Medida por Medida

El Creador con frecuencia emplea el método de “medida por medida” para enseñarle a una persona la causa por la que sufre…

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

 

El Creador con frecuencia emplea el método de “medida por medida” para enseñarle a una persona la causa por la que sufre…
 
 
¿Debido a qué llegan los sufrimientos?
 
Este es el lugar para volver a lo que ya mencionamos más arriba sobre la tristeza bajo el título: “¿Por qué tengo sufrimientos?”. El primer pecado por el que el hombre es juzgado, es el pecado de la tristeza. La razón por la que nos adelantamos a escribir sobre ese tema al comienzo del capítulo, es porque si empezábamos con el fundamento que “No hay tribulaciones sin transgresiones”, mucha gente se asustaría y caería en la depresión o la tristeza, y no continuaría leyendo hasta donde escribimos que el hombre debe estar contento consigo mismo, inclusive siendo como es.
 
Por lo tanto, recordemos bien que antes de empezar a investigar y buscar la causa por la que nos llegaron sufrimientos, la primera cosa que hay que examinar es donde fracasamos con lamentaciones inútiles y falta de gratitud, y luego trabajar sobre la alegría y el agradecimiento al Creador. Sólo cuando el hombre está verdaderamente contento consigo mismo – contento de cada punto bueno que puede encontrarse, contento con lo suyo y agradece al Creador y Lo glorifica, sintiendo que en verdad todo lo que tiene es un regalo misericordioso – sólo entonces puede empezar su autocrítica, como enseguida aclararemos.
 
Las causas comunes de los sufrimientos son:
 
a) “Entre una persona y otra” – los sufrimientos más grandes que se prolongan por mucho tiempo llegan generalmente por las transgresiones entre una persona y su prójimo. Cada pesar, incluso el más pequeño, que le hace un hombre a otro, es un grave pecado que no puede ser expiado hasta que sea perdonado por el hombre que fue dañado. Y durante todo el tiempo que no es perdonado, hay un estricto Juicio en el Cielo sobre el ofensor. Por eso, nada de lo que se hace ayuda contra esas tribulaciones, incluso el arrepentimiento. También si ese hombre es un perfecto justo respecto al Creador, no le servirá de nada hasta que no se concilie con el hombre ofendido. Sólo entonces el pecado podrá ser expiado, y los sufrimientos lo dejarán.
 
b) El cumplimiento de los Preceptos – los sufrimientos pueden insinuarle al hombre que transgrede los Preceptos Negativos, es decir que hace cosas prohibidas por el Creador; o que no cumple los Preceptos Positivos, que son las cosas que el Creador nos ordena hacer.
 
c)  Orgullo  –  de  hecho,  cada  pecado  o  transgresión  son consecuencia del orgullo, tal como está escrito (Deuteronomio 8:14): “Cuando tu corazón se vuelva arrogante te olvidarás del Eterno, tu Di-s”. Por lo tanto, todos los sufrimientos les llegan al hombre para insinuarle que no vive con la convicción que “No hay más nada fuera de Él”, y que él mismo no es nada sin el Creador. Todas las caídas del hombre provienen de su orgullo, como está escrito (Proverbios 16:18): “La soberbia precede a la ruina; la arrogancia a la caída”.
 
Vemos que antes de cada crisis o fracaso que le llega al hombre, predominó en él el orgullo. Y si meditara sobre esto, vería esta regla en todo lo que le sucede.
 
El hecho que los sufrimientos le llegan al hombre para romper su orgullo es un gran favor, puesto que el orgulloso no puede acercarse al Creador. Y como han enseñado los Sabios, sobre cada hombre arrogante dice el Creador – “Yo y él no podemos vivir juntos en este mundo”, como está escrito (Salmos 101:5): “… al que es altanero de ojos y arrogante de corazón, Yo no lo toleraré”. Es decir, que donde existe el orgullo, el Creador supuestamente abandona y no supervisa ni ayuda a esa persona. De por sí, el hombre se derrumba porque, ¿quién puede prosperar sin que el Creador esté con él?
 
Dado que la finalidad del hombre es la fe, y el orgullo es todo lo contrario a la fe, el Creador abandona al orgulloso. Y debemos saber que no hay orgullo más grande que la tristeza, porque ella es el resultado de que el hombre piensa que merece tal y cual cosa y que se le debe algo. Por lo tanto, el Creador abandona también al que está triste…
 
Medida por medida
 
Para poder interpretar los insinuaciones del Creador, y entender debido a qué transgresión nos llegaron las tribulaciones, debemos saber que el Creador conduce el universo “medida por medida”, es decir que los sufrimientos están orientados en una forma que según ella podamos saber cuál fue nuestra falta. Por ejemplo, si se refiere la falta a un Precepto Divino que se relaciona con la mano izquierda, entonces es muy probable que suframos de la mano izquierda, etc.
 
Algunos ejemplos
 
El Creador con frecuencia emplea el método de “medida por medida” para enseñarle a una persona la causa por la que sufre. Por ejemplo, un conductor de taxi que ocultó las ganancias a sus supervisores, se encuentra de pronto con dos llantas desinfladas y una multa que se apresura el día siguiente por la mañana a arreglar y pagar, haciéndole perder la suma exacta que había ganado trabajando ilegalmente. Otro ejemplo: un empleador que injustamente acusó a un empleado de robo, fue poco después acusado por las autoridades fiscales de engaño en el pago de impuesto sobre sus ingresos.
 
El modo de obrar del Todopoderoso de “medida por medida” no es un castigo; es un método Divino de educación. En la medida que el hombre se conduce – con esa misma medida el Creador se conduce con él.
 
Sansón, el gran héroe, fue detrás de sus ojos y eligió a la filistea Dalila – una adoradora de ídolos, hija de una nación enemiga y una persona de carácter traidor – y por eso sus ojos fueron arrancados por filisteos (véase Jueces, cap. 16); Absalón, hijo del Rey David que se rebeló contra su padre, se enorgulleció de su cabellera. Un día, montando en su mula, su pelo se enredó en las ramas de un roble, la mula siguió andando, y Absalón quedó colgado de su cabellera hasta su muerte (Véase Samuel II, cap. 18); Miriam, la hermana de Moisés, se escondió junto al Nilo y esperó allí durante una hora supervisando a su pequeño hermano que fue colocado en una cesta de mimbre y echado al río para tratar de salvarlo de los egipcios, hasta que la hija del Faraón lo descubrió (Véase Éxodo 2:4). Años después, en el desierto, cuando Miriam estuvo enferma, todo el pueblo de Israel le esperó siete días hasta que se curó (véase Números, cap. 12).
 
Enseñaron los Sabios que hay ciertas enfermedades como la Difteria, que llegan por la maledicencia. Empiezan en los intestinos y culminan en un crecimiento fatal que bloquea la garganta. Así también el hombre empieza su pecado con un mal sentimiento en su interior que sube y se materializa en su boca en forma de una calumnia.
 
Otro ejemplo más. Se cuenta de un gran Sabio, al que le fermentaron cuatrocientos toneles de vino:
 
Cuando llegaron sus colegas a visitarlo, le dijeron: “Parece que tú debes investigarte a ti mismo y buscar la transgresión por la cual el Creador fermentó tu vino”.
 
Les respondió el Sabio: “¡¿Acaso soy sospechoso ante vuestros ojos de pecar?!”.
 
Le contestaron: “¿Acaso el Creador es sospechoso de castigar sin causa?”.
 
Les dijo: “El que sabe de una transgresión que he cometido – que me lo diga”.
 
Le dijeron: “Escuchamos que su señoría no da su parte de las ramillas de la vid a su siervo”.
 
“¡Ese siervo me roba en todo!”, proclamó el Sabio. “Por lo menos las ramillas de la vid no comparto con él”.
 
Los Sabios dijeron: “Aún así, tú sabes lo que dice la gente – ‘También el que roba a un ladrón prueba el gusto del robo…’”.
 
“Estoy de acuerdo”, les dijo, “acepto todo lo que me dijeron. Me arrepentiré frente el Creador y le devolveré a mi siervo su legítima parte de las ramillas de la vid”.
 
En el momento que el Sabio aceptó corregir sus acciones, aunque todavía no lo había hecho, sucedió algo completamente antinatural, el precio del vinagre encareció súbitamente y llegó al mismo precio del vino así que no tuvo ninguna pérdida. La aceptación de la Justicia Divina invirtió la situación del Juicio severo por una Compasión milagrosa.
 
El Sabio transgredió con las ramillas de la vid, y fue castigado posteriormente por vía de su vino. Con tales mensajes de “medida por medida”, el Creador nos ayuda a entender lo que tenemos que corregir.
 
 
Continuará…
 
 
(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi Shalom Arush, Director de las Instituciones "Jut Shel Jésed" – "Hilo de Bondad")

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1. EDDY BARRIOS

4/14/2024

muy bueno muy buena explicacion

2. Estrella Pachman

1/20/2021

Gracias 😁 espero con avidez la continuación .

3. Lujan

1/20/2021

Dios es tan misericordioso al final de todo

Gracias por tu respuesta

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