Los Primeros Pasos

Muchos de nosotros queremos cambiar, corregirnos, sin embargo esperamos que todo suceda automáticamente, sin ningún esfuerzo de nuestra parte...

3 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

Muchos de nosotros queremos cambiar, corregirnos, sin embargo esperamos que todo suceda automáticamente, sin ningún esfuerzo de nuestra parte…

 
Cierta vez, un grupo de amigos salieron de excursión. En el camino, vieron a un hombre con su mochila parado en el medio de una desolada encrucijada. Unos días después, en camino de vuelta a casa, encontraron de nuevo al mismo hombre con su mochila en la desolada encrucijada en pleno calor del día. Los amigos lo interrogaron: "¿Por qué estás parado aquí?" 
 
"Quiero llegar a la gran ciudad", les contestó.
 
"¿Cuántos días hace que estás parado aquí?”, le preguntaron.
 
"Más de una semana", les respondió.
 
Se rieron. "¿Tantos días estás aquí parado con la esperanza de llegar a la gran ciudad? ¡Si hubieras comenzado a caminar, incluso arrastrándote, ya podrías haber llegado allá hace tiempo…!"
 
Muchos de nosotros queremos cambiar, corregirnos, sin embargo esperamos que todo suceda automáticamente, sin ningún esfuerzo de nuestra parte. Esto se parece al hombre parado en el medio de la encrucijada esperando llegar a la gran ciudad sin andar ni un sólo paso hacia su destino.
 
Hay una expresión popular que dice: "¡Incluso un viaje de mil kilómetros empieza con un primer paso!" aunque a veces el camino es largo, hay que comenzar a andar para llegar a la meta.
 
El primer paso en el camino del arrepentimiento y de la rectificación del alma, consiste en consagrar por lo menos sesenta minutos diarios al examen de conciencia y de plegaria personal. Un hombre que quiere cambiar debe dedicar esa hora cada día, en la cual juzgará sus acciones y anhelos según las reglas del "Auto-juicio", rezará sobre cada detalle de su vida que necesita corrección, agradecerá por lo que ya logró, y rezará para poder continuar haciéndolo.
 
Un hombre que quiere arrepentirse y corregir sus acciones, pero no consagra el tiempo necesario para el "Autojuicio" y plegaria personal, es comparable a aquel que quiere llegar a un cierto lugar sin dar el primer paso. ¡No te engañes! ¡El arrepentimiento, es decir el examen de conciencia diario y la oración, son las únicas herramientas prácticas que posee el hombre para corregir sus defectos, suprimir sus apetitos, alejarse de todas las transgresiones y llegar a la verdadera felicidad y paz interna!
 
Aunque el hombre tenga la diaria costumbre de leer sus oraciones de un libro de rezos, incluso varias veces por día, no debe contentarse con ello, porque pocos son los que tienen el mérito de hacerlo dirigiendo su corazón como es debido. Pero hasta quien reza con completa intención, toda su demanda se reduce finalmente a unas líneas. ¿Cómo puede esperar entonces cambiar y arrepentirse pronunciando sólo unas pocas palabras? Tanto más que los acontecimientos con los cuales el hombre está confrontado día tras día, como la búsqueda de pareja, la paz doméstica, las cualidades morales, y con más razón, las pruebas que afronta para las cuales la plegaria es tan necesaria, no encuentran ninguna expresión en el tradicional libro de oraciones.
 
Además, es sabido que los Justos de todas las generaciones añadieron sus propias plegarias a las oraciones fijas que recitaban largamente, y que pronunciaban palabra por palabra con todo su corazón. Cada uno deducirá de los Justos esta regla: si ellos aumentaron tanto sus plegarias, añadiendo numerosas súplicas y peticiones para lograr la corrección del alma, cuánto más alguien como yo, que no soy tan justo, debiera añadir oraciones para merecer conducirme según la voluntad Divina. Ciertamente que no me contentaré con las pocas líneas de oración que se encuentra en el libro de rezos, las que no logro decir con la adecuada intención.
 
Por lo tanto, el hombre no debe contentarse con las tradicionales oraciones escritas, sino que debe acostumbrarse a rezar una plegaria personal diaria en la que rogará al Creador desde lo más profundo de su corazón, y ciertamente sus plegarias y peticiones serían atendidas.
 
 
Continuará
 
 
(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por R.S. Arush, Director de las Instituciones "Jut Shel Jésed" – "Hilo de Bondad")

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario