Vicki en Vishnitzandia

La siguiente es una historia verídica de la que puedo dar testimonio personal. El único dato que se cambió fue la verdadera identidad de Vicki, por razones obvias.

Vicki se gastó los últimos dólares que tenía en la compra de un boleto de ida desde su casa en el oeste de Texas para conocer al Rabino Shalom Arush en Los Angeles, durante una de nuestras giras a los EEUU. La vida de Vicki era una pesadilla; era como una sobreviviente de su propio holocausto. Su padre, un respetado banquero y líder de su ciudad, era el cabecilla de un grupo de pedófilos que abusaban a sus propios hijos de las formas más cruentas y atroces que puedan existir. Él se ocultaba tras una fachada de prestigio, poder e influencia: un monstruo con un traje de la firma más prestigiosa y anteojos con montura de oro.

Recién después de llegar a la etapa universitaria, Vicki se armó de fortaleza interna para abandonar el infierno en el que había vivido hasta ese momento. Sin un centavo y totalmente marginada, Vicki huyó a Costa Rica, donde una amable señora mayor le dio refugio. Allí fue donde su alma comenzó a curarse. Gracias al amor y la atención de su madre postiza, Vicki descubrió su talento para pintar y dibujar y abrió un negocio muy exitoso online de tarjetas de felicitación para toda ocasión, hechas con sus dibujos originales, que eran las expresiones de un alma pura que había estado oprimida durante tantos años.

Hace aproximadamente diez años, Vicki descubrió Lazer Beams y Breslev Israel. Se leyó En el Jardín de la Fe y The Trail To Tranquility en unos pocos días. Esos fueron los únicos libros que leyó y que lograron explicarle su pasado tan horrendo. La emuná se transformó en su nueva joya y en la luz de su alma. Ella tiró por la ventana la religión de sus padres biológicos y decidió convertirse al judaísmo, no importa lo que pasara. Vicki le dijo que quería convertirse. Rav Shalom, con lágrimas en los ojos, se dirigió a mí y me dijo en hebreo: “Dale mi bendición para que tenga una conversión exitosa. Ella ya tiene una neshamá judía”. Cuando le dije al Rav Shalom que ni siquiera tenía dinero para volver a casa, él sacó dinero de su billetera y le dio los fondos que necesitaba. “Ella tiene el alma de una Ruth”, dijo.

Después de que regresamos a Israel, recibí el siguiente email de Vicki:

Estimado Rabino Lazer:

Anoche tuve el sueño más terrorífico, extraño y maravilloso de toda mi vida. Me perseguían demonios. Estaban vestidos como el Sr. Egipto (así es como Vicki se refiere a su padre biológico – LB) y sus amigos. Estaban armados y querían volver a atraparme. Entonces un ángel me rescató y en un abrir y cerrar de ojos, yo estaba en el Aeropuerto Kennedy en Nueva York a punto a abordar el vuelo de El Al rumbo a Tel Aviv. Los agentes de seguridad fueron muy amables conmigo y me protegieron todo el viaje.

Cuando llegamos al Aeropuerto Ben Gurión, pasé por la aduana sin problemas. Salí del aeropuerto y tomé un taxi. Sin decirme una palabra, el taxista me llevó a Bnei Brak. Él miró el espejo y me dijo: “Discúlpeme, señorita, pero alguien nos persigue”. Yo me di vuelta y miré hacia atrás y allí estaba: el Sr Egipto y sus demonios en un Mercedes negro enorme persiguiéndome.

Llegamos a Bnei Brak y el taxista, que pienso que también era un ángel bueno, igual que los guardias de seguridad, dobló a la izquierda a toda velocidad en la fábrica de Coca Cola y y luego a la derecha en la calle Kahaneman. Cuando llegó a la Calle Ezra, dobló a la izquierda y llegó directo al barrio de Vishnitz. Yo salí rápidamente del taxi y fui corriendo a la sinagoga adyacente. Allí vi algo que jamás olvidaré…

El Rebe, con su abrigo de seda y su gorro de piel, parecía un arcángel. Yo llamaba mucho la atención en medio de este grupo de discípulos. Pero nadie advirtió mi presencia porque mi cuerpo era como el de un niño pequeño. Yo me metí debajo de las mesas, todavía con temor a que me encontraran los que me perseguían. Al final me dirigí a la mesa central y me senté junto a los pies del Rebe. Él miró debajo de la mesa unos minutos y me sonrió. Mi alma se llenó de calidez. El Rebe me dijo que me ocultara bajo su talit (manto de rezo) y por primera vez en toda mi vida, me sentí a salvo.

Vicki jamás había estado en Israel en toda su vida. Pero a pesar de eso, ella supo describir con detalle su viaje en taxi desde el aeropuerto de Ben Gurión a Bnei Brak a la perfección. Y cuando le dije que su sueño había sido un sueño verdadero y le envié una foto del Rebe de Vishnitz, Rabí Israel Hagar, que Hashem le dé salud, amén, ella me envió inmediatamente un email de vuelta: “¡Sí, ese era él!”

Mis dos sonrisas favoritas son las del Rabino Shalom Arush y las del Rabino Israel Hagar de Vishnitz. Y no es casualidad que ambos sean las personas que más aman a la humanidad que uno pueda conocer.

Desde ese momento, Vicki no sólo que ha finalizado su conversión sino que también se fue a vivir a Israele. Ellla puede dar testimonio de la increíble influencia que tienen los tzadikim, la cual desafía toda lógica y toda limitación geográfica. Gracias, Hashem, por el regalo de Tus tzadikim, que nos das en cada generación!