El Camino de Laura

Laura tenía diez años de edad cuando un día se despertó muerta de hambre y casi congelada; Laura fue a buscar a sus padres pero no estaban. Se había quedado sola con su hermano de seis años…

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Dr. Zev Ballen

Posteado en 17.03.21

Laura nació en una vida en la que costaba creer que existiera algo bueno en el mundo. Por lo general le cortaban la luz y el agua en su departamento, porque su padre se gastaba todo el dinero del salario en whisky en vez de pagar las cuentas… Su padre salía temprano a la mañana y volvía muy tarde a la noche, cuando Ana y su hermano ya estaban durmiendo. Cuando sus padres estaban juntos siempre gritaban y se peleaban. Hacía falta una enorme fortaleza, pero Laura logró sobrevivir.

La madre de Laura era psicótica – nunca tiraba la basura sino que la ponía en los armarios y en el horno. Su madre sufría de colon irritable y muchas veces no llegaba al baño a tiempo, con lo que eso implica…. Cuando le daban el alta del hospital los médicos le decían a Laura que no podían enviar a su madre a una casa sucia con excrementos porque entonces otra vez iba a volver a ponerse psicótica. Esto confirmaba el temor de la pequeña Laura, que ahora ya estaba convencida de que ella era la causa de la enfermedad de su madre. Era algo repugnante, pero incluso a tan temprana edad Laura todo el tiempo tenía que limpiar la suciedad de su madre.

El dormitorio de su madre estaba repleto de suciedad hasta el techo y había cucarachas por todas partes, pero Laura aguantó. De noche, Laura le mostraba a su hermano cómo tenía que mover la cama de la pared y cubrirse muy bien con la frazada para que las cucarachas no se les acercaran al cuerpo ni al rostro mientras dormían…

Cuando Laura tenía apenas tres años de edad, se despertaba a la mañana y qué veía? Ratas muertas flotando en la pileta de la cocina en medio de los restos de comida y los platos sucios. Completamente sola, sin nadie a quien recurrir, Laura empezó a sufrir de desmayos. Fue entonces, cuando se “despertaba”, que Laura alcanzó la más grande enseñanza de toda su vida – su propio camino, su propia forma de aguantar. Con el rostro húmedo por las lágrimas, Laura extendía la mano y Le sostenía la mano a Dios. Era su forma de no sentirse tan sola.
Después la hospitalizaron por los desmayos que tenía, primero en 4º grado y después en 6º grado. Los médicos no lograron encontrar la causa de sus desmayos pero Laura no esperó a que los médicos se dieran cuenta. Ya en 4º grado Laura iba a pie a los servicios de rezos, todo el tiempo “sosteniendo la mano de Dios”.Cuando Laura ya era mucho mayor, los médicos le pusieron nombre a su enfermedad: taquicardia postural ortostática.

Laura tenía diez años de edad cuando un día se despertó muerta de hambre y casi congelada; Laura fue a buscar a sus padres pero no estaban. Se había quedado sola con su hermano de seis años. El rugido del viento soplando y golpeando la puerta la aterrorizaba -esto pasaba cada vez que la madre de Laura oía “voces” llamándola desde los faroles de la calle- y en esos momentos ella “abandonaba” a sus hijos para ir tras las “voces”. Laura Le apretó la mano bien fuerte a Dios.

A la edad de 17 años, Laura fue al banco y les rogó con lágrimas en los ojos que pusieran la cuenta de la familia a su nombre para que pudiera pagar las cuentas de electricidad y del agua. El gerente del banco le dio un formulario para que lo firmara su madre. Laura llevó el formulario al hospital para que su madre lo firmara pero ella estaba tan “dopada” que ni siquiera reconoció a su hija. Laura empezó a pedir limosnas para poder pagar las cuentas. Su padre nunca la ayudaba, pero Dios sí.

Laura empezó a estudiar en un pequeño instituto de enseñanza para mujeres. Le encantaba estudiar y se graduó en biología, pero la oscuridad de su vida todavía no había pasado. Una vez, un novio que había sido muy dulce hasta ese momento, la sometió y la golpeó terriblemente cuando ella no accedió a lo que él quería. Después él la forzó a distintas formas de abuso extremadamente crueles y degradantes e insoportablemente dolorosas. Laura en ningún momento le contó esto a nadie. Tenía demasiado miedo… y se aferró a Dios. El alma de Laura continuó buscando a HaShem a través de la terrible oscuridad que parecía ir tras ella dondequiera que fuera.

Después de que se casó, Laura y su marido se convirtieron al judaísmo – eso fue hace doce años. Hoy Laura tiene un negocio y le va muy bien, trabajando desde su casa. Además Laura les enseña a su hija de doce años y a su hijo de seis, porque la escuela judía más cercana queda a dos horas y media en auto. Esa es la misma distancia que viaja Laura para comprar pollo kasher. Y para ir a la mikve (baño ritual) que responde a su estándar de kashrut, tiene que viajar cuatro horas y media de ida y cuatro horas y media de vuelta. Lo mismo para comprar carne kasher. Laura en ningún momento se queja de estos “pequeños inconvenientes”, porque está demasiado ocupada dando las gracias por todo lo que ahora tiene: un marido que la ama, hijos sanos y un hogar limpio y bello.

Hace algunos años, Laura empezó a seguir las clases del Rabino Arush y Breslev.co.il. prácticamente se “devoró” los libros del Rabino Arush y entonces la oscuridad empezó a disiparse. De pronto empezó a entender cuál era el objetivo de su vida. A pesar de todo por lo que había pasado, ahora vio que Dios la había preparado para una vida extraordinaria que empezó a abrazar con el corazón rebosante de alegría.
Con una fe de hierro, Laura enfrentó el último obstáculo que le quedaba aún: el terror a su propio marido. La mente lógica le decía que su marido era un alma dulce y amable que jamás le haría daño, pero desde el primer día de casados Laura se sintió perseguida por el recuerdo de haber sido violada por un hombre. Es por esa razón que Laura no podía dormir en la misma habitación con su marido. Laura sabía que si acudía a Dios, Él la iba a poder curar también de eso. Y eso fue lo que hizo.

El poder de las enseñanzas del Rabino Arush es tal que Laura se curó de ese trauma tan terrible en menos de una hora de terapia de emuná y a partir de ese momento ella ha podido dormir con su marido.

Yo le pregunté a Laura, que ahora está estudiando para obtener su certificado de Coach de Emuná, qué mensaje quería transmitirles a nuestros lectores. Y esto fue lo que dijo:

1.“Que siempre sepas que eres mucho más fuerte de lo que piensas”.
2.“Que siempre sepas que HaShem está a tu lado y que te está ayudando incluso cuando parecería que no”.
3.“No dejes que te defina tu pasado”.
4.“Sé suave cuando hablas contigo mismo”.
5.“Encuentra formas de continuar creciendo en emuná”.

En el futuro, Laura tiene planes de utilizar lo que aprendió extendiendo su propia mano para ayudar a mujeres y niños traumatizados. Amén, que así sea.
 

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1. Isabel

3/25/2014

Maravillosa historia Gracias por esa historia tan inspiradora

2. Isabel

3/25/2014

Gracias por esa historia tan inspiradora

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