La Alternativa de Poder

Finalmente llegó un momento en que Meir ya no pudo soportar más la situación. El dolor que sentía era tan inmenso que sentía que estaba a punto de volverse loco.

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 05.04.21

Meir creció en un hogar en el que todo el tiempo le decían cosas acerca de él mismo que no eran ciertas. Constantemente lo bombardeaban con mensajes que lo desalentaban por completo y lo hacían sentir insignificante y deprimido.

Meir no sólo era el “chivo expiatorio” sino que para colmo se transformó en un blanco fácil para sus compeñeros y sus maestros, que al tirar abajo a Meir, ellos mismos se sentían valer más.

Finalmente llegó un momento en que Meir ya no pudo soportar más la situación. El dolor que sentía era tan inmenso que sentía que estaba a punto de volverse loco. Cuando uno llega a esta altura, o bien se sucumbe a la total desesperación o bien se le da una “alternativa de poder”, o sea, hacen algo que está más allá de lo que harían normalmente.

Esta historia se refiere a dos clases de “alternativas de poder”.

Un muchacho más grande llamado Uri empezó a hacerse amigo de Meir. Este estaba tan sediento de amor y de atención que empezó a depender de Uri para todo. Uri siempre estaba disponible para apoyar y alentar a Meir. Cada vez que Meir se encontraba en problemas,Uri aparecía con dinero y con drogas para “apoyar” a Meir y ayudarlo a pasar la mala racha.

Un día, Uri reveló su plan. Le dijo a Meir que se le había ocurrido una idea infalible con la que se iban a hacer millonarios y nunca más iban a tener que trabajar. Uri le prometió a Meir que si lo ayudaba a poner en marcha su plan, entonces iba a ser rico de por vida.

Uri tomó una pistola y se la dio a su amigo. Al sostener la lustrosa arma en sus menos, Meir sintió inmediatamente una sensación de importancia personal. Instantáneamente sintió que era “alguien”. De pronto tenía más poder, más importancia y más valor que todas las personas que lo habían atormentado en su vida. se sintió como alguien que podía hacer que pasaran ciertas cosas, y podía hacerlo muy rápidamente.

“En realidad, es muy simple”, dijo Uri.

“¿Conoces ese negocio en el que cambian cheques allá en la esquina? Yo ya lo tengo todo planeado. Lo único que tienes que hacer es entrar allá con el revólver, apuntarlo a la señora Katz, que está sentada tras el mostrador y decirle que quieres que te dé todo el efectivo. Más fácil, imposible. Ella se va a asustar y te prometo que no vas a tener que hacerle nada malo. Ella con gusto te va a dar todo el dinero y nadie se va a lastimar. Todo no va a tardar más que un par de minutos y yo te voy a estar esperando afuera con el auto para que nos vayamos antes de que nadie se dé cuenta de lo que pasó. Nos vamos a dividir la plata miti miti.  ¡Vas a ganarte una fortuna!”.

Meir aceptó. Era la primera vez en toda su vida que tenía un “futuro prometedor”. Meir no podía resistirse a todo el dinero, el poder, la tremenda emoción, y la sensación de que por fin podía tener éxito en algo en la vida. Esa fue su primera “alternativa de poder”.

En el día convenido, usando una media en la cabeza para evitar ser reconocido, Meir tomó la pistola y fue al negocio. Le mostró a la señora Katz el revólver y le pidió el dinero. Ella le dio todo lo que encontró en una bolsa y entonces él salió corriendo del negocio y se subió al auto con Uri y arrancaron a toda velocidad.

Ese mismo día, unas horas más tarde, Meir y Uri fueron arrestados y encarcelados

El robo armado es un delito de gran gravedad y la fianza que le impusieron fue muy grande, pero la familia de Meir hizo todo lo que pudo  por juntar los fondos y sacarlo de la cárcel.

Unos días más tarde, la familia puso a Meir en un avión rumbo a Israel, donde iba a quedarse con familiares lejanos. Pero Meir ya no era el mismo que antes. Se había sucumbido en un profundo estado depresivo y se negaba a hablar con los que lo rodeaban. Meir se pasaba todo el día solo dentro de su habitación, apenas si comía y se sumía cada vez más en la desesperación. La única actividad que continuaba realizando era ponerse los tefilín y recitar la plegaria de Shema Israel.

Uno de los alumnos de la Yeshivá del Rabino Shalom Arush, Jut shel Jesed-Hilo de Bondad, se enteró del caso y fue a visitarlo. Lo encontró sentado en su cama sin siquiera levantar la vista para ver quién había ido a verlo. Sin dejarse amedrentar, el alumno le habló y le explicó que la persona que pasó en la vida por un dolor tan grande com el suyo y utilizó ese dolor de la forma correcta llegó a alcanzar grandes niveles espirituales, que jamás habría podido alcanzar si no hubiera sufrido ese dolor. Le dijo que todo lo que le había sucedido era por designio de Hashem, y que era para su propio bien y para darle una nueva dirección. Le explicó que la situación en la que se encontraba contenía el potencial para encontrar un nuevo sentido a la vida. Además, le prometió que si Meir empezaba a estudiar con él, iba a vivir una vida llena de felicidad y sentido.

Meir se quedó sentado como una piedra sin moverse. Después de hablar con él cerca de una hora, el alumno se fue.

A la semana siguiente, llegó un nuevo alumno a la Yeshivá Jut shel Jesed: era Meir! Pero su aspecto y su personalidad se habían transformado por completo. Meir se había transformado en una persona sonriente, amable, viva, optimista. Meir quería empezar a estudiar en la Yeshivá, y así lo hizo. Tenía sed de aprender más de lo que le había contado el alumno del Rabino Shalom Arush.

Esa fue la segunda “alternativa de poder” de Meir.

Esto no es más que un ejemplo de cómo las enseñanzas salvavidas del Rabino Arush son capaces de restaurar vida a una cantidad enorme de gente que estaba al borde del abismo.
 
Esta es una historia verídica. Se cambiaron los datos y los nombres para proteger la privacidad de las personas involucradas.  
 
 
 

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