Capacidad de auto sacrificio

¿Qué no haría una madre por su hijo? ¡Todo! Un enamorado podría dar su vida por la persona a la que ama.

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Tali Mandel

Posteado en 15.03.21

¿Qué no haría una madre por su hijo? ¡Todo! Un enamorado podría dar su vida por la persona a la que ama. Recuerden cuántas películas basan su trama en esos amores desesperados en los que uno de los protagonistas sacrifica su vida por otra persona. Y no solamente pasa esto en las películas de adultos. Espero no estropearles su cuento favorito de la infancia, pero en el cuento original de la famosa sirenita (no en la versión de Disney) el dramático final de la historia es la muerte de ella, que da su vida por el príncipe convirtiéndose en espuma de mar.

 

¡Qué triste! La verdad es que los dibujos animados pueden crear falsas expectativas o también frustración, como en el caso del coyote y el correcaminos. Yo siempre pensaba por qué al pobre coyote no se le daba la oportunidad de alcanzar al correcaminos, no para que se lo comiera pero por lo menos para que tuviera la satisfacción de alcanzar a su presa al menos una vez. ¡Cuánta frustración y qué falta de delicadeza y de auto sacrificio por parte del correcaminos!

 

Estos casos, reales o falsos, son extremos. Ahora vayamos a la realidad y recapacitemos en los sacrificios que todos hemos hecho en mayor o menor medida por personas a quienes queremos. Es interesante pensar en el significado de un sacrificio. Desde los que se ofrecían a HaShem en el Beit Hamikdash hasta esas pequeñas o grandes cosas que hacemos hoy en día: la esencia de esta acción es el intercambio. Se intercambia una posición de sufrimiento de una persona por otra (por ejemplo, al cambiarle el turno en el trabajo a alguien que lo necesita) o por la expiación a través de un animal (como en el mencionado caso de los korbanot o sacrificios en el Sagrado Templo) o incluso a través de dinero (como sería el caso del Pidión Néfesh o Rescate del Alma).

 

En el caso del sacrificio personal, haciendo algo que nos cuesta trabajo con el fin de beneficiar a otra persona o incluso a nosotros mismos, estamos realizando una mejora en nuestros rasgos de carácter que eventualmente desembocará en una reparación espiritual. Sin embargo, debemos ser cuidadosos con los sacrificios que hacemos por los demás o incluso por nosotros mismos, ya que no siempre pueden llegar a ser la mejor opción a poner en práctica. La razón es que la persona tiene que cuidarse a sí misma para poder cuidar a otras personas.

 

Arriba mencionaba el ejemplo de cambiar el turno de trabajo a un compañero o compañera que lo necesita. Esto se puede hacer siempre y cuando no nos perjudique a nosotros mismos. Es decir, si llegar más tarde a casa por este cambio de turno va a acarrear problemas de shalom bait (paz en el hogar) entonces es mejor que nos lo pensemos dos veces, ya que tal vez sea más conveniente abstenerse de ayudar a esa persona en esta ocasión en concreto.

 

Es conocido que hay personas que anteponen las necesidades de los demás a las de su propia familia, y esto es un comportamiento que puede traer muchos problemas en su hogar (problemas que los demás no van a venir a resolver). Tal vez hacer más horas de trabajo te va a permitir que puedas presumir  de comprar a tus hijos ropa de marca, puede que seas muy aclamado por tu esfuerzo al ir a visitar a todos los enfermos del barrio en el hospital pero ¿qué pasa si hay alguien en tu hogar que necesita de tus cuidados y lo estás pasando por alto?

 

El reconocimiento social es un bálsamo para el orgullo. Cuando todos te dicen lo bueno que eres, incluso llegas a creerte que eres superman. Pero déjame decirte algo, es para tu familia para quien tienes que ser como superman, los demás no viven contigo y no saben qué sucede en tu hogar. Sería una lástima que por cuidar de otros dejes de cuidar de tus propios hijos, solamente porque te van a reconocer tu esfuerzo sobrehumano. Es verdad que la persona no debe ser egoísta, pero anteponer la propia familia a las necesidades de los demás no es ser egoísta, es tener sentido común. HaShem te ha dado un cuerpo y una familia para que cuides de ellos y solamente tú puedes hacerlo tan bien que funcione todo perfectamente. Entonces, no puedes dejarlos en un segundo plano mientras que te regocijas en el reconocimiento social que tanto hincha tu orgullo.

 

Para que no haya malentendidos, aclararé que ayudar a los demás es una labor importantísima. Es necesario que atendamos a los enfermos, que visitemos a los ancianos, que ayudemos a los demás. Es un mandamiento de HaShem que amemos a los demás, solo que hay que puntualizar que hay que comenzar por amarse a uno mismo y a sus seres cercanos, a su comunidad y de ahí en adelante ir ampliando. HaShem no nos dijo que nos preocupásemos antes por la cría del lince en cautividad que por el bienestar de nuestra familia, así que hay que poner en orden las prioridades y ocuparse primero de lo primero y después de lo demás (y si queda tiempo, dinero y fuerzas, entonces se pueden ocupar de la cría del lince en cautividad que es un verdadero campo de estudio que necesita apoyo).

 

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

 

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