No Entendemos Nada

No entendemos nada… Sólo el Creador conoce exactamente las necesidades de cada uno, su nivel y en qué etapa de su corrección se encuentra. Por eso...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 06.04.21

La Fe y los Rasgos del Carácter – La Envidia #3:

 
No entendemos nada… Sólo el Creador conoce exactamente las necesidades de cada uno, su nivel y en qué etapa de su corrección se encuentra. Por eso…
 
 
El Creador es Quien decide
 
El libre albedrío del hombre concierne sólo a lo espiritual. El resto de las cosas están bajo el Decreto del Creador, según la necesidad de cada persona.
 
Por lo tanto, el hombre que posee una completa fe no envidia a nadie, pues sabe que el éxito de su prójimo proviene del Creador según la corrección de su alma, y no tiene nada que ver con él. Por otro lado, cuando carece de fe, el hombre piensa que el otro consiguió lo que tiene por sus propias fuerzas, inteligencia, talento, buena estrella, y entonces se despiertan los celos en su corazón, “¿por qué yo no tuve tanto éxito como él?”. Este es un gran error, pues todo el éxito en los asuntos mundanos proviene únicamente del Creador y no depende del hombre. Por el contrario, esta misma es la prueba del exitoso, que pese a todo su éxito material vivirá con la fe que todo le llegó del Creador, aunque pareciera ser el resultado de su diligencia y de su trabajo.
 
Resulta, que las dos personas, la que proclama su éxito y se enorgullece y la que lo envidia – se equivocan, porque el dominio material depende total y únicamente del Decreto Divino, no dejando ningún sitio al libre albedrío del hombre.
 
“Y en todo lo que hace, tendrá éxito” (Salmos 1:3)        
 
Un hombre exitoso en todas sus empresas en forma prodigiosa, llegó a tal punto que temía que debido a su gran éxito sería víctima del “mal de ojo” de los demás.
 
¿Qué hizo? Invirtió una suma de su dinero de manera que con seguridad lo perdería, con el fin de que la gente de su ciudad viera que no tenía tanto éxito, y así dejarían de admirarlo. No obstante, todos sus esfuerzos fueron vanos, y continuó prosperando contra toda lógica.
 
El hombre, quebrado, fue a consultar con su maestro espiritual y le contó su problema. El guía le aconsejó que interrumpa sus esfuerzos, ya que el éxito o el fracaso no dependían de él. Si le fue decretado que debía triunfar, incluso si intentara escapar del éxito o fracasar intencionalmente – no le serviría para nada…
 
Podemos explicar así el consejo: el maestro trataba de decirle que si tenía fe y comprendía que su éxito dependía del Creador, no debía temer de ningún “mal de ojo”. Porque cuando se cree que todo está en las manos del Creador, nada podrá ayudarle o perjudicarle, sino por Su Decreto.
 
A la inversa, cuando se le es decretado al hombre que no prosperará en un determinado campo, nada de lo que haga lo podrá cambiar. Se cuenta de un gran Sabio, al que todas las tentativas de salir de su gran pobreza resultaban un fracaso, y que solía decir con humor: “La pobreza me persigue de tal manera que si fuera vendedor de candelas, el sol no se pondría más; y si vendiera mortajas, la gente dejaría de morir”…
 
No sabemos nada
 
Sólo el Creador conoce exactamente las necesidades de cada uno, su nivel y en qué etapa de su corrección se encuentra. Por eso, es inútil observar a los demás y envidiarles, porque nunca se puede conocer lo que realmente sucede con lo otros, y si su éxito es real o no.
 
Y también si su prójimo realmente tiene éxito, el que está unido a su finalidad, debe regocijarse por eso. Porque el propósito del Creador en este mundo es que todos alcancen su rectificación espiritual, por lo tanto, el éxito de aquel que sale de su propia oscuridad es para el bien de todos, porque el mundo se desembaraza así de un promotor de disturbios y confusiones. Si el Creador se regocija con el éxito de todo individuo, entonces cada uno de nosotros debe desear el éxito de los demás, con el fin de agradar al Todopoderoso.
 
La expresión “Estar contento con lo suyo” significa ser feliz con todo lo que tienes, aunque la cosas no vayan como quieras, pues tienes la fe que lo que pasa es para bien. No envidiar a nadie, estar contento haciendo tu trabajo con alegría, y así lograr el éxito auténtico de este mundo – encontrar tu misión en la vida y cumplirla.
 
 
Continuará…
 
 
(Extraído del libro "En el Jardín de la Fe" por Rabi Shalom Arush, Director de las Instituciones "Jut Shel Jésed" – "Hilo de Bondad")

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1. Patricia

4/10/2020

Rabí , estoy inmersa en una profunda y dura rectificación, necesitaría saber porqué es necesaria la plegaria de los justos dirigida a Hashem, si en verdad todo lo que nos pasa es para bien, que sentido tiene pedirle a Él, cuando Él conoce y comprende nuestras necesidades y nos dá de acuerdo a nuestro merecimiento. Gracias por su página rabino, ha sido agua fresca en mi camino cuando no entendía nada de lo que me acontecía.

2. Raúl de Paz

9/01/2018

Gracias por esta página

SHALOM

3. Raúl de Paz

9/01/2018

SHALOM

Gracias por tu respuesta

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