¿Por qué no logras salir adelante?

El rencor que sienten los acreedores por el deudor que no les devuelve la deuda es la principal causa de problemas y dificultades para el deudor. Cuando una persona debe dinero y no paga sus deudas en el plazo convenido, le está causando al otro un tremendo sufrimiento. Y como consecuencia de dicho sufrimiento, la gente le tiene resentimiento y le guarda rencor. Todo esto hace que el deudor no tenga éxito en sus finanzas y no logre salir adelante. Es como si se le cerraran todas las puertas y no lograra avanzar.

¿Saben por qué? Porque la Corte Divina es extremadamente estricta en todo lo referente a la relación con el prójimo. Es por eso que cuando una persona le causa aflicción a otra, el Cielo no la perdona hasta que el otro no la perdone.

Todo este resentimiento y todo este rencor son muy graves y se manifiestan en toda clase de sufrimientos que padece el deudor, yendo desde el fracaso en cada emprendimiento financiero, problemas conyugales, dificultades en la educación de los hijos, enfermedades, ansiedad y demás.

Por eso, cada persona debería reflexionar y pensar muy bien si existe algo en el mundo por lo cual valga la pena incurrir en deudas y ocasionarse a sí mismo toda clase de problemas y dificultades sin fin.

En su clásico libro, el Likutey Halajot, Rabí Natan de Breslev explica que cuando una persona le pide prestado dinero a otra, toda la abundancia Divina que se le había asignado desde el Cielo le llega a esa persona que les prestó el dinero, y el deudor se queda sin esa abundancia.

En cierto modo, el deudor se transforma en esclavo del acreedor, tal como está escrito: “El deudor es esclavo del acreedor”. Dado que todo lo que posee el esclavo le pertenece a su amo, el esclavo no puede poseer ninguna clase de bienes ni ahorros independientes. El esclavo es propiedad de su amo y en consecuencia, lo mismo ocurre con sus bienes. La persona que debe dinero es, en cierto grado esclava de la persona que le prestó ese dinero. Por ese motivo, toda su abundancia Divina pasa a manos de su amo, o sea, aquel que le prestó el dinero.

Para poder entender lo peligroso que es vivir endeudado, veamos lo que dice el Sefer Hamidot acerca del precepto de la teshuvá (el arrepentimiento): “Aquel que desee arrepentirse deberá tener mucho cuidado de no endeudarse”.

Esto se debe a que las deudas impiden que uno pueda hacer teshuvá, o sea, arrepentirse y retornar a Dios. Cuando la persona está endeudada, su arrepentimiento no le es aceptado mientras no pague sus deudas.

Cada persona debe reflexionar muy seriamente y pensar muy bien si existe alguna causa por la cual le convenga demorar su arrepentimiento, que es lo que |constituye su principal causa de prosperidad, tanto en este mundo como en el Mundo Venidero.