De la Billetera de HaShem

Estaba un poco ajustada de dinero, tenía tan sólo para lo estrictamente necesario, para una cena normal, pero no una cena digna de Shabat…

De la Billetera de HaShem
  
"Apreciados amigos de Breslev:
 

Mi hombre es Ana, y estoy en proceso de conversión al Judaísmo. Quiero contarles algo extraordinario que me sucedió.  Yo quiero que todos lo sepan, para que se fortalezca su Emuná -la fe en el Creador- y para agradecerle al Eterno, Di-s Todopoderoso, por toda la eternidad, por Sus actos de compasión que se renuevan cada mañana. 
 
Hace un año empecé a estudiar en la Página Web de Breslev acerca del maravilloso poder de la Tzedaká (la caridad). Entonces empecé a practicar la Tzedaká, poco a poco, y siempre -de forma oculta y misteriosa- el Creador Bendito Sea ha encontrado la forma de cubrir todas mis necesidades y aún más que eso.
 
Pero un viernes en la mañana – ¡¡¡yo Lo descubrí con las manos en la masa!!!  
 
Estaba un poco ajustada de dinero, tenía tan sólo para lo estrictamente necesario, para una cena normal, pero no una cena digna de Shabat…
 

 
Mientras estaba pensando en esto, recibí una llamada de “Money Gram”, el servicio de envío de dinero. Me dijeron que una suma dinero que yo les había enviado a unos queridos amigos, en calidad de Tzedaká unos meses atrás, me había sido devuelto y que me estaba esperando en cualquiera de las agencias.
 
Inmediatamente me comuniqué con mis amigos y no van a creer lo que me dijeron: ¡¡Me agradecieron por el envío de dinero y dijeron que les había sido muy útil!!
 
No lo podía creer. Obviamente, el empleado del servicio de envío de dinero había cometido una equivocación.
 
En la agencia pregunté si no había sido un error, y ésta fue su respuesta: "No, señorita. Ése es tu dinero que te han devuelto. Si no lo vienes a buscar, se va a quedar acá ya que nadie lo puede tocar".  
 
Me quedé completamente maravillada. Agradecí al Eterno, recibí el dinero, y pude comprar todos los ingredientes necesarios para un Shabat como corresponde. Además el dinero me alcanzó para llevar a a mi mamá de paseo luego de Shabat, lo que le hizo muy bien y nos causó gran alegría a las dos.
 

 
Cada vez que pienso en esto, siento mariposas en el estómago  y se me dibuja una sonrisa en el rostro mientras voy por la calle, aparentemente sin motivo, completamente absorta en cómo HaShem, el Dueño del Universo, es capaz de cuidar con tanta ternura, hasta en los más pequeños detalles, a alguien tan pequeña como yo.  
 
Ana".