Fortaleza Interior

Se cuenta acerca de tres grandes Justos que debatían qué harían si fueran Di-s. El primero de ellos declaró: “Si yo fuese Di-s, habría…”

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Moshe Waisberg

Posteado en 05.04.21

Se cuenta acerca de tres grandes Justos que debatían qué harían si fueran Di-s. El primero de ellos declaró: “Si yo fuese Di-s, habría
 
 
Fortaleza interior
 

Se cuenta la siguiente anécdota con el primer Rebe de la dinastía de Jabad, Rabi Shneur Zalman de Liadi: en cierta ocasión, se hallaban tres de los más distinguidos alumnos del gran Justo Rabi Dov Ber, el Maguid de Mezritch,  seguidor del Baal Shem Tov, conversando sobre qué harían si fueran Di-s. El primero de ellos declaró: “Si yo fuese Di-s, habría creado el mundo utilizando una medida más significativa del atributo de Jesed, bondad”. Luego siguió el turno de su compañero de hablar: “De ser Di-s, yo habría incrementado en la creación el divino atributo de justicia y severidad”. Finalmente le tocó el turno a Rabi Schneur, conocido afectuosamente como el “Alter Rebe” (“Anciano Rebe”); él exclamó firmemente: “¡Si yo fuera Di-s, habría hecho el mundo exactamente como Él lo hizo, con el mismo equilibrio de atributos que Él utilizó!”.
 
Debemos reflexionar acerca de esta anécdota: Es muy común ver a las personas jugando a ser Di-s y desafiando Sus decisiones; pero aquí se trata de tres luminarias del pueblo judío, un pueblo escogido. De hecho, acerca del versículo “Porque ustedes son el pueblo más pequeño entre todas las naciones”, el Midrash interpreta “los que se hacen pequeños a sí mismos”. Esta pequeñez consiste en que solamente el judío está dispuesto a reconocer que la perfección absoluta de Di-s no es amenazada cuando ocurre algo indeseable, porque sabemos que el problema está en nosotros, en que somos demasiado pequeños para comprender la profundidad de Su influencia en nuestras vidas y eso es lo que nos lleva a percibirla como algo negativo. Siendo así, ¿cómo es posible que dos de estos Sabios y Justos de nuestro pueblo escogido, dos individuos “selectos entre lo selecto”, puedan siquiera imaginar que si ellos fueran Di-s harían algo distinto de lo que hizo Di-s Mismo?
 
La respuesta consiste en entender realmente qué estaban debatiendo estos tres Tzadikim (Justos). Obviamente que ninguno de ellos dudaba de la perfección absoluta del Creador. Para esto tenemos que comprender qué es el mundo.
 
Desde un ángulo superficial, la persona percibe el mundo y todo lo existente como un terreno de juego con reglas específicas destinadas a mantener el equilibrio propicio; es obvio que Di-s es la perfección absoluta y Sus reglas pertenecen a la dimensión incondicional de una verdad intrínseca. Pero debemos preguntarnos realmente: ¿Qué fue lo que impulsó a Di-s a crear todo lo que existe? ¿Cuál es la definición de Él para nuestro mundo?
 
La respuesta nos la da el Midrash: “Deseó el Creador un hogar en este mundo bajo”.
 
Veamos detenidamente este Midrash: ¿Es posible hablar de Di-s antes de que Él empezara la Creación, en términos de un ser que tiene deseos?
 
En realidad, al decir que Di-s tuvo un deseo, el Midrash está explicando un dilema fundamental: La definición única que conocemos de Di-s es que Él es Perfecto en todo sentido y desde cualquier ángulo posible; siendo así, a Él nunca Le faltó, Le falta ni Le faltará nada; entonces, ¿por qué se embarcó en la Creación? En otras palabras, si no había ningún vacío, ninguna meta por alcanzar, ningún objetivo que conquistar, ¿por qué creó el mundo?
 
El Midrash responde tácitamente que “Él deseó un hogar en este mundo bajo”. ¿Qué es un deseo? La persecución de algo que no necesitas. Todas las cosas que las personas deseamos son innecesarias; mientras sean necesidades no son deseos. Todo elemento que posea un valor funcional en tu vida está fuera de la categoría de deseo. Te reto a que pienses en varias cosas que deseas y te aseguro que ninguna es verdaderamente necesaria para ti.
 
La pregunta ahora sería: si no es necesario, entonces ¿qué me impulsa a buscarlo?
 
Aquí entramos en un profundo concepto: hay dos formas en que algo puede existir: por circunstancia y por esencia. La primera forma significa que es una existencia condicional, creada en un punto para alcanzar ciertos objetivos y que dejará de existir cuando no sea requerida; ésta es la definición de todos los seres creados.
 
La segunda forma de existencia es por esencia. Esto significa que existe sin ninguna justificación, no tiene ninguna condición que establezca su duración, porque no fue creado por algo externo. En términos nuestros, “algo que se crea a sí mismo”. Esta existencia esencial es lo que llamamos Di-s. Nada ni nadie posee este nivel de existencia porque todos son creaciones de Él, es decir que Él define qué deben hacer mas ellos no pueden interferir nunca en lo que Él hace.
 
Ahora bien: siendo que la existencia de Di-s es esencial, el mejor motivo que Él tiene para hacer algo es precisamente que no existe ningún motivo. En palabras más simples, solamente cuando no hay explicación posible para hacer algo es que Di-s revela Su esencia. Él creó el mundo entero porque desea revelar Su esencia y este deseo emana precisamente de que en Él lo imposible es deseable. Siendo que es imposible que un ser completo y perfecto cree un mundo tan efímero como el nuestro, Él deseó crearlo.
 
El Rey Salomón escribe que “La mujer virtuosa hace la voluntad de su marido”.  La mística interpreta esto desde un ángulo maravilloso; el Rey Salomón no está simplemente diciéndonos que una mujer virtuosa debe satisfacer la voluntad de su marido, sino hacerla. Ella es quien logra construir la voluntad de su marido.
 
Todo lo que existe en este mundo tiene una raíz en los mundos espirituales de la que se desencadena. Así como hay hombre y mujer en nuestra realidad, también existen el hombre y la mujer cósmicos. El hombre es quien da, coloca la semilla primordial. La mujer es la que recibe, internaliza y finalmente desarrolla esa semilla dándole la estructura ordenada y definida que debe tener.
 
En términos simples, el hombre entrega un potencial y la mujer lo interioriza y de esa manera lo concretiza. Di-s es el hombre, el punto esencial indivisible e incondicional, la semilla primordial que satura todo lo existente, la partícula básica en cualquier elemento de la creación. La mujer es la dimensión receptiva, es el Pueblo de Israel, que perciben la semilla y la desarrollan llevándola a brillar manifiestamente.
 
En síntesis, la Creación del mundo es el deseo de Di-s de tener una unión con el Pueblo de Israel.
 
Ahora podemos retornar a la pregunta inicial acerca de qué harían los tres Justos si fueran Di-s:
 
Ellos eran conscientes de todo lo que acabamos de mencionar; por lo tanto veían el mundo como algo simple y no de manera sofisticada, “el mundo es una relación de intimidad entre nuestro padre cósmico y nosotros, Sus hijos”. Ellos no estaban pensando que en el mundo hay mucho sufrimiento y dolor y por eso debería existir más bondad, ni tampoco que los malvados son tratados indulgentemente y debería existir más disciplina; ellos estaban hablando de la intimidad entre el pueblo de Israel y Di-s.  En otras palabras: no se referían a la creación sino a la experiencia del ser creado y más específicamente, a la experiencia de la extensión del Creador que habita entre los seres creados, que es el judío.
 
Uno de ellos opinaba que aunque todo lo que Di-s hace es perfecto, la capacidad nuestra de estar en paz con Sus movimientos es reducida, y por lo tanto debería haber más flujo revelado de luz.
 
El segundo tenía una perspectiva diametralmente opuesta, de que existe demasiada claridad en nuestras vidas y esto es contraproducente porque no nos permite luchar de manera incondicional; debería haber más contracción de la luz.
 
En cambio, Rabi Schneur Zalman exclamó convincentemente: “¡Si yo fuera Di-s habría hecho exactamente lo que Él hizo!”.
 
Para proyectar todo esto a nuestras vidas cotidianas y sacar la fortaleza interior que tanto ansiamos, quiero colocarlo en términos concretos:
 
Cuando algo sucede, nosotros debemos saber que es “Hashgaja Pratit” – “Divina Supervisión Individual”. Es decir que Di-s nos está llevando de la mano en cada instante y que Él sabe qué es lo mejor para nosotros. Pero en esta historia aprendemos un nivel más profundo de “Hashgaja Pratit”: no solamente lo que te ocurre es providencia divina individual, sino que también la forma en que tú lo vas a interpretar y percibir es providencia divina. Para entenderlo mejor: es posible que dos personas atraviesen exactamente la misma situación y sin embargo cada una de ellas tenga una experiencia distinta. Lo que el Alter Rebe quiere que sepamos es que Di-s sabe cuál es nuestra experiencia personal. En otras palabras: todos sabemos que Di-s no nos coloca pruebas que no podemos superar; pero de aquí aprendemos que Él no nos expone a un desafío que no tenemos las herramientas para superar emocionalmente.
 
Siempre hemos dicho que Di-s sabe lo que hace y que todo es para bien, pero igualmente a veces tememos que la situación deje marcas emocionales. El debate entre estos tres sabios era: ¿Cuál es el equilibrio emocional perfecto que debemos conseguir cuando tenemos una situación difícil en nuestras vidas? Y la respuesta final es: el mejor equilibrio emocional es el que Di-s Mismo te ha puesto. Él es el Psicólogo personal de cada uno de nosotros y Su perfección máxima no está solamente en lo que Él hace sino en cómo lo vamos a percibir y cuál va a ser nuestra experiencia personal. Si entendemos esto, podremos vencer toda forma de incertidumbre imaginable y ser verdaderamente felices.
  
 

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