Saltando de la alegría

Mucha gente piensa que cuando eran pequeños eran felices y que en algún momento de la vida perdieron esa felicidad...

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 04.04.21

Mucha gente piensa que cuando eran pequeños eran felices y que en algún momento de la vida perdieron esa felicidad. Y tratan en vano de recapturar la alegría de la juventud pero no lo logran y entonces se conforman con una vida de tristeza, de preocupación, de distracción, de fantasía y finalmente de profunda lamentación. Sienten la presión de tener que ganarse la vida y traer el pan a la mesa y no se dan cuenta de  que esas “cargas” agregadas son para ayudarlos a alcanzar niveles más altos de alegría que los que tenían cuando eran pequeños.

 

La forma de alcanzar una felicidad más alta y más completa en la adultez es internalizar una y otra vez que las presiones que nos trae Dios no son presiones en realidad. Las responsabilidades que se nos van sumando no son para que nos preocupemos. Hasta la tristeza y la depresión a la que muchas veces sucumbimos no valen la pena la preocupación. Qué quiero decir con esto? Que incluso si uno ya está lleno de enojo y de depresión y de deseos impuros, Dios no quiere que perdamos el sueño por todo esto. Rabí Najman de Breslev dice que él no se hubiera entristecido ni siquiera si hubiera caído en el peor de los pecados, sino que simplemente se hubiera vuelto a poner de pie y hubiera seguido tratando de ser bueno. Y si alguien tan santo como él se negaba a desmoralizarse por un tropiezo, ¿cómo vamos a desmoralizarnos nosotros?

 

¿De dónde se obtiene la fuerza para estar alegre? Muy simple: en el anhelo de estar alegre. Uno piensa que tiene que preocuparse por las cuentas y por los niños y por la falta de atención de su pareja, pero en realidad Hashem te da todo esto precisamente para todo lo contrario: para que sepas que no tienes que preocuparte en absoluto.

 

Dios siente una infinita felicidad cuando tú eliges crecer a partir de la presión en vez de sucumbir a ella. Y eso no es poca cosa.

 

La mujer le grita a su marido que deje lo que está haciendo y la ayude. Él Le dice a Hashem: “Dios mío, yo sé que ese eres Tú. Y estoy dispuesto a luchar por mi amor a Ti. Gracias por la oportunidad de demostrar que mi lealtad a Ti es más grande que este pequeño inconveniente”. Y entonces va a hacer lo que le pidió su esposa antes de que la mala inclinación se le meta en la cabeza para detenerlo. Su mujer no puede creer lo que está viendo.

 

Recuerda que tu objetivo es ser una persona feliz, porque si eres feliz, vas a recibir también todo lo demás: santidad, sabiduría, amor, claridad de pensamiento, muy buena memoria y todo el dinero que necesitas y una pasión por la vida y por los estudios. Recuerda también que la felicidad es la única medicina que cura todas las clases de enfermedades, tanto físicas como mentales.

 

Por supuesto que la mala inclinación va a tratar de detenerte pero esta es la forma como debes superarla. Cierra los ojos… Respira profundamente y piensa lo Enorme y lo Fuerte y lo Bueno y lo Afectuoso que es TU Dios comparado con ese mosquito molesto que te zumba en los oídos.

 

Ahora aprovecha la oportunidad de imaginar tu felicidad. Incluso la felicidad que todavía no alcanzaste. Empieza a imaginarte: dónde vas a ser feliz y con quién? Cuándo vas a empezar a sentirte feliz? ¡Qué te parece ahora mismo! Ni siquiera necesitas un motivo para empezar. Cómo te vas a vestir cuando seas feliz? Cómo vas a pararte y a hablar y a sonreír cuando seas feliz?

 

La más grande felicidad cuando hagas esto tú mismo. Yo ahora te estoy guiando pero en realidad es un trabajo que estás haciendo tú mismo y esa es la más estupenda sensación que uno puede sentir en este mundo. Tu felicidad no depende de ninguna condición externa ni de ninguna circunstancia externa. Tu felicidad es tu propio e independiente deseo de ser feliz, en el que nadie puede interferir.

 

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