Emuna y Busqueda de Trabajo

Buscar trabajo es algo que se está volviendo cada vez más estresante. En una época, uno enviaba cincuenta currículum vitae y se quedaba esperando a ver qué pasaba…

Buscar trabajo es algo que se está volviendo cada vez más estresante. En una época, uno enviaba cincuenta currículum vitae y se quedaba esperando a ver qué pasaba. Cada día uno recibía algunas llamadas de teléfono. Con el tiempo, de tanto enviar currículums y presentarse a entrevistas, se le presentaba finalmente alguna oferta de trabajo.

Hoy en día contamos con una vasta red de comunicación social en la que se puede ver el currículum de cada persona. La persona que busca trabajo tiene que recurrir a los grupos industriales, los viejos amigos e incluso a ex compañeros de escuela para ver qué puestos hay disponibles.

La economía está mucho más difícil que antes. Para muchos de nosotros, que nos mudamos a Israel, hablar hebreo como segundo idioma hace que la búsqueda resulte mucho más intimidante.

Entonces alguien toca a la puerta. Es uno de nuestros hijos. Nos pide un papel para hacer un dibujo. Nosotros sonreímos y le damos un beso. Y entonces nos preguntamos a nosotros mismos: “¿Cómo voy a poder encargarme de él?”.

Ahí es cuando apenas si podemos respirar.

Este es el error más común que hacemos cuando buscamos trabajo.

Bajo la presión de la situación, nos olvidamos de Quién es nuestro Único Proveedor. Los cazadores de cabezas, las pilas de papees y las redes sociales son en realidad pruebas de fe. HaShem nos da nuestro pan diario. Desde el primer día de nuestras vidas hasta el último, todo lo que recibimos proviene directamente de Sus manos compasivas.

Uno tiende a confiar en su C.V. En el momento en que depende de “mí” proveer sustento para “mi” familia, en vez de HaShem, ahí nos estamos separando de Dios. Ahí es cuando empezamos a cuestionar si podemos sobrevivir en este encarnizado mundo. Cuando vemos todo lo que nos rodea como si fuera algo real y nos olvidamos que en verdad es todo una mera ilusión.

El Rebe de Lubavitch lo sintetizó de manera fenomenal:

Cada día uno se nutre directamente de Su mano llena, abierta y rebosante. Todo lo que está en el medio -todo el trabajo, y las cuentas, y los recibos y los clientes y los prospectos y las inversiones- todo eso no es más que una interface entre Su mano generosa y tu alma; si Él te da de comer hoy, y te ha alimentado y provisto todo lo que necesitas y más aún durante todos estos días, ¿por qué vas a preocuparte del futuro? ¿Acaso hay algo que pueda entreponerse en Su camino? ¿Es posible que Él se quede sin los medios para sustentarte?

Quita tu enfoque de los canales medidos a través de los cuales recibes y dirige la vista a la Infinita Fuente del Dar. A la Fuente no Le faltan canales.

Es cierto: de cada uno depende hacer todo lo que esté a su alcance por encontrar trabajo, pero la prueba consiste en no preocuparse durante el proceso. Buscar trabajo no es más un ejercicio más de Emuná, la auténtica y firme fe en Dios. Por naturaleza, el hombre tiende a desesperarse por la falta de ingresos. El paso más fácil es estar resentido con aquellos que sí tienen trabajo. Si nosotros somos buenas personas, entonces ¿por qué Dios nos “recompensó” con esta situación?

El más grande salto hacia adelante es cuando comprendemos que la situación en sí misma – ¡ella es la recompensa!

Servir a HaShem con alegría frente a tal incertidumbre hace que tu Emuná, la auténtica y firme fe en Dios, se eleve a un nivel superior. Decirle a Dios que no tenemos miedo es una forma de expresar nuestra sincera confianza en Su supervisión a cada momento. Para aquellos que estamos esforzándonos por vivir en la Tierra de Israel, ¡este es un esfuerzo denodado! La Tierra de Israel se adquiere con Emuná, la auténtica y firme fe en Dios. y la guerra de Gog y Magog, que estamos librando actualmente, es la guerra de la fe. El valor numérico del más grande enemigo de Israel, Amalek, equivale al término duda. Exclamar ante tal duda “¡ANÍ MAAMÍN!” es como dispararles cien armas nucleares a nuestros enemigos.

Existen cientos de trillones de personas, mamíferos, aves, peces, insectos y demás criaturas en el planeta. Dios provee cada una de sus necesidades varias veces al día. Entonces ¿de qué nos preocupamos? Dios nos está confiriendo la más grande bendición que uno pueda concebir: la oportunidad de fortalecer nuestra Emuná en las circunstancias más difíciles.

¿Cómo hacemos esto? Yo personalmente descubrí dos métodos.

Uno: hablar con Dios varias veces al día. Si estás buscando trabajo, no limites tus conversaciones con Él a una sola vez por día. El día es largo y la presión se va acumulando. Cada una u dos horas tómate un descanso y habla con Dios. Dile que sabes que esto es una prueba. Que sabes que Él se encarga de ti y que sabes que todo se va a arreglar. El peso del mundo es demasiado pesado y necesitamos aliviar nuestra carga varias veces a lo largo del día.

Dos: siéntete feliz. ¡Tal vez nunca más se nos presente la oportunidad de cantar frente a desafíos como este! El Rebe explica:

La depresión, la ansiedad y el pesimismo causan daño a los canales de abundancia y de bendición que llegan desde Arriba. El Zohar explica que existe un mundo inferior -nuestro mundo- y un mundo superior. Nuestro mundo ha de recibir constantemente del mundo superior, pero siempre de acuerdo con nuestro estado de ánimo personal. Si resplandecemos de dicha y de vitalidad, entonces ese mundo brilla sobre nosotros en toda su gloria. Pero si nos sumimos en la depresión y en la ansiedad, entonces solamente podemos recibir el goteo contado que se exprime a través de un canal estrecho. Es por eso que el Rey David dijo: “¡Sirvan a Dios con alegría!”. Porque la alegría aquí en este mundo atrae más alegría desde arriba.

Escuchen música sagrada. Salgan a hacer una caminata todos los días. Vayan a un lugar sagrado y bailen. Díganle a Dios todo lo que les pasa en la vida por lo que Le deben las gracias. Encuentren algo para alegrarse cada día y aférrense a eso con todas sus fuerzas.

Todo en este mundo es espiritual. Y en especial sus aspectos más físicos.