¿Hablar mal? ¡Yo no!

Desde el invento de los teléfonos inteligentes, la mala inclinación puede jubilarse e irse de vacaciones a Ibiza.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 15.03.21

Uno de mis alumnos se encontró con un amigo que empezó a hablar mal de otras personas. Mi alumno se dio cuenta de que no podía reprenderlo en forma directa por su falta porque no iba a servir de nada. Por eso dijo: “Hermano, acá cerca hay una iglesia. ¿Por qué no vamos a rezar allá?”.

 

El amigo se quedó pasmado: “¿Cómo puedes decir algo así? ¡Está prohibido rezar en un lugar así!”

 

Entonces mi alumno le respondió: “La Guemará dice que la clase de habladurías que me estás diciendo es peor que la idolatría, el derramamiento de sangre y el sexo ilícito – los tres juntos. Por lo tanto, rezar en frente de una estatua en una iglesia es solamente un tercio de malo comparado con hablar mal de los demás… y por eso te lo propuse”. El amigo se dio “por aludido” y dejó ahí mismo de hablar mal de otras personas. Nosotros también debemos recordarnos a nosotros mismos de la forma que sea lo malo que es hablar mal de los demás: ¡peor incluso que el asesinato!

 

Cada generación ha tenido terribles problemas con este tema, pero esta generación en la que vivimos, la mala inclinación está blandeando la bandera de la victoria. No exageramos si decimos que todas las calumnias que pronunciaron las generaciones anteriores dijeron en cien años no equivalen ni siquiera a un solo día de lo que se dice hoy en las redes sociales, en los medios de comunicación y en las salas de chat.

La mala inclinación es una genia. Desde el invento de los teléfonos inteligentes, la mala inclinación puede jubilarse e irse de vacaciones a Ibiza. Whatsapp y Facebook están haciendo todo el trabajo. Y solamente estamos hablando de las malas habladurías en los teléfonos inteligentes – todavía no dijimos nada de la violencia y la depravación a las que los dueños de los teléfonos inteligentes ─incluyendo niños─ están expuestos día a día. Pero, como dijimos antes, las calumnias comprenden las tres peores transgresiones: idolatría, derramamiento de sangre y relaciones ilícitas. Las calumnias son como un incendio forestal que jamás se queda satisfecho sino que continúa expandiéndose y consumiendo cada cosa con la que se encuentra.

 

La mala inclinación siente su propio final. Sabe que el corazón de la gente anhela algo real, una conexión genuina con el Creador. Hoy en día, la gente está abierta a conocer la emuná. Aquellos que la prueban quieren más. Entonces ¿qué hace la mala inclinación? Así como empujó a Eva a que comiera del fruto del Árbol del Conocimiento, así también  empuja a la gente a hablar más de los demás y a difundir calumnias día y noche. La mala inclinación sabe cuál es nuestro lado más vulnerable. Y allí es donde ataca.

 

Debemos aprender de la mala inclinación y usar sus propias estratagemas en su contra. Debemos tener la convicción de que tenemos que hacer lo correcto, manteniendo un habla sana y arruinando los planes de la mala inclinación.

 

Cada tanto tenemos que preguntarnos: dónde estoy en el mundo, qué está pasando con la forma en que hablo, sé ignorar todas las  historias que me cuenta la gente, entendí el mensaje moral subyacente de todas las tragedias que suceden a causa de las calumnias y las malas lenguas, soy consciente de todas las bendiciones y la abundancia Divina que invoca el buen hablar.

 

De esta forma vamos a tener una boca limpia y vamos a decir solamente palabras de compasión, bendición, esperanza y aliento.

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3. Rafa

8/24/2018

Libros Judaismo

Me gustaría que me asesoraran en libros para conocer mas al pueblo.Judio."Me an recomendado El Ser Judio..y Bet Israel.queria saber si ustedes lo tienen.

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