uno de nuestros patriarcas.

 

Durante la época de la inquisición ser judío estaba penado con la muerte y a la menor sospecha eran delatados al Tribunal de la Inquisición. Por eso lamentablemente hubo tantas torturas y muertes, tantas familias separadas y rotas, destruidas por completo. En la época del Holocausto había mucho miedo a decir “soy judío” pero nuestro pueblo es valiente y asumieron las consecuencias de ser el pueblo elegido en esos difíciles momentos.

 

No siempre ha sido fácil decir ¡soy judío! Pero hoy en día, la situación es diferente. Doy gracias a Di-s por vivir en Israel y no tener miedo en absoluto de decir que soy judía: lo digo con el corazón exaltado, con una sonrisa en los labios y con orgullo en la mirada.

 

Por esto, siento simpatía por esta persona a la que tantos critican por su aspecto excéntrico, por su pelo, por su carencia de carrera política o por mil y una tonterías más. Les diré sinceramente que mis conocimientos de política son muy limitados, me siento más inclinada a decir si un político me parece que está haciendo las cosas bien o mal por lo que escucho y veo a lo largo de su mandato que por su adhesión a un partido político u otro.

 

Por eso les digo que no escribo este artículo para hacer ningún tipo de declaración política. Simplemente creo que hay algo en este discurso que podemos aplicar a nuestras vidas y es el decir sin miedo lo que pensamos. Pienso en nuestros amigos noájidas que día a día se enfrentarán a la consabida pregunta de por qué aman al pueblo judío o por qué ya no quieren hacer idolatría. A mí me sucedía constantemente cuando comencé mi proceso de conversión. De repente todos tenían algo que decir en contra de Israel o del judaísmo y me veía constantemente en la situación de defender mis ideas e incluso lo que sentía.

 

Entiendo, por tanto, que no es fácil ponerse delante de un grupo de personas, de amigos o de la propia familia y defender el derecho de Israel a ser lo que es: un estado judío. Pero no hay que tener miedo, Hashem está con nosotros y nos defiende; aunque no Le haga falta nos lo ha demostrado a lo largo de toda la historia. Él siempre nos apoya y está a nuestro lado, no tenemos nada que temer.

 

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

 

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