Hashem escucha – 1

La Torá cuenta de un pobre que necesitaba un préstamo en forma urgente. El acreedor, con toda la razón, le pide al pobre que le dé un objeto de prenda. El pobre no tiene nada que ofrecerle excepto la camisa que lleva puesta. El acreedor le pregunta: “¿Acaso duermes con esa camisa puesta?”. El pobre le dice que no. Entonces el acreedor le dice: “Muy bien. Entonces dame tus pijamas como objeto de prenda” (Véase Shemot cap. 22). La Torá permite que el acreedor tome los pijamas como prenda pero obliga al acreedor a devolverlos cada día antes de la puesta del sol, para que el pobre tenga con qué dormir. A su vez, el pobre tiene que devolver el objeto de prenda al acreedor a la mañana siguiente al amanecer sin excusas y sin demoras.

La Torá le dice al acreedor: “Tú puedes pedirle un objeto de prenda al pobre, no hay problema. Pero solamente puedes tomar esto: sus pijamas”. A esta altura, Hashem añade una advertencia: “Devuélvele la prenda a la noche, porque si no lo haces, y el pobre clama ante Mí en su desesperación, Yo escucharé, pues Yo soy compasivo” (Shemot 22:26). La Torá nos está revelando uno de los principales fundamentos de la emuná: la pura y completa fe en Hashem. Cada vez que una persona desesperada clama ante Hashem desde lo más profundo de su corazón, Hashem siempre escucha. Siempre!

No se trata de un ángel ni de un profeta. Hashem mismo nos promete esto. El gran kabalista y comentarista de la Torá del siglo 12, Najmánides, explica que Hashem responde al clamor de cada persona que sinceramente clama ante Él, incluso si esa persona no es ninguna santa, porque Hashem responde a nuestras plegarias como un regalo que nos da.

Hashem promete que Él responde a todas nuestras plegarias. Entonces ¿por qué no Le pedimos todo el tiempo? ¿Por qué no rezamos continuamente?

Hashem nos da una billetera repleta de tarjetas de crédito espirituales: Visa, Diners, Mastercard… “Solamente llama Mi Nombre y vas a recibir todo lo que quieras”, nos dice Hashem. Pero a pesar de eso, todos somos como mendigos espirituales, cuando en realidad tenemos carta blanca para pedir lo que queramos. ¿Por qué no usamos estas tarjetas de crédito? La respuesta es muy simple. La Mala Inclinación está dispuesta a hacer todo lo que sea para que la persona no obtenga emuná y no llame a Hashem. Haz lo que quieras, siempre y cuando no creas en Hashem. Y dado que la plegaria, y en especial la plegaria personal, es la base de la emuná, la Mala Inclinación hace todo lo posible por evitar que hablemos con Hashem.

Y las excusas son variadas:

• Hice muchas cosas malas y Hashem no me va a escuchar (No es verdad, Hashem escucha a todos).
• Si yo Le importara a Hashem, Él no permitiría que yo fuese pobre (no es verdad – esa es la única manera de que Hashem puede enseñarte a tener emuná y corregir tu alma, porque las personas ricas por lo general no Le lloran a Hashem).
• Con todo el sufrimiento que hay en el mundo, acaso Hashem realmente existe? (la razón del sufrimiento son los pecados de las personas, que transgreden la voluntad de Hashem).
• ¡Me siento ridículo hablándole a una pared! (Te sientes así debido a que te falta emuná – ¿acaso no te sientes ridículo al destruir tu cuerpo y tu cerebro con sustancia o al derrochar tu dinero con todo tipo de charlatanes que no pueden ayudarte?)

La Mala Inclinación quiere cerrar las Puertas de la Salvación…

Continuará…