Es todo para bien!

Mucha gente, incluyéndome a mí misma, cae una y otra vez en la misma trampa con respecto al primer principio de emuná. ¿O era el tercero? ¿Será el segundo? Ay… no me acuerdo…

No importa. Lo que quería decirles es que este principio afirma que todo lo que hace Hashem es para bien. Para nuestro beneficio ulterior. Como si alguien te dijera: “Mira, querido-a, algún día vas a entender que tu Papá sabía lo que hacía… Y que lo hacía por tu propio bien, ¡así que siéntate y termina de una vez por todas ese bendito plato de lentejas!”

“Uf… ¿todo el plato?”, me lamento mientras me meto a la fuerza una cucharada más de lentejas, ehh… quiero decir, de brotes de brócoli, orgánico por supuesto. Porque todos sabemos perfectamente que las verduras en lata son verduras muertas, o sea, cero valor nutricional. Pero estos brotes de brócoli son una inyección de vitaminas y propiedades anticancerígenas, y además son riquísimos!

Igual que cuando éramos pequeños y no queríamos terminar el plato de verduras, y nuestros padres trataban de que por lo menos aceptáramos probarlos con la esperanza de que creciéramos sanos y robustos y entonces pudiéramos convertirnos en millonarios y comprarles un departamento de lujo en una de esas comunidades de retiro para la tercera edad en la que puedes pasarte el día jugando al golf….

Bue…

Yo soy una experta en mirar en retrospectiva ciertas decisiones que tomé en la vida y engañarme a mí misma pensando que me equivoqué. Y sospecho que no soy la única, no?

Pero como se supone que tenemos tener emuná, se supone que tenemos que creer que nuestros errores en realidad no eran errores, sino que Hashem quiso que sucedieran. Y por nuestro propio bien, obviamente.

En teoría, suena muy bien, pero en la práctica es absolutamente imposible!

Y les explico por qué.

Cuando pensamos en la frase “Es todo para bien”, yo por lo menos me imagino un cuento de hadas al mejor estilo de Hollywood. Imagínenselos yendo juntos rumbo al horizonte durante una puesta de sol. O la fantasía que se les ocurra…

Pero ¿eso es lo que significa que “todo es para bien”? ¿Que viviremos felices por siempre?

Bueno, a largo plazo y en términos generales, sí. Y cuando digo a largo plazo me refiero a cuando venga el Mashíaj y se reconstruya el Templo Sagrado.

En realidad, a veces, el fin de la historia hollywoodense no ocurre en vida. A veces ocurre en el mundo al que vamos después de morirnos.

Y a veces, “es todo para bien” puede querer decir algo completamente diferente.

Puede querer decir que teníamos que aprender una lección por medio de nuestro error o nuestra experiencia negativa. Puede querer decir que había un área de crecimiento personal en la debíamos trabajar y que la experiencia difícil o el error era la única manera de estimularnos a crecer.

Por ejemplo, yo tengo un leve problema con el tema de la paciencia. Muy, muy leve. Odio tener que pasar por el proceso y lo único que quiero es obtener el resultado YA.

Pero puede pensar en muchas veces en que Hashem me puso en una situación en la que parecía que me había equivocado solamente para que pudiera aprender a aceptar el hecho de que la vida es un proceso y que debo aprender a ser más… paciente. (Odio esa palabra. LA ODIO!!).

Si te fijas en tus errores del pasado con un poco de humildad y con los ojos bien abiertos, vas a ver que hay un área en la que tenías la oportunidad de crecer y aprender.

O sea que, en realidad, no hay errores. Si cometimos un error y lo lamentamos, podemos estar seguros de que Hashem está tratando de enseñarnos algo. Está tratando de ayudarnos a crecer.

Y si realmente estamos tratando de crecer en emuná, un día podremos darle las gracias a Él por haber hecho que tropezáramos y nos daremos cuenta de lo mucho que Él nos ama en realidad. Y nos quiere regalar millones de cosas. Millones…