El Libro o La Portada

Dice el viejo adagio que uno no puede juzgar el libro por la portada. ¡Cuánta verdad hay en esta frase! Las apariencias externas de la persona no son necesariamente una señal de su dimensión interna.

3 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

¿Por qué HaShem no nos da la capacidad de diferenciar en forma clara entre el bien y el mal? Si fuera obvio y evidente que los hombres verdaderamente justos son los más sanos, los más ricos y los más felices, mientras que los malvados viven una vida triste y amarga, entonces ¡todos irían corriendo a hacer el bien! No tendríamos libre albedrío y entonces no existiría la posibilidad de recibir recompensa o castigo. Por eso, para posibilitar que haya libre albedrío, se entremezclaron el bien y el mal. Allí donde hay una elección libre, allí es donde existe la posibilidad de confundir entre el bien y el mal.

Rashi enseña que HaShem guardó la luz del bien para beneficio de los justos. Únicamente los justos reconocen la luz de HaShem que está oculta en la Torá. Y dado que ellos se parecen al Creador, ellos también saben cómo diferenciar la luz de la oscuridad. Ellos ejercitaron el poder de libre albedrío a través de su devoción en la búsqueda de la luz, y tras muchos años de arduos esfuerzos, lo han logrado. Sin embargo, otros que no se esforzaron tanto, siguen habitando en medio del caos. Y ahora tienen que hacer su propia y libre elección.

Dice el viejo adagio que uno no puede juzgar el libro por la portada. ¡Cuánta verdad hay en esta frase! Las apariencias externas de la persona no son necesariamente una señal de su dimensión interna. Tal vez la persona vaya vestida como una persona religiosa y hasta tenga barba y rizos laterales, pero un traje negro y largo no es garantía de integridad ni de un corazón puro. Es verdad: la ropa sí influye en el comportamiento de la persona. Pero si uno simplemente “se viste y listo” sin hacer un esfuerzo concertado por refinar su carácter, entonces la ropa que lleve puesta no es más que un lindo disfraz de Purim…

La persona que carece del entendimiento de lo que vino a hacer en la tierra más que seguro que cometerá errores. Es por eso que siempre tenemos que buscar la ayuda de HaShem para poder encontrar la senda correcta.

El principio fundamental en la vida que aprendemos del Rabí Najman es que todo el que no hace una hora diaria de auto-evaluación casi sin lugar a dudas comete errores y hace cometer errores a los demás, aunque se trate de un erudito de Torá o de un conferencista rabínico. Además, esa persona no es capaz de reconocer sus propias faltas y puede llegar a verse a sí mismo como el Moisés de esta generación. Y cuando uno empieza con esta clase de fantasías, puede llegar a sumergirse en los abismos más profundos. Ahora bien: cuanto más se encuentre en una posición de liderazgo, más peligro corre. Enseña el Rabí Najman (Likutei Moharán I:18) que muchas veces la persona se considera a sí misma un líder digno que se interesa por el bienestar de los demás cuando en realidad lo único que le interesa es su propio auto-engrandecimiento.

A menudo la gente comete graves errores en la vida y se engañan a sí mismos porque ponen más énfasis en las apariencias externas que en el mejoramiento interno. Uno puede tener aspecto de “jasídico” o de judío piadoso pero al mismo tiempo pisotea todos los valores judíos, ignorando lo que HaShem realmente quiere de él. El mejor shtreimel (sombrero de piel que usan los jasídicos) o la más fina sheitel (peluca), que cuestan cada uno no menos de mil dólares, no hacen nada por mejorar los malos rasgos de carácter de quien los lleva puestos ni tampoco sirven para mejorar los malos hábitos. La persona debe suplicarle a HaShem a diario: “Condúceme en Tu verdad y enseñáme” (Salmos 25:5), pidiéndole a HaShem que le muestre la manera de corregir su carácter y superar sus deseos corporales y sus malas costumbres, y no debe dejarse llevar por su propia y subjetiva imagen de sí mismo. Si uno no pide la ayuda y la guía de HaShem en forma diaria, o si sigue a un guía espiritual que tampoco cumple con esta directiva, entonces uno no puede de ningún modo avanzar en su búsqueda interna.

El objetivo de la Torá es hacer que la persona sea humilde y verdaderamente piense que los demás son mejores que él. Ese era el exaltado nivel que alcanzó Moisés, tal como lo atestigua la Torá (Números 12:3). Y para poder hacerlo, uno tiene que estar en contacto todo el tiempo con HaShem, tal como dijo el Rey David: “He puesto a HaShem delante de mí siempre” (Salmos 16:8).
¡Ojalá todos podamos hacer esto realidad! ¡Amén!
 

Escribe tu opinión!

1. Florencia

1/19/2014

Que Articulo Rabino!! quiero felicitar al Rabino Shalom Arush, por brindarnos siempre unos fantasticos articulos, que nos ayudan a crecer muchiismo espiritualmente!! muchas gracias!!

2. Florencia

1/19/2014

quiero felicitar al Rabino Shalom Arush, por brindarnos siempre unos fantasticos articulos, que nos ayudan a crecer muchiismo espiritualmente!! muchas gracias!!

3. Celeste

1/19/2014

profundizar la busqueda muchas veces nos basta con la impresion que nos dan las cosas por afuera y no hacemos el trabajo de adentrarnos para buscar la VERDAD. muy lindo articulo, muchas gracias

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario