La Espada de Madera, #5

"¿Su majestad, por qué me llamaron?". El Rey contestó, "Para cortar la cabeza del hombre condenado a muerte"...

3 Tiempo de lectura

Rab Yonatán D. Galed

Posteado en 05.04.21

Basado en una historia de: Rabi Najman de Breslev

Ilustrado Por: Rebeca Shapiro
 
 
"¿Su majestad, por qué me llamaron?". El Rey contestó, "Para cortar la cabeza del hombre condenado a muerte"
  
 
La Espada de Madera, Quinta y Última Parte:
 
¡Shalom queridos amigos! Hemos llegado a la última parte de nuestra historia:
 
El Rey volvió otra vez a verle, vio que la mesa estaba muy bien preparada con abundante comida, y nuestro amigo tan contento como siempre. Entró a visitarlo y pasó allí la noche como las veces anteriores. Por la mañana volvió a preguntar como siempre, y recibió también la misma contestación.
 
Después el Rey se fue y convocó al oficial reclutador, y le ordenó no extraer dinero de la Tesorería para pagar ese día a sus soldados. Por la mañana, nuestro amigo fue a recibir su paga diaria, y el encargado no le pagó. Preguntó entonces: "¿Pero no estuvimos de acuerdo que me pagaría cada día?". Le contestó que el Rey había decretado no pagar a nadie ese día. Todo lo que nuestro amigo argumentó fue en vano… El encargado dijo, "Es mejor que le pague mañana los dos días, pero hoy es imposible".
 
¿Qué hizo nuestro amigo? Ideó un plan, rompió una pieza de su espada y colocó en su lugar una pieza de madera, en modo que la diferencia no podía ser discernida a la distancia. Entonces pulió aquella pieza de metal, la vendió y compró con ella su comida habitual, que fue una verdadera fiesta.
 
El Rey volvió a la casa del hombre, y vio que su felicidad era aún más completa que otras veces. Volvió a dormir en la casa, le preguntó como las otras veces, y él explicó que había sido obligado a romper una pieza de la espada, la había pulido y había comprado con ella su comida. "Cuando me paguen por ese día, usaré el dinero para reparar la espada, y el daño no será notado en absoluto. Ya que puedo arreglar toda clase de cosas rotas, ¡no habrá ningún daño en la propiedad del Rey!"
 
El Rey volvió a su palacio, llamó al oficial a cargo, y le dijo que alguien había sido condenado ese día a la pena de muerte. "Llama a aquel hombre que contrataste como soldado, ¡y ordena que él expresamente sea el encargado decapitarle!".
 
El Ministro hizo lo que el rey le ordenó y llamó a nuestro amigo para que se presente ante el Rey. El Rey mandó reunir a todos los nobles para que vean la farsa: Había un hombre que había insertado una pieza de madera en lugar de la lámina de metal de su espada.
 
Nuestro hombre llegó ante el Rey, y cayó de rodillas, preguntando, "¿Su majestad, por qué me llamaron?". El Rey contestó, "Para cortar la cabeza del hombre condenado a muerte."
 
En tono suplicante dijo nuestro amigo: "¡Por favor mi señor, yo nunca había derramado sangre en mi vida! Su Majestad debería elegir a otra persona, ¡¡por favor!!
 
Pero el Rey le contestó que él expresamente debía hacerlo.
 
Entonces le preguntó al Rey: "¿Están seguros que ese hombre era culpable? Nunca he derramado sangre en mi vida, tanto más difícil sería para mí ejecutar a alguien cuya culpa no fuese segura…".
 
El Rey contestó que sin lugar a dudas el hombre era culpable, ya que había sido condenado justamente. "Y ahora, expresamente tú debes matarlo."
 
Al ver que sería imposible influir en la decisión del Rey, nuestro amigo se dirigió al Creador y le dijo en voz alta: "Di-s Todopoderoso, Creador del Universo, yo nunca he matado a una persona en mi vida. Si este hombre no merece morir, ¡haz que el metal de mi espada se vuelva de madera!". Desenvainó su espada, y todos vieron que era de madera, lo que provocó gran hilaridad. El Rey vio entonces que nuestro amigo era un buen hombre y encantador, y le dejó ir en paz.
 

 
FIN. 
 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario