Cuando damos las gracias

Él tenía muchos problemas en la vida; sufría mucho; tenía deudas astronómicas; se llevaba terrible con su mujer, etc

3 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 24.01.21

Un alumno que acababa de llegar a la yeshivá me dijo que ahora por fin comprendía el significado del término “agradecido”. Y la historia es así:

 

Él tenía muchos problemas en la vida; sufría mucho; tenía deudas astronómicas; se llevaba terrible con su mujer; tenía una orden de restricción y no podía poner pie en su casa. En una palabra: tenía un montón de dificultades en la vida, hasta tal punto que parecía que ya no le quedaban más ganas de vivir, Dios no lo permita. Un día, mientras conducía su auto viejo, Hashem le tuvo compasión y dispuso las cosas de forma tal que el auto se le descompuso justo enfrente de la tumba de Dan ben Yaakov Avinu, que su mérito nos proteja, donde nosotros teníamos nuestra yeshivá. El pobre iba camino a una reunión importante y ahora estaba hecho un manojo de nervios…

 

Sin otra alternativa, entró en la yeshivá para pedir ayuda y allá nuestros alumnos, que saben qué hacer en estos casos, le dijeron que había tenido suerte de que se le descompusiera el auto justo ahí y le dieron libros y CDs de regalo. ¡Y listo! ¡Dios lo salvó! Ahora ya vive en paz con su esposa, se limpió de los deseos físicos y ni siquiera cigarrillos fuma. Y está feliz de la vida; todos los días hace una hora de hitbodedut. Toda la realidad se le dio vuelta para bien. Hoy Le da las gracias Hashem por haberle roto el auto justo enfrente de la yeshivá.

 

Ahora sé lo que es la gratitud. Todo el tiempo Le doy las gracias a Hashem por haberme roto el auto, ya que ahí fue donde empezaron los milagros. Y un milagro trajo aparejado al otro, así que siento que reboso de gratitud, y todo lo que tengo hoy es gracias a ese primer “gracias” que di aquel día.

 

Como este, les puedo contar otros miles de casos de personas que pasaron por todo tipo de problemas y dificultades, y precisamente a partir de los problemas les surgió la salvación. Siempre que venían a verme, yo les decía: “Yo veo lo que tú no ves. Yo veo con el poder de la emuná que tu problema… ¡es en realidad tu salvación! Tú no tienes emuná; ahora solamente ves el problema y piensas que es algo malo. Yo te propongo que te aferres a la emuná y a la gratitud y vas a ver que en muy poco tiempo todo se va a dar vuelta para bien y tú vas a rebosar de gratitud con Hashem por este problema que va a ser el comienzo de todo lo bueno. Y a partir de este problema vas a empezar a vivir feliz, porque vas a vivir con emuná en Hashem. Toda esta dificultad dura solamente mientras dure la prueba. No lo puedes ver, pero tienes que creer que todo es para bien”.

 

Si le preguntaran a ese alumno si estaría dispuesto a pasar por esa prueba, él diría: “¡Seguro que sí! ¿Saben el paraíso que recibí? ¡Amo del universo, rómpeme el auto, rómpelo todo lo que quieras, pero por favor acércame a Ti!”. La clave es que en el momento de la prueba hay que aferrarse bien fuerte a la emuná. No hay que pensar: “¿Ves? Hashem me odia. ¿No ves que me rompió el auto?”, sino que hay que dar las gracias de todo corazón. Aun sin entender. Solamente sabiendo que el Creador hace todo llevado por Su amor a nosotros, tal como está escrito (Deuteronomio 8:5): “Y sabrás en tu corazón que así como el hombre disciplina a su hijo, así también Hashem tu Dios te disciplina a ti”.

 

 

 

 

Escribe tu opinión!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario