Me salvó la Alef

Yo vivía la vida de una estrella de rock. Tenía un trabajo fantástico de portero en uno de los bares más frecuentados de Scottsdale; tenía coche, dinero, y muchas cosas que hacer

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David Perlow

Posteado en 05.04.21

Las discotecas, las celebridades, las estrellas del deporte, las modelos…. Yo vivía la vida de una estrella de rock. Tenía un trabajo fantástico de portero en uno de los bares más frecuentados de Scottsdale; tenía coche, dinero, y muchas cosas que hacer siendo un joven estudiante universitario.

 

Pero un día en medio de la presión social, hice algo de lo que me arrepentí. La sensación de “felicidad” se evaporó en el aire… Lleno de vergüenza, cada vez me fui volviendo más consciente de lo lejos que estaba de una vida con sentido. Sabía que no tenía una buena relación con Hashem. Pero no sabía que mi más grande error en la vida era en realidad la llave que iba a abrir la puerta para que mi alma se descubriera a sí misma.

 

El sentimiento de culpa que me acompañaba a todas partes era como llevar una pesa de veinte kilos alrededor del cuello mientras se corre una maratón. Los pensamientos me estaban volviendo loco. La vida era una total depresión, pura tristeza. Pero en medio de toda esta oscuridad, me descubrí a mí mismo llegando a conocer mi verdadero yo. Dejé el trabajo en la discoteca y dejé de salir. También empecé a pasar mucho menos tiempo en Facebook (y con el tiempo incluso cerré mi cuenta, gracias a Dios!) y en internet en general.

 

Un par de años más tarde, mis padres ahora están por divorciarse. Más dolor, más lágrimas, más miedos. ¿Cuál es mi propósito en la vida? ¿Cómo puedo llegar a ser una mejor persona? Estos eran los pensamientos que me rondaban en la cabeza continuamente. Pero por primera vez, pensaba algo nuevo: “NECESITO A HASHEM”. Sin embargo, a esa altura era todavía un planteamiento al estilo “¿Quién recórcholis es el pueblo judío? ¿Por qué hay que hacer todas esas cosas – el Shabat, los rezos… qué es Israel? ¿La Torá es verdad? ¿Y qué hago ahora con mi tatuaje?”.

 

Baruj Hashem, obtuve todas las respuestas de un rabino del campus que me ayudó mucho durante toda esta época tan difícil. Pero hoy sé que de no haber sido por la oscuridad, todavía estaría todo el día de juerga con modelos y botellas de whisky y tratando de posar bien para Facebook. Únicamente en mérito de la caída pude responder a mi llamamiento. El único problema fue que recién me di cuenta de que eso era para bien muchos años más tarde. Es que en el momento de oscuridad todavía no contaba con las herramientas necesarias para saber que todo es para bien y que hay un motivo para cada cosa que pasa. En lugar de eso, estaba sumido en la oscuridad tratando de darle un poco de luz a esa vida que tanta vergüenza me daba.

 

Alrededor de un año más tarde, me encontré viajando por Israel durante un lapso muy prolongado. Fui a varias yeshivot en un intento por purificarme completamente, y sin saber qué significaba eso realmente.

 

Un día entré a una sinagoga vacía un Shabat a la tarde y me crucé con un librito de bolsillo llamado “ÁNIMO – la desesperación no existe”. En ese librito se describía cómo el Baal Shem Tov explicaba la palabra hebrea que significa “pecado”, jet (jet, tet, alef). La palabra tiene tres letras pero la letra de la derecha, la alef, es muda en este caso. El Baal Shem Tov explica que esta letra representa dos cosas: la unidad y la eternidad. Esto significa que dentro de nuestras faltas hay un elemento bueno que se ha mezclado con lo malo. Pero cuando retornamos a Hashem y continuamos trabajando sobre nosotros mismos, entonces anulamos retroactivamente las malas intenciones y solamente queda lo bueno. Así como dicen nuestros Sabios: “Todo el que se arrepiente transforma sus transgresiones en méritos”.

 

Yo empecé a hacer hitbodedut (plegaria personal) a diario para redirigir mi vida en una dirección positiva, hacia Hashem. La oscuridad todavía me llenaba la mente y el alma. Pero un día, después de varios meses estudiando En El Jardín de la Fe y Las Puertas de la Gratitud, tuve un momento de iluminación durante mi hitbodedut. No sería quien soy hoy, feliz, conectado con Hashem, cumpliendo la Torá, casado, padre, y viviendo en la Tierra Santa, si no hubiera cometido esos errores antes. Jamás me habría molestado en estudiar Torá y ahora la Torá es mi pasión y está en mi mente las 24 horas del día.

 

Querido lector: si sientes que estás en la oscuridad, tienes que encender la luz. No te preocupes. Todos hacemos errores. Es natural sentirse culpable por lo que uno hizo. Pero ¿sabes qué? Tienes que encontrar lo bueno. Deja de mirar hacia atrás, haz teshuvá y sigue adelante. Consigue algunos libros y CDs de emuná y viértelos en tu alma. Muy pronto estarás sonriendo y creyendo con toda sinceridad que todo es para bien. ¡Te lo garantizo!

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1. Myriam

12/14/2018

El artículo publicado me gusto mucho.

2. Myriam

12/14/2018

3. Javier

10/29/2015

Gracias

Justamente estoy pasando por un momento muy complicado en mi vida, prácticamente tengo que volver a empezar, sin embargo entiendo tu mensaje, debido a este momento, es que me he dedicado ha estudiar la torá, hacer hitbodedut, sin embargo, tengo que ser franco, todavía me pregunto algunas cosas, cuales son los rezos, porque esa vestimenta, que es shabat o tshuvá. siento que quiero recorrer el camino, pero aun no encuentro ni si quiera una pequeña luz. aún así, me animo muchisimo tu publicación.

Gracias por tu respuesta

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