¡Pan del cielo!

Aquellos que tienen dificultades para ganarse la vida tienen que saber que es porque Hashem los ama en forma especial

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 12.10.20

Rabenu Bejaie, uno de nuestros más grandes sabios y comentaristas de la Torá, que vivió en el siglo XIII de la era común, prometió que todo el que lea la Parashat Ha-Man (los versículos que describen el milagro del maná) a diario ha de contar con un buen sustento.

 

La Parashat Ha-Man figura en el Libro de Éxodo, capítulo 16, versículos 4-36. Todo el que lea estos versículos y medite acerca de su significado ciertamente se dará cuenta de que el sustento es algo que depende completamente de Hashem. Al leer estos versículos, uno también puede aprender a ganarse la vida de la forma debida. A continuación, analizaremos el pasaje en forma detallada:

 

“Dijo Hashem a Moisés: ‘He aquí que haré llover para ustedes comida desde el cielo; que el pueblo salga y recoja la porción de cada día ese día, para que Yo pueda ponerlos a prueba, a ver si siguen Mis Leyes’ (Éxodo 16:4)”.

 

¿Por qué Hashem les daba el maná a los israelitas cada día, enviándoles una cantidad que solamente alcanzaba para ese mismo día? ¿Por qué Hashem pensó que era necesario causarles semejante molestia? ¿No habría sido mucho más cómodo y conveniente para todos darles el maná en forma semanal, o mensual, o incluso anual? Nuestros Sabios responden (Mejilta De-rashbi) a este interrogante con la historia de un rey que, enojado con su hijo, una vez le gritó: “¡No quiero volver a verte nunca más! Pero como tengo el deber de mantenerte, ven a verme una vez al año y te daré lo que necesites. Pero después de eso, ¡no quiero volver a ver tu rostro un año entero!”.

 

El hijo se fue del palacio muy triste, y todo ese año lloró amargamente y se arrepintió, lamentándose por la ruptura de la relación con su padre, hasta que al final pensó: “Estoy dispuesto a renunciar a todo el dinero ¡pero no puedo soportar que mi padre no quiera verme!”.

 

El padre, al enterarse de lo que dijo su hijo, se alegró tanto que de inmediato rescindió el viejo decreto y anunció que a partir de ese momento iba a proveerle el sustento a su hijo cada día lo que necesitara para ese día. De esa manera, el padre se aseguraba de ver a su hijo a diario, lo cual iba a fortalecer la relación entre ambos. El hijo se alegró mucho del nuevo convenio y, a pesar de que ya no poseía la enorme cantidad de riquezas que tenía antes, ahora tenía algo muchísimo más grande y más valioso: una relación de cariño y amor con su padre.

 

La moraleja de esta historia en realidad es para todos nosotros. Hashem no habría tenido ninguna dificultad en darles el maná a los israelitas una vez por año. Sin embargo, precisamente porque Él ama tanto a Sus hijos fue que decidió darles el maná en forma diaria. De esa manera, Él se aseguraba de que ellos constantemente iban a volver a Él y de esa manera se fortalecería la relación entre ellos y Él. Es precisamente eso lo que sucede también con nosotros.

 

Aquellos que tienen dificultades para ganarse la vida tienen que saber que es porque Hashem los ama en forma especial y anhela sus plegarias más que las de las demás personas. Es por eso que Él los coloca en situaciones en las que ellos se ven forzados a clamar ante Él y, de esa manera, conectarse a Él. En realidad, ¡uno debería alegrarse por el hecho de que tiene dificultades en ganarse el sustento! Al principio puede ser que esto les resulte extraño e incomprensible, pero cada uno de nosotros debe internalizar este concepto: Hashem nos ama más que nadie y por eso nos coloca en una situación en la que nos conectamos con Él. Aprovechemos entonces este regalo tan grande y sin lugar a dudas veremos con nuestros propios ojos que nuestras dificultades financieras no habían sido en vano.

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