Purifica tu aire

Ropa recién lavada, flores frescas, piensen en el olor que más les guste. Tal vez sea el olor de la tierra húmeda, el de la lluvia o el del café caliente y aromático.

2 Tiempo de lectura

Tali Mandel

Posteado en 14.03.21

Ropa recién lavada, flores frescas, piensen en el olor que más les guste. Tal vez sea el olor de la tierra húmeda, el de la lluvia o el del café caliente y aromático. Al igual que los olores agradables son un bálsamo que nos tranquiliza y nos pone de buen humor, los olores nauseabundos son perjudiciales para el olfato y para el alma. Por algo es que la halajá judía impide a la persona rezar en un lugar donde el olor no sea agradable.

 

Esto se puede hacer extensivo a toda la atmósfera que nos rodea. Me explico, no solamente los olores afectan a la persona y le hacen sentirse bien o mal sino también los sonidos. No es lo mismo vivir en un ambiente rural donde te despierta el sonido de los pájaros, que vivir en medio de la ciudad donde lo que te despierta es el sonido del claxon de los coches. La diferencia es notoria. En este sentido, debemos prestar atención a todos los sonidos que nos rodean y especialmente a las palabras que llenan nuestros oídos y nuestra mente de pensamientos.

 

Lo que dice la gente a nuestro alrededor nos afecta, y mucho, las palabras penetran en nuestro interior y la letra de la música que escuchamos se queda pegada en nuestra mente lo queramos o no y afecta nuestros pensamientos. Lo que pensamos afecta a nuestro comportamiento y a nuestro lenguaje así que fíjense qué importante es guardarse de escuchar ideas nocivas.

 

Este punto es especialmente sensible puesto que uno puede pensar que la mayoría de las cosas que escucha son inofensivas y puede que tenga razón pero también puede que no la tenga en absoluto y lo que esté escuchando a diario le esté amargando la vida literalmente. Esto ya está demostrado científicamente. Han hecho experimentos con plantas e incluso con el agua, viendo la evolución de plantas o gotas de agua a las que se les habla con palabras dulces y agradables y, en contraposición, a otras a las que se les habla con insultos y se ve claramente cómo unas plantas florecen y otras se marchitan y cómo el agua cambia su estructura. Es apasionante.

 

Ahora imagínense, si esto le pasa a las plantas y al agua ¿por qué no nos iba a suceder a nosotros? Si observan a una persona triste, gris, que no tiene brillo en la mirada y escuchan lo que dice probablemente se quejará todo el día y criticará todo lo que hay a su alrededor. Mientras que si vemos a alguien con chispa, con alegría en los ojos y nos detenemos a escuchar sus palabras seguramente serán positivas y esperanzadoras.

 

Por tanto, es muy recomendable e incluso diría que es nuestra obligación cuidar nuestro entorno con el celo de un guardián que custodia algo sagrado. Ese algo sagrado es nuestra alma y HaShem nos ha dado muchas barreras para lograr mantenerla a salvo. Estas barreras hay que trabajarlas, cuidar lo que hay a nuestro alrededor para proteger semejante tesoro.

 

Debemos cuidarnos a nosotros mismos y no dudar en apartarnos de ambientes nauseabundos, contaminados acústica y moralmente. Se lo debemos a nuestra alma sagrada, que está luchando en este mundo por alcanzar niveles espirituales superiores.

 

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

 

Escribe tu opinión!

1. Xime

5/01/2019

Muchas gracias

Gracias por el artículo, y es cierto, todo nos influye. 🙂

2. Xime

5/01/2019

Gracias por el artículo, y es cierto, todo nos influye. 🙂

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario