El verdadero curador

Alguien que se sentía mal le preguntó a su rabino si debería ir al médico. El rabino le respondió: “¿Por qué estás tan ansioso por ir a ver al médico? ¿Acaso fue él el que te enfermó? ¡Hashem fue el que te enfermó! Pídele entonces que te muestre qué fue lo que hiciste para que te tuvieras que enfermar. Y cuando sepas eso, entonces dedícate a hacer teshuvá con todas tus fuerzas, haz un rescate del alma y cree con total convicción que Hashem te va a curar sin necesidad de que tomes ningún remedio. E incluso cuando recurres a los médicos y los remedios, siempre recuerda que estos no son más que enviados de Hashem.

Pero si la curación proviene de Hashem entonces ¿para qué hay que ir al médico o al hospital?

La respuesta es que invariablemente la intervención médica equivale a tener que esperar, pasar vergüenza a veces, someterse a dolorosos exámenes médicos, y tomar píldoras amargas y difíciles de tragar y mucho más en un hospital, donde el paciente se vuelve una especie de objeto y es sometido a todavía más dolor y humillación. Entonces, ¿por qué uno tiene que pasar por tanto sufrimiento? Porque todo este sufrimiento expía sus faltas y lo limpia, y entonces Hashem lo cura.

En Likutey Moharán I:268, Rabí Najman explica otra razón por la cual la gente sufre y se enferma: “Porque no tiene en cuenta el sentido de la vida y por qué está vivo. El alma siempre anhela cumplir con la voluntad de Hashem pero cuando ve que el la persona no cumple con Su voluntad, Dios no lo permita, entonces desea retornar a su Fuente y empieza a separarse de la fisicalidad del cuerpo, debilitándolo y haciendo que se enferme. La razón por la cual la medicina le permite a la persona recuperarse es que el alma logra ver que esta persona es capaz de superar sus deseos físicos y sus hábitos. Por ejemplo, antes comía pan y todo lo que se le antojaba, pero ahora está dispuesto a limitar su dieta y tomar remedios amargos para ponerse bien. Porque el alma sabe que la persona logra suprimir sus deseos con el objetivo debido y entonces retorna al cuerpo con la esperanza de cumplir con su propósito último, que es hacer la voluntad de su Creador”.

Por lo tanto, toda la amargura que la persona está dispuesta a soportar cuando toma la ruta biomédica occidental hace que su alma quiera seguir estando en su cuerpo y seguir con vida, con la esperanza de que al estar con vida alcance su propósito ulterior. Y por eso está dispuesta a renunciar a sus placeres. Y cuando el alma ve que esta persona enferma está dispuesta a hacer teshuvá para curarse, el alma fortalece su conexión con el cuerpo para mantenerlo sano y con vida.

Únicamente cuando atacamos el problema en su raíz, haciendo todo lo posible por anular el mal decreto, y Le hemos pedido al Médico Supremo que nos cure, podemos hacer el esfuerzo de curarnos yendo al médico.

Debemos saber, sin embargo, que el médico no puede agregarle a nadie años de vida (máximo puede acortarlos…) pero el Santo Bendito Sea puede agregarle años de vida a la persona, más allá de los años que le estaban predestinados. Por eso, conviene acudir a Aquel que nos da la vida. Tal como enseña el Rey Salomón: “Pues Yo puedo aumentar tus días y agregarte años de vida”. ¿Cuándo? Cuando nos aferramos a Él y a Su Torá y Sus mitzvot, con plegaria y con agradecimiento.