¿Cómo hago para fortalecer mi fe?

¿Acaso es posible adquirir una fe tangible en el Creador, una fe que verdaderamente podamos sentir? La respuesta es "sí"

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 26.04.20

Es posible que muchas veces te hayas preguntado a ti mismo: ¿Acaso es posible adquirir una fe tangible en el Creador, una fe que verdaderamente podamos sentir? La respuesta es "sí" – se puede adquirir cuando pedimos al Todopoderoso colmar todas nuestras necesidades, hasta la más pequeña. ¿Necesitas zapatos nuevos? Dirígete hacia un rincón de la habitación y pide: "Amo del Universo, te ruego, mira mis viejos zapatos, encuéntrame el dinero necesario para comprar nuevos". Y cuando tienes el dinero dile: "Creador del Mundo, Todopoderoso, por favor ayúdame a encontrar un buen par de zapatos a un precio que pueda permitírmelo. Haz que sean cómodos y confortables. Por favor, haz que sean lindos y elegantes así podré usarlos también en las festividades y en ocasiones especiales…". Y así debemos conducirnos en todos los casos. ¡Nos sorprenderemos al ver como encontramos exactamente lo que necesitamos! De este modo, nos acostumbraremos a reconocer y a sentir que Él es Quien nos da todo. ¡Así se adquiere una tangible fe!

 

Por eso siempre decimos que tenemos que hacer hitbodedut, plegaria en aislamiento, derramando el corazón ante el Creador como un hijo frente a su cariñoso padre, pidiéndole con palabras simples que tenga piedad de él y le prodigue Sus favores. Este tipo de plegarias – fervorosas, sinceras peticiones de misericordia, comprensión y ayuda Divina – son siempre atendidas.

 

Y así enseñó Rabí Najman de Breslev a sus discípulos: "Hay que rezar por cada cosa. Si tienes el vestido desgarrado y necesitas reemplazarlo, rézale al Creador. Hazte la costumbre de rezar al Creador por toda cosa, por cada necesidad, grande y pequeña. Aunque lo más importante es rezar por lo esencial, es decir sobre el servicio al Creador para merecer acercarse a Él, aun así, es también necesario rezar por las pequeñas cosas".

 

Dice Rabí Najman: "Es muy probable que el Creador te dará ropa, sustento y todas tus necesidades vitales aunque no se lo pidas. Pero entonces eres igual que un animal. Dios da a cada una de sus criaturas su alimento sin que se lo pidan. También tú puedes recibirlo de ese modo, pero ya que no recibes tu subsistencia por medio de la plegaria, tu vida es verdaderamente como la de un animal. En efecto, el hombre debe recibir todas sus necesidades vitales del Creador, sólo mediante sus plegarias y súplicas".

 

En general, el hombre tiende a pensar que no necesita rezar y pedir al Creador por cosas pequeñas, o le parece que podría obtenerlas por sus propias fuerzas. ¡Este pensamiento es erróneo! Refuerza la herejía de "Con mi propia fuerza y el poder de mi mano, logré este acierto ", es decir que cree que estas cosas provienen de su propia fuerza, sin tener el conocimiento que recibe ese poder únicamente del Creador.

 

Cuando uno reza también sobre las cosas que le parecen obvias, tiene el mérito de comprender y sentir que también ellas provienen únicamente del Creador y que sólo Él se las da por Su Bondad y Su Misericordia. Acostumbrándonos a rezar por las más pequeñas cosas, penetrará en nuestro corazón la creencia que toda la fuerza que poseemos proviene del Creador. Esto es lo esencial de la fe – saber que "No hay más nada fuera de Él".

 

Cuando, a pesar de todo, el hombre se empeña en creer en su propia fuerza y aptitudes, se expone a todo tipo de tribulaciones designadas a revelarle su futilidad. A veces, la sensación de auto-satisfacción provoca problemas casi inmediatamente. Por ejemplo: un hombre está manejando con aire satisfecho su nuevo coche deportivo por la carretera, sintiéndose como quien dirige el mundo y de pronto una de las llantas del automóvil revienta. Cuando trata de cambiarla, descubre que su rueda de reserva está sin aire. Ahora debe llamar al auxilio, gastar tiempo, perder dinero – todo por causa de un pequeñito clavo en la autopista – el cual es nada menos que un mensajero Celeste para demostrarle su inherente futilidad y para que empiece a rezar por toda cosa hasta lograr así adquirir la fe.

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