Déjalo ganar

Ahora mismo tenemos que preguntarnos a nosotros mismos, mientras aún podemos cambiar y hacer algo al respect...

2 Tiempo de lectura

Dr. Zev Ballen

Posteado en 14.03.21

He estado con mucha gente durante los minutos y las horas previas a su fallecimiento. Resulta sorprendente ver los radicales cambios de personalidad que pueden ocurrir en un enfermo terminal que sabe que está a punto de morir.

 

Esta perspectiva a los últimos momentos en este mundo fue uno de los más grandes regalos que recibí en la vida, porque la persona que está a punto de irse de este mundo no finge. De repente, uno tiene una total claridad de lo que es verdaderamente importante en la vida. Y no es el dinero, ni los títulos de doctorado; ni tampoco el honor que le confieren los demás. Todo se reduce simplemente al amor que dieron, al amor que recibieron y a la calidad de las relaciones que tuvieron con sus familiares y sus amigos.

 

Con la ayuda de Dios, todos vamos a seguir con vida hasta los 120 años, pero no tenemos que esperar a que lleguen esos últimos momentos para empezar a hacer un recuento a fondo de nuestras “ecuaciones de relaciones”, comenzando con la familia. Ahora mismo tenemos que preguntarnos a nosotros mismos, mientras aún podemos cambiar y hacer algo al respecto, ¿cuánto nos importa de veras de nuestros familiares? ¿Acaso les damos? ¿Y cuánto les damos? ¿Cuántas veces les hacemos saber a nuestros seres queridos que estamos dispuestos a renunciar a todo, de ser necesario, en pos de ellos?

 

La mayoría de las veces, Dios no nos llama a que cumplamos nuestro compromiso con ellos de ir un paso más allá, pero lo que ocurre es que nuestros familiares son capaces de sentir nuestra sinceridad, o falta de sinceridad, en cada etapa de nuestra interacción con ellos. Los ojos son las ventanas del alma y nuestra pareja y nuestros hijos son perfectamente conscientes de lo que estamos sintiendo.

 

Cuando la persona siente genuinamente que el otro está dispuesto a ir esa distancia por uno, por más que le cueste, por más difícil que le resulte, por más grande que sea el sacrificio que tenga que hacer, entonces el conflicto desaparece por completo y de pronto puede llegar a un compromiso. Yo he visto personas que en cuestión de segundos cambian de opinión completamente acerca de opiniones muy “firmes” que habían mantenido durante años y de las cuales no se habían movido ni un centímetro…

 

En cada situación conflictiva siempre tiene que haber un ganador y un perdedor. Sé la persona de grandeza, ¡y deja que el otro gane! Y cuando lo hagas, Dios te va a dar a ti un regalo: una vida mejor, más vitalidad. Él sabe que esto no te fue fácil. Pero cuando Le demuestras que estás dispuesto a dar prioridad a la paz por sobre tu orgullo, Él se encarga del resto y Él te concederá todas las bendiciones, incluyendo buenos hijos, paz conyugal, salud, sustento y todo lo que anhele tu corazón.

 

 

 

 

 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario