El envoltorio más preciado

Fueron a la tienda de juguetes, preguntaron, observaron, compararon y finalmente eligieron el regalo más bonito y adecuado para su hijo...

3 Tiempo de lectura

Tali Mandel

Posteado en 17.03.21

Fueron a la tienda de juguetes, preguntaron, observaron, compararon y finalmente eligieron el regalo más bonito y adecuado para su hijo o para su sobrino o para el hijo de un amigo. El día señalado le entregan el paquete con todo entusiasmo y su carita reluce de alegría, ¡está tan contento con su regalo! Lo desenvuelve y lo mira con devoción, pero, un momento, ¿qué pasa? no deja de jugar con el papel… ¿Qué hay del regalo que hay dentro de la caja? Finalmente, después de media hora intentando que el niño se fije en el juguete se dan por vencidos. El muñeco queda arrinconado en una esquina y el chico está feliz con el papel que tiene colores y hace ruido al aplastarlo. –OK -se dicen a sí mismos- al menos le gustó “algo” del regalo.

 

Me encanta hacer regalos, me gusta pensar con antelación qué objeto le va a gustar a mi familiar o amigo y romperme la cabeza reflexionando en sus aficiones y gustos para dar con la clave, con ese recuerdo que va a conservar y le va a hacer sentirse bien. Creo que el envoltorio en el que entregamos el regalo es igualmente importante. No es lo mismo recibir una sortija envuelta rápidamente en cualquier papel de periódico que dentro de una cajita adornada con un lazo y una tarjeta de felicitación. Esto puede hacer una gran diferencia.

 

Esta apreciación es aplicable tanto al mundo material como al espiritual y les explicaré por qué. Consideraremos a nuestra alma como el presente, el obsequio, el bien más preciado que estamos guardando durante toda nuestra vida para entregar a HaShem en el momento que Él decida que debemos abandonar este mundo. El cuerpo es el envoltorio material, esa apariencia externa de nuestra alma en nuestro caminar por este mundo. Ahora bien, es importante cuidar de este “envoltorio” para que luzca bien, porque es un indicador de la relevancia de lo que guarda adentro. De igual manera que no envolveríamos un anillo de 1.000 dólares en un vulgar papel de periódico, no queremos que nuestra alma, que es nuestro bien más preciado, esté envuelta en un cuerpo famélico o feo. Queremos que el envoltorio sea bello, que esté en consonancia con lo que lleva dentro. Por ello, lo cubrimos con ropa bonita y lo cuidamos por dentro y por fuera para que luzca lindo y haga ver a los demás lo mucho que apreciamos lo que lleva dentro.

 

Sin embargo, no hay que dejarse llevar por las frivolidades y desenfocarnos del verdadero propósito de este bello envoltorio, que no es otro que contener a nuestro diamante personal, nuestra alma. Hay que ser precavidos y no actuar como el niño que, debido a su inmadurez, prefiere entretenerse con un vulgar papel de regalo a jugar con el presente que estaba envolviendo ese lindo papel. Aquellos que tienen gatos habrán vivido la experiencia de comprarle una casita hecha de un material especial para que se limen las uñas y ver cómo el dinero que han invertido se lo podrían haber ahorrado si hubieran comprado solamente la caja en la que venía esa carísima casita de fieltro y sogas, ya que el gato solamente está interesado en meterse en la caja y no hace ni caso del carísimo “afila-uñas” que su amo acaba de adquirir para él.

Si bien el envoltorio que tenemos en esta vida, el cuerpo, es importante para que sepamos apreciar la magnificencia de HaShem que nos ha creado con una precisión y una perfección inimaginables, debemos siempre tener en cuenta que cuando llegue nuestra hora ese envoltorio se va a disolver, no va a quedar nada de él. Simplemente va a quedar lo que hay dentro, por eso lo hemos estado protegiendo a lo largo de nuestra vida, para que sea devuelto al Creador sin ningún rasguño. Es todo lo contrario, debemos dedicarnos a limar este diamante en bruto y arrancarle todo el barro y la suciedad que pudiera contener. Esta limpieza se lleva a cabo en ocasiones a través de sufrimientos, ya que hay impurezas que solamente se pueden eliminar a través de padecimientos. Al igual que cuando intentamos sacar el barro de nuestros zapatos tenemos que emplear esfuerzo y trabajo en ir retirando las capas de suciedad, en esta vida tenemos que trabajar y esforzarnos para eliminar las impurezas que se han adherido a nuestra alma a través de las transgresiones.

Debemos, por tanto, cuidar tanto nuestra apariencia externa, para demostrar cuánto valoramos el contenido del regalo como también nuestra apariencia interna (y eso es lo más importante) para que durante esta vida sepamos demostrar lo orgullosos que estamos del regalo que tenemos dentro y para que cuando llegue el momento de perder el envoltorio y entregar de nuevo el regalo a su Creador esté reluciente y brillante como nunca estuvo, bien cuidado y alimentado con la sabiduría de la Torá.

 

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

 

Escribe tu opinión!

1. Ginna

3/12/2017

Cuidar el alma y su envoltorio. 😉

Q sabia apreciación. Muy bonito artículo. Todah raba.

2. Ginna

3/12/2017

Q sabia apreciación. Muy bonito artículo. Todah raba.

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario