Ana

La historia de Ana - una joven que pasó por tremendas pruebas en la vida y casi se sumió en la desesperación hasta que al final...

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 05.04.21

El padre de Ana estaba en muy buena posición económica… y era alcohólico. Su madre era esquizofrénica. Cuando Ana tenía ocho años, internaron a su mamá en un hospital psiquiátrico. Después, sus padres se divorciaron y su padre se casó con otra mujer. La madrastra de Ana era cruel e hizo que su marido se volviera en contra de Ana y de sus hermanos. Y para caerle bien a su nueva esposa, el padre de Ana se fue alejando cada vez más de los hijos de su primer matrimonio.

El padre de Ana, queriéndolo o no, envió a Ana a un psiquiátrico, donde estuvo internada dos años enteros en contra de su voluntad. Ni siquiera da la impresión de que Ana necesitara siquiera tratamiento psiquiátrico. El “hospital” en el que estaba internada al final llegó a los titulares y fue clausurado en forma permanente a causa de los terribles crímenes allí perpetrados.

Ana sufrió un terrible daño durante su estadía en dicho hospital. Ahora ella no quiere hablar de todo lo que sufrió como así tampoco de lo que vio que les hacían a otras personas. Pero Ana sí me contó que si a veces no “aceptaba” el tratamiento, -lo cual implicaba que no le hablaba en tono agradable al personal médico- entonces la agarraban y le metían los remedios por la fuerza, le ponían camisa de fuerza y la dejaban confinada en una habitación completamente sola durante varios días.

Ana no tenía visitas en el hospital y no tenía nadie que la guiara cuando finalmente la dieron de alta. Una vez afuera, Ana de alguna manera terminó viviendo con una familia “de la misma calle” que no lograba entender cómo era posible que un padre tan adinerado se hubiera vuelto en contra de su propia hija, negándose a darle amparo. Años más tarde, cuando se quedó sin un techo, Ana llamó a su padre desde una helada casilla de teléfono público, rogándole que la ayudara. Su padre le preguntó por qué estaba derrochando tanto dinero en la llamada telefónica…

Con el paso del tiempo, la situación de Ana no hizo más que empeorar. En su adolescencia, Ana empezó a buscar en los lugares equivocados todo el amor que sus padres no le habían dado. “Un montón de veces” distintos hombres la hirieron. En más de una ocasión, sucedió que jugando a la ruleta rusa le sostuvieron una pistola frente a la sien. Sollozando, Ana me dijo: “Yo sé que Dios estuvo muy pero muy cerca de mí en ese momento. ¿Qué podía hacer? Cuando dispararon el gatillo, cerré los ojos y recé. Sé con absoluta certeza que Dios estuvo a mi lado. Únicamente Él pudo salvarme de una muerte segura”.

Ana se casó dos veces – y las dos veces con hombres violentos que además eran borrachos. Ella me contó otra experiencia espiritual que tuvo, cuando casi se muere durante el trabajo de parto:

“Me suministraron medicamentos sin que yo diera mi consentimiento. De pronto se me rupturó algo adentro y oí que dijeron “operación cesárea de emergencia”. Mientras me llevaban en la camilla, sentí que me iba yendo… Pero no podía morirme, ¿quién se iba a encargar de mis tres hijos? Después de la operación, me dijeron que mi hijo había sido privado de oxígeno durante dos horas y que iba a morir o bien iba a sufrir un daño cerebral. Yo les grité: “¡No! ¡No es verdad! ¡No va a pasar eso! ¡El bebé va a estar bien!”. ¡Y así fue! Eso ocurrió hace trece años y hoy es un chico perfectamente normal…”.

Ana crió a sus cuatro hijos ella sola sin un marido. La mayoría de sus familiares eran borrachos que no querían tener nada que ver con ella. Ana había había logrado ingresar a la escuela de enfermería pero tuvo que quedarse en casa con sus hijos. Entonces empezó a trabajar cuidando a bebés y se prometió a sí misma que volvería a los estudios cuando sus hijos fueran un poco mayores.

Ana protegía a sus hijos como una leona cuida a sus cachorros. Cada vez que tenían algún problema con los maestros o con sus compañeros de colegio, Ana se hacía presente: “Tuve que volverme una persona muy dura para poder proteger a mis hijos – tal vez me volví demasiado dura y ya no quiero ser más así, pero funcionó y además en ese momento no sabía qué otra opción tenía. Si sentía que algún maestro tenía a alguno de mis hijos entre los ojos, entonces tenían que vérselas conmigo, y le aseguro que no les convenía…”.

Hoy en día Ana tiene cincuenta años y todavía está sola. Su coeficiente intelectual entra en la categoría superior. Ana se anotó en un programa de psicología de la universidad local en un intento por conseguir un trabajo mejor pago. Fue en esa época que ella descubrió el libro En el Jardín de la Fe y decidió que también quería estudiar Emuná. Más tarde, Ana me dijo que el libro “le había hablado al corazón” desde el momento en que lo abrió. Me dijo: “Ahora sé que todos los traumas por los que pasé fueron para mi propio bien. HaShem me dio la vida que tuve para que me pudiera acercar a Él. Yo soy una persona que siempre estuvo muy cerca de HaShem, porque no tenía otra opción…”.

Por supuesto que Ana todavía algunos problemas con el tema de confiar en los demás, y es por eso que todavía no se casó, pero está utilizando la Emuná para alcanzar también este objetivo.

Esta es una historia verdadera. Se cambiaron algunos detalles para proteger la privacidad de las personas involucradas.
 

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1. Jorge Sanchez

3/06/2014

Historias reales… Baruch Hashem! Cuantas Ana's puede haber en este mundo; sin saber, de la emuna o cuantas personas con menos, se llegan a suicidar, a entrar en el mundo de las drogas o del alcoholismo… A traves del tiempo nos han educado a confiar o creer mas en nosotros mismos, que el amor del Creador del universo, y de los mundos… Gracias por compartir estas historias.

2. Jorge Sanchez

3/06/2014

Baruch Hashem! Cuantas Ana's puede haber en este mundo; sin saber, de la emuna o cuantas personas con menos, se llegan a suicidar, a entrar en el mundo de las drogas o del alcoholismo… A traves del tiempo nos han educado a confiar o creer mas en nosotros mismos, que el amor del Creador del universo, y de los mundos… Gracias por compartir estas historias.

3. Isabel

3/03/2014

Gracias por este maravilloso artículo Conmovedora historia, realmente "En el jardín de la Fe" es una fuente de sabiduria. Gracias por el relato, es inspirador.

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