El Doctor y el ángel

Por qué el Maguid le habló de doctores y de remedios? Él no era médico, sino hombre de negocios… El hombre se pasó un buen rato tratando de entender el mensaje

4 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 04.04.21

Había una vez un eminente y acaudalado miembro de la comunidad de Vilna, Lituania, quien, si bien no se consideraba a sí mismo un jasid, no obstante anhelaba conocer al líder del movimiento jasídico, el santo Maguid de Metzrich, que era mundialmente conocido por su brillantez y su erudición. Y por eso decidió viajar a Metzrich, donde aguardó pacientemente su turno para una audiencia en privado con el Maguid.

 

Cuando finalmente se le presentó la oportunidad, el hombre se quedó en un estado de temor reverencial ante la presencia de aquel gran santo. El Maguid empezó a hablar con él acerca de sus temas personales y sus negocios pero entonces lo miró profundamente, hasta el alma, y le dijo así: “Debes saber que no es la sabiduría del médico ni sus remedios los que determinan si tendrá éxito o no. Más bien, cada médico que trata a un paciente va acompañado de un ángel, y es ese ángel el que cura al paciente. Cuanto más capaz es el médico, más grande es el poder curativo del ángel que lo acompaña, y el más grande médico de todos va acompañado del Ángel de la Curación, el mismísimo Rafael”.

 

Tras concluir sus palabras, el santo Maguid le indicó que la sesión había finalizado. El rico por su parte, se quedó desconcertado: ¿Por qué el Maguid le habló de doctores y de remedios? Él no era médico, sino hombre de negocios… El hombre se pasó un buen rato tratando de entender el mensaje pero después de un tiempo se olvidó del tema en absoluto.

 

Pasaron unas cuantas semanas y el hombre cayó enfermo. Los doctores que lo trataron dijeron que sufría de una enfermedad muy rara para la cual no conocían una cura. El estado del enfermo fue deteriorándose más y más hasta que un día él recordó las palabras del Maguid y de inmediato comprendió lo que tenía que hacer. Con las pocas fuerzas que le quedaban, convocó a todos sus familiares y les pidió que hicieran todo lo posible por traerle al médico el káiser de Prusia, el Dr. Guardia, que era el más grande médico de todo el país. La familia se quedó anonada ante el pedido pero de inmediato se pusieron manos a la obra para acceder a su pedido. Sin embargo, muy pronto se dieron cuenta de que semejante misión era prácticamente imposible, ya que el Dr. Guardia se encontraba a cargo del estado de salud del káiser y de su familia y no había forma de que abandonara sus deberes palaciegos sin la directa autorización del propio káiser.

 

No obstante, debido a que el enfermo era uno de los principales líderes cívicos de Vilna, los activistas de la comunidad decidieron no obstante hacer un esfuerzo especial y enviar una delegación especial al káiser a fin de solicitar una audiencia para tratar un tema de gran urgencia. Pero antes de que pudieran llevar a cabo el plan, tuvieron una agradable sorpresa. Un familiar del enfermo, que “de causalidad” era el dueño de un hotel de lujo en Viena, recibió un urgente mensaje: su majestad, el kasier, iba a llegar esa misma tarde e iba a pasar la noche en su hotel, junto con todo su séquito, incluyendo a su médico personal. Sin demorarse, la delegación se dirigió de inmediato rumbo al hotel, donde se reunieron con el médico del káiser. Tras rogarle fervientemente que fuera a visitar al enfermo, el médico aceptó hacer todo lo posible por ayudarlos y tras recibir la autorización del káiser, fue con ellos a ver al enfermo.

 

Cuando entró a la habitación y vio el rostro tan pálido del paciente, el médico de inmediato quiso volver tras sus pasos, diciendo: “¿Acaso yo soy capaz de revivir a los muertos?”. Pero ante el insistente pedido de los miembros más respetados de la comunidad, el médico consintió en someter al paciente a varios exámenes. Después de un rato, el médico se sorprendió de ver que el estado del paciente no era tan desesperante como había pensado en un principio y de inmediato le dio órdenes al farmacéutico de que preparara un cierto medicamento. Mientras el farmacéutico fue a  preparar el remedio, el médico prosiguió con sus exámenes y para su gran sorpresa vio que el enfermo ahora se sentía incluso mejor que antes. Entonces el médico dio órdenes de que fueran corriendo a ver al farmacéutico y le pidieran que preparara otro medicamento diferente que se adaptaba al estado del paciente ahora. Pero antes de que saliera el emisario con el mensaje, el paciente volvió a mostrar más señales de mejoría y otra vez el médico cambió las órdenes al farmacéutico, y otra vez volvió con el enfermo y para su gran asombro… ¡vio que el paciente estaba sentado en la cama casi completamente sano!

 

Así fue como, para gran sorpresa del médico, el estado del paciente fue mejorando cada vez más hasta que finalmente volvió a estar sano casi como cualquier otra persona, excepto que se que había quedado muy débil por no haber comido y casi no haber bebido durante todos los días que había estado enfermo. El médico no podía contener su enorme asombro. No lograba entender qué era lo que había sucedido. Pero entonces el paciente le contó todo lo sucedido en la visita al Maguid de Metzrich y lo que este le había dicho respecto a que el ángel Rafael acompaña al médico más experto.

 

El médico, que se llamaba Dr. Ernst (Aarón) Guardia, era un judío asimilado que ya había olvidado sus orígenes judíos, pero este episodio, en el que fue testigo de la grandeza de la Torá y de los tzadikim, otra vez volvió a encenderle el destello judío que todo judío lleva adentro y entonces fue a visitar al Maguid varias veces, hasta que finalmente retornó a sus raíces y se convirtió en uno de los más grandes discípulos del Maguid. Y se cuenta de él que curaba a sus enfermos con la sabiduría de la Torá en vez de con tratamientos médicos.

 

 

 

 

 

 

 

Escribe tu opinión!

1. Israel Puerta

5/16/2019

Gracias

Gracias por el conocimiento que imparten de un evento real

2. Israel Puerta

5/16/2019

Gracias por el conocimiento que imparten de un evento real

3. Teresa de jesus dominguez gallego

3/15/2019

El dortor y el angel

Muy bonito e interesante gracias por sus sabias enseñanzas.

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario