Los Don Nadies

No todo el mundo tiene bíceps de varios centímetros, un coeficiente intelectual de 135 o un rostro y una figura de Miss Universo. ¿Quiénes son los Don Nadies que a pesar de todo triunfan?

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 17.03.21

No todo el mundo tiene bíceps de varios centímetros, un coeficiente intelectual de 135 o un rostro y una figura de Miss Universo. ¿Quiénes son los Don Nadies que a pesar de todo triunfan?

La persona que no tiene un destino o un objetivo en la vida simplemente no va a llegar a ninguna parte. Muchas personas no hacen más que tratar de mantenerse a flote, quedándose exactamente en el mismo lugar años enteros. Pero al igual que el agua, cuando uno no fluye, se queda estancado.

Hay una sola palabra que separa la persona que llega a la cima de la persona que se queda en el fondo: el deseo.

Cada uno de nosotros pasó alguna vez en la vida por una situación en la que se dijo a sí mismo: “Sí o sí, tengo que lograrlo”. Cuanto más fuerte es nuestro deseo, más podemos ver lo que somos capaces de lograr. No tiene que tratarse de una situación de vida o muerte. Puede ser simplemente un partido de fútbol o una carrera que desesperadamente queremos ganar. Lo más importante es la motivación que uno tiene.

La motivación es el deseo y el deseo es fuerza. Cuando somos conscientes de nuestras propias capacidades, nos volvemos muchísimo más eficaces. Por eso, para saber adónde estamos yendo, primero tnemos que saber dónde estamos, o sea, que seamos conscientes de nuestras fuerzas y nuestras debilidades. Una vez que hagamos eso, hasta nuestros puntos débiles van a ayudarnos. Por ejemplo, una persona que mide 1,58 y que pesa 50 kg probablemente no gane la copa de basket. Pero eso no significa que no pueda tener éxito en otros campos del deporte, como la gimnasia, por ejemplo. En realidad, los así llamados “puntos débiles” no son débiles en absoluto, sino que son meramente ayudas para la navegación para poder canalizar a la persona en la dirección indicada.

La persona no está limitada por sus así llamadas “debilidades”. La falta de motivación y de deseo son los que limitan a la persona, no la falta de poder físico o intelectual. Enseguida veremos por qué:

El hecho de saber quién eres también implica que sabes dónde estás. Ya sabemos que el “yo” real es el alma; el deseo y la voluntad que tiene la persona son la indicación más importante de su fuerza interior. Si uno no sabe dónde está, no tiene forma de saber en qué dirección debe ir para poder alcanzar la cima de su montaña personal.

Supongamos que tu destino es la ciudad de Kansas, pero tú no tienes la menor idea de dónde estás: si en New York o en Los Angeles o en Dallas o en Minneapolis. Porque mientras que la persona que vive en New York tiene que viajar hacia el oeste para llegar a Kansas City, la persona que vive en Los Angeles tiene que vivir hacia el este. La persona que vive en Dallas tiene que viajar al norte mientras que su amigo de Minneapolis tiene que viajar al sur. Por eso, la persona que no sabe dónde está, uno no puede saber en qué dirección dirigirse. No es sorprendente, por lo tanto, que haya tanta gente perdida en la vida.

La vida es como escalar una montaña: uno empieza desde abajo y poco a poco va escalando con gran esfuerzo en dirección a la “cima”, que son nuestros objetivos y nuestras aspiraciones. Y si uno no tiene un fuerte deseo de alcanzar dichos objetivos y aspiraciones, entonces uno no puede llegar a ninguna parte.

La falta de motivación conduce a la holgazanería y a las emociones negativas. Jamás van a ver a una persona con fuerte motivación deprimida y triste. Por eso, los mejores maestros, entrenadores, comandantes y empleados son aquellos que son capaces de infundir el deseo y la motivación en el corazón de aquellos de los cuales son responsables.

El talento natural es como un ascensor. Pero la motivación y el deseo son como subir volando las escaleras, de a tres escalones por vez. Incluso si uno no cuenta con un ascensor, la persona que sube corriendo las escaleras va a llegar arriba más rápido. Su vida no es tan fácil como la de la persona que sube por el ascensor pero a fin de cuentas él es el que tiene éxito.

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