Un regalo del Cielo

A veces, nos viene a la mente un pensamiento cuando que, intuitivamente, sabemos que Hashem colocó allí como la respuesta a nuestra pregunta...

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Lori Steiner

Posteado en 16.03.21

La generación post-Holocausto tiene una misión muy especial que cumplir. Esa misión es acercarse a Hashem (el Todopoderoso), darle toda la prioridad en nuestras vidas y pensar y hablar de Él, así como también desarrollar una relación personal con Hashem y reconocerlo en todo lo que ocurre. La mejor forma de hacerlo es hablándole a Él con nuestras propias palabras, llamándolo y siendo conscientes de cómo Él se comunica con nosotros a diario (es decir, por medio de la conciencia espiritual), y fortaleciéndonos en los tres principios clave de emuna. Espero que las historias verdaderas presentadas, con la ayuda de Di-s, ayuden a nuestros lectores a ser más conscientes de Él en nuestra vida diaria:

 

Era un domingo brillante y hermoso en la soleada California. Nuestro hijo mayor, unos días antes, había anunciado su intención de casarse con una chica que conocía hacía muy poco tiempo. Comprensiblemente, yo, siendo su madre, tenía muchas preguntas. Siendo una baalat teshuva, o sea, una mujer judía que se crio secular y descubrió el verdadero significado del judaísmo más adelante en la vida, yo recién estaba aprendiendo a vivir tranquila y libre de ansiedad por medio del poder de la emuná. Afortunadamente, nuestro hijo mayor también se había acercado al judaísmo y estaba creciendo en su conexión con Hashem. Por eso, decidí, antes que nada, pedirle a Hashem que me diera una señal de que, de hecho, esta unión era lo que Él quería y que Él era un socio en la unión de esta pareja.  

 

Hablé con Di-s con mis propias palabras y esperaba, sin lugar a dudas, recibir una respuesta por algún medio. Di-s tiene Sus caminos: a veces nos lleva a abrir un libro y la respuesta está ahí. A veces, nos viene a la mente un pensamiento cuando menos lo esperamos o cuando nos despertamos a la mañana de una manera tal que, intuitivamente, sabemos que Hashem colocó esa idea allí como la respuesta a nuestra pregunta. Otras veces, Él nos sorprende con un mensajero humano que nos trae la respuesta. El mero acto de hablar con Hashem me calmó, y ese mismo día lleno de acontecimientos, me respondió de la manera más asombrosa.

 

Siguiendo con la asombrosa historia: tres de nosotros (mi hija, mi futura nuera y yo) fuimos a comprar vestidos para la boda en una tienda del barrio. La futura novia había recortado una foto del vestido de novia que había decidido que quería y lo puso en su bolso como referencia. Cuando llegamos a la tienda, ella se ocupó de buscar un vestido que se aproximara a lo que había imaginado para ella. Después de varios minutos de búsqueda, decidió sacar la foto que tenía en su bolso y procedió a mostrársela a la vendedora, que respondió con una expresión dudosa en su rostro, pero luego, pensándolo bien, la vendedora llevó a Liat, la futura novia, a otro estante. Liat sacó un vestido que era exactamente igual al del recorte de la revista.

 

Cuando llegó el momento de realizar el pedido, nos dijeron que este vestido ya no estaba en stock y que no íbamos a poder comprarlo en otros talles. Pero, curiosamente, el único vestido que estaba en el estante le quedaba perfecto a Liat, y no había necesidad de hacerle alteraciones, por lo que decidimos que íbamos a comprarlo. Cuando llegó el momento de pagar, la empleada se dio cuenta de que, debido a que el vestido ya no estaba en el sistema, no podía vendérnoslo. Mientras pensaba en el dilema, recordó que el que estaba en el estante era un vestido que alguien había devuelto. Luego recordó que una mujer lo había devuelto justamente el viernes anterior. Vaya nuestra sorpresa cuando nos informaron que la política de la tienda en casos excepcionales como este era ofrecer el artículo por un solo centavo! Ni en el sueño más loco se nos hubiera ocurrido que la primera tienda que iríamos a ver tendría el vestido idéntico al que deseaba Liat, y que sería del tamaño perfecto, sin necesidad de alteraciones, y que sería el único disponible simplemente porque alguien lo había devuelto dos días antes. El milagro culminante, por supuesto, fue que costó apenas un centavo, una moneda que depositamos con frecuencia en una caja de tzedaka. ¡Qué bendición para una familia con un presupuesto ajustado! ¿Qué es esto si no un milagro revelado?

 

Cuando ocurre algo así, lo primero que hacemos es mirar al Cielo. ¿Acaso hay alguna duda de que Hashem orquestó este escenario? Fue en ese preciso momento cuando recordé lo que Le había preguntado a Hashem, y sentí Su abrazo. Di-s quiere alegrarnos, tanto en lo espiritual como en lo material. Debido a que Él es el Dador por excelencia, Él siente enorme felicidad cuando nos damos cuenta de que Él se está comunicando con nosotros. Sin excepción, todo en nuestras vidas, tanto lo grande como lo pequeño, proviene de Hashem. Él nos sonríe y nos demuestra Su gran sentido del humor.

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