El Príncipe-Pavo, #1

Desgraciadamente, el hijo del rey se volvió loco y decidió que era un pavo. Se quitó toda la ropa y cloqueaba bajo la lujosa mesa de comedor del rey…

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Rabi Najman de Breslev

Posteado en 06.04.21

Editado e Ilustrado por: Rebeca Shapiro

 
Desgraciadamente, el hijo del rey se volvió loco y decidió que era un pavo. Se quitó toda la ropa y cloqueaba bajo la lujosa mesa de comedor del rey 
 
 
El Príncipe-Pavo, Parte 1:  
 
Érase una vez, en un reino lejano, un poderoso rey que tenía todo lo que un rey podría querer. Pero lo más querido era su hijo, el príncipe.
 
Desgraciadamente, el hijo del rey se volvió loco y decidió que era un pavo. Se quitó toda la ropa y cloqueaba bajo la lujosa mesa de comedor del rey. El príncipe se negaba a comer la comida real, prefiriendo hurgar entre las migajas de pan y huesos. Aleteaba alrededor con sus tontas alas de papel y cloqueaba tan fuerte que los invitados a palacio tenían que ponerse tapones en los oídos, cuando venían a ver al rey. El rey también proporcionaba protectores para las piernas a sus huéspedes, para protegerlos de los picoteos del príncipe-pavo.               
 
 
"Aleteaba alrededor con sus tontas alas de papel
 
El rey estaba muy triste. Envió avisos a los más grandes médicos, psicólogos, e hipnotizadores. Y así, un doctor llegó  al palacio, examinó al príncipe-pavo y dijo que le daría una pastilla que calmaría su aleteo constante. La pastilla sólo le causó frecuentes accidentes y le hizo quedar despierto durante toda la noche, cloqueando más alto que nunca.
 
El psicólogo trató de llegar hasta el fondo del problema validando sus sentimientos de pavo. El príncipe-pavo, sin tener en cuenta los murmullos del psicólogo siguió picoteando en los tobillos del frustrado psicólogo hasta que se escapo lloriqueando. El rey, que amaba tanto a su hijo, no sabía lo qué hacer. Todo el dinero y el poder del mundo no le servían para nada, estaba desvalido.
 
Hasta que un día, un Sabio apareció en el palacio. Él había oído sobre el problema del rey y dijo confiadamente: "Yo puedo curarlo".
 
Llegado a este punto, el rey ya no tenía nada que perder. El Sabio explicó que sus métodos podrían parecer un poco raros, pero era obligatorio que le dejaran hacer las cosas según su criterio. El rey concordó e instruyó a todos sus criados hacer exactamente lo que decía el Sabio, aun cuando lo que él pidiera pareciera muy extraño…
 
Continuará…

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1. Urbania

11/03/2015

Muy bueno todos los cuentos de ninos, me gustan todos los que he lehido hasta ahora

Hashem, les bendiga y les ayude a continuar instruyendo a los ninos a travês de estas historias tan Hermosa y edificante, las estoy copiando para compartirla con otros, Shalom.

2. Urbania

11/03/2015

Hashem, les bendiga y les ayude a continuar instruyendo a los ninos a travês de estas historias tan Hermosa y edificante, las estoy copiando para compartirla con otros, Shalom.

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