La Espada de Madera, #2

El Rey golpeó en la puerta y después de unos segundos un rostro sonriente la abrió. “Entre, por favor, ¡con mucho gusto!”...

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Rab Yonatán D. Galed

Posteado en 05.04.21

El Rey golpeó en la puerta y después de unos segundos un rostro sonriente la abrió. “Entre, por favor, ¡con mucho gusto!”

 
La Espada de Madera, Parte 2:
 
¡Shalom queridos niños! La vez pasada les empecé a contar sobre el inquieto rey que salió a caminar en medio de la noche buscando si existe alguien en el mundo que tiene menos preocupaciones que él. De pronto vio una pequeña casa donde se encontraba un hombre cantando y bailando, y se decidió a averiguar de que se trataba … Seguimos entonces:
 
El Rey golpeó en la puerta y después de unos segundos un rostro sonriente la abrió. “Entre, por favor, ¡con mucho gusto!”, le dijo el hombre feliz. El rey entró a la casa y le saludó. Sobre la mesa vio una botella de vino y distintos alimentos, y se dio cuenta que el hombre realmente estaba lleno de alegría. El hombre le invitó a beber, y bebió a la salud del rey. También el rey bebió por afecto al hombre. Luego, el hombre feliz le ofreció al rey su cama para dormir y el rey aceptó. El Rey no lo podía creer – ese hombre era realmente feliz y no tenía preocupación alguna…
 
Por la mañana, el Rey se levantó junto con el hombre que acompañó al rey. “¿Cómo consigues todo esto?”, le preguntó el rey, y el hombre contestó: “Reparo cosas. Puedo arreglar todo tipo de cosas que estén rotas. No soy capaz de hacer otras cosas, pero esto sí. Salgo por la mañana temprano y reparo cosas, y cuando he juntado bastante dinero – cinco o seis monedas de oro – me compro todos estos alimentos y bebida”.
 
 
Cuando el Rey oyó esto, se dijo a sí mismo: “No puedo creer que este hombre sea realmente feliz… Vamos a ponerlo a la prueba… ¡Yo le sabotearé todo!”.
 
¿Saben qué hizo el rey? Retornó a su palacio y decretó que cualquier persona que tenga algo que necesita reparación – le está prohibido dársela a ningún otra persona para que se la repare. ¡Cada uno debe repararse sus cosas solo o comprarse nuevas!
 
A la mañana siguiente, nuestro feliz amigo salió de su casa buscando alguna cosa para reparar, pero nadie estaba interesado. Después de algunas interrogaciones,  la gente le contó sobre el nuevo decreto del rey…
 
¿Cómo piensan ustedes que nuestro amigo reaccionó? ¿Qué hizo entonces? ¡Todo esto y más en la próxima parte de la historia de Rabi Najman!
 
¡Hasta pronto!
 
 
Continuará…

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