Cada Cosa a Su Tiempo

Todo el que se ocupa de negocios puede testiguar que a veces una mercadería que estaba seguro le sería arrebatada, se llenó de polvo en los estantes...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

Todo el que se ocupa de negocios puede testiguar que a veces una mercadería que estaba seguro le sería arrebatada, se llenó de polvo en los estantes, y también por el contrario…

Un comerciante dueño de fe debe saber que existe Supervisión Individual sobre cada objeto en venta – es decir, cuando y a quien se venderá. El Creador supervisa con Supervisión completa cada articulo o mercadería, y crea las causas para que cada uno llegue a quien es debido. Cada articulo tiene un determinado comprador, pues las chispas espirituales que contiene ese objeto le pertenecen. Y como está escrito en Likutey Moharán (I, 54): "Porque en cada cosa en el mundo hay chispas de santidad, que cayeron en el momento de "la destrucción Espiritual" (que aconteció en el comienzo de la creación), esta destrucción se caracteriza por la rotura de las letras que cayeron dentro de cada cosa que existe en este mundo. Y cada cosa tiene su momento en la que llegará a un determinado hombre, que tiene la misma raíz espiritual que las chispas que hay en ese objeto".

Encontramos entonces, que cada transacción que se ejecuta, es sólo debida a que el Creador determinó que se realizara. Porque cuando llega el momento y la hora que una mercadería pase a las manos de un determinado hombre, para la perfección de su alma por medio de las chispas espirituales que hay en ella, entonces el Creador supervisa y crea las causas para que ese hombre llegue al lugar donde está ese objeto, y entonces se le despertará el deseo de comprarlo para la perfección de su alma.

Por eso está bien entendido, que cuando un hombre no tiene una relación con un determinado objeto o mercadería, entonces simplemente no está interesado en comprarlo, y el comerciante que trata de persuadirlo para que lo compre está precipitándose a los acontecimientos, y por cierto que esta venta le traerá malos resultados.
 
Todo el que se ocupa de negocios puede testiguar que a veces una mercadería que estaba seguro le sería arrebatada, se llenó de polvo en los estantes. Y también por el contrario, una mercadería que no esperó que se vendiera, la vendió rápidamente y a un buen precio. Hay veces que una transacción se demora en forme incomprensible, hasta que le llega a sus chispas el momento de llegar a quien pertenece, y entonces todo se arregla y se materializa. Y hay mucho otros casos que el observador verá que la única explicación es la exacta Supervisión de cuando y como el objeto o la mercadería cambiará de dueños..
 
Negociación con fe
 
Lo que entendemos de lo anterior es, que cuando el hombre es dueño de fe, ciertamente está contento con lo suyo y todas sus negociaciones se realizan por medio de la verdad y la fe. El puede contestar positivamente a la primera pregunta que se le hace al hombre después de morir: ¿Negociaste durante tu vida con fe? "Con fe" significa que el hombre es fiel a su palabra sin cambiar la verdad, y este es el significado de la pregunta: ¿Acaso utilizaste durante tu vida al comerciar el atributo de la verdad sin ninguna mentira y engaño?
 
Un comerciante dueño de fe no alabará su mercadería más de lo debido, porque él sabe que cada mercadería está destinada por la Supervisión Individual a un determinado hombre, y a él le gustará sin que se la adornen con mentiras. Tampoco nunca engañará y lisonjeará al comprador porque sabe que sólo el Creador es el que lo sustenta y no su cliente. Y como fue dicho anteriormente, no tratará de persuadir al comprador y obligarlo a que le compre, pues de esta forma se puede llegar a causar daños, como por ejemplo que el cliente se lamente porque compró un objeto que no necesitaba sólo porque fue presionado, y es posible que se enfade con el comerciante, y incluso lo maldiga.
 
El comerciante poseedor de fe no se asusta y no se desilusiona de ninguna cosa. También cuando el comprador decide no comprarle, no le importa, porque sabe que el Creador es el que le da el sustento, y es probable que esta vez le llegue el sustento de otro lugar y no por medio de su negocio o su comercio. Este comerciante logra una buena calificación por su fe, y tiene una vida buena y tranquila en este mundo. Él aprobará el Juicio en el mundo venidero por su honestidad y decencia, su cortesía y sus buenas cualidades y porque no afligió a otros.
 
Contrariamente, Un comerciante al que le falta fe, piensa que el comprador es el que le da sustento, y por esto lisonjea a sus clientes y se muestra servil frente a ellos. Y debido a que piensa que todo su comercio depende de su esfuerzo, confía en su inteligencia y subterfugios y por eso se permite mentir, engañar, denigrar a sus competidores (trasgrediendo así el pecado de la maledicencia y la difamación), y promete cosas que no existen y maravillosas.
 
Cuando este tipo de comerciante tiene éxito en su comercio, se llena de auto estima y orgullo, pues está seguro que su inteligencia y su talento en los negocios fueron la causa de su triunfo. Y si vende su mercadería a más de su valor, se alaba a si mismo diciendo que sabe ganar dinero. Por supuesto que esa ganancia es su pérdida, porque debido a que engañó al comprador y tiene en su bolsillo dinero impuro, ese dinero lo derrumbará espiritual y materialmente. Sobre esto se reza: "Que el Creador que es el Misericordioso nos sustentará en forma permitida y no prohibida"… De todos modos hubiera ganado la misma suma que le fue determinada en el Cielo, incluso si hubiera vendido la mercadería a su verdadero precio, más bajo, porque la diferencia le llegaría de otro lado.
 
Pero cuando no logra vender, se lamenta, se enerva, insulta y blasfema, se queja y se amarga, su vida no es vida, y su calificación de la fe es muy baja.
 
Continuará…
 
(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi Shalom Arush)

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