El orificio en el corazón

Una pareja tuvo un bebé y en el hospital les informaron que el bebé tenía un problema en el corazón

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 31.05.21

Una pareja tuvo un bebé y en el hospital les informaron que el bebé tenía un problema en el corazón y que sospechaban que tenía un orificio en uno de los ventrículos del corazón, Dios no lo permita. Y cuantos más análisis le practicaron, más se convencieron los médicos de que era necesario someter al bebé a una operación a corazón abierto, que es algo sumamente peligroso, y en especial en el caso de un bebé tan pequeño. Además los médicos les dijeron a los padres que no podían esperar mucho tiempo, porque al parecer el orificio se iba haciendo cada vez más grande.

 

Los padres, consternados, se refugiaron en la emuná. Empezaron a ir de un tzadik a otro a pedir consejo y bendición, y ellos mismos oraron continuamente, pidiendo compasión por su hijo. Pero a medida que transcurrían los días, los análisis continuaron mostrando resultados alarmantes y entonces los médicos empezaron a presionar a los jóvenes padres a que consintieran a la intervención quirúrgica, porque si no el estado ya iba a ser gravísimo.

 

Los padres también vinieron a verme a mí y yo les dije que viajaran a la tumba de Rabí Shimon bar Yojai y que hicieran cada uno, tanto el padre como la madre, seis horas de hitbodedut, de plegaria personal, por su hijo. Ellos hicieron tal cual les dije: viajaron a Merón y empezaron a hacer la hitbodedut, pero ninguno de los dos aguantaron seis horas y al cabo de dos horas se dieron por vencidos.

 

Cuando volvieron a casa, les avisaron del hospital que el orificio en el corazón del bebé había crecido en grado alarmante y que tenían que enviarlo al quirófano de inmediato. Los dos fueron al hospital con gran pesar y allí los médicos los presionaron a que firmaran para que operaran al bebé porque si no, ya podían empezar a despedirse de él para siempre…

 

De más está decir que los padres estaban terriblemente angustiados y la mujer lloraba sin parar. Y entonces el marido le dijo: “Mira: al fin y al cabo somos alumnos del Rabino Arush, ¿no? – y él dice que hay que dar las gracias por las dificultades. Nos queda una hora hasta que empiece la operación. Te propongo que los dos digamos ‘gracias’ durante toda esta hora por todo este sufrimiento”.

 

“Pero… ¿cómo puedo dar las gracias?”, preguntó la joven mujer ahogada por las lágrimas.

 

“No importa cómo. De cualquier manera no podemos hacer nada. Hagamos un último esfuerzo y demos las gracias de la forma que podamos y del Creador dependerá la salvación”. Entonces los dos se sentaron en la sala de espera y con los ojos llenos de lágrimas, empezaron a murmurar palabras de agradecimiento sin sentirlo verdaderamente en el corazón. Y así fue como estuvieron durante una hora entera y con un esfuerzo casi sobrehumano, tratando de tener emuná en que todo es para bien.

 

Al cabo de una hora hicieron entrar al bebé al quirófano… Pasó un rato y el médico salió del quirófano y les pidió a los pobres padres que fueran a su consultorio. Cuando ellos entraron, él les dijo con alegría mezclada con vergüenza: “Realmente quiero pedirles perdón por todas las idas y corridas, que fueron completamente en vano. Le hicimos un cateterismo al bebé y vimos que no tiene ningún orificio en el corazón. ¡No tiene nada! ¡Es completamente sano! En cuanto se reponga de la anestesia, se lo pueden llevar a casa. En nombre del director del hospital y de todo el plantel, les pido mil disculpas por el inconveniente”.

 

¿Cuál es la explicación de este enigma? Como ya dijimos, los padres oraron y consultaron a muchos rabinos pero la salvación no llegó. Es lo mismo que pregunta la gente todo el tiempo: ¿Por qué cuando uno ora y pide tanto por una salvación, muchas veces su plegaria no es respondida pero cuando da las gracias, sí se salva? Hashem me concedió el mérito de entender este enigma: es que cuando uno ora y pide bendiciones, todavía le falta la emuná, y al faltarle la emuná, no se salva de su problema.

 

Entonces la gente pregunta: ¿Qué quiere decir que no tiene emuná? ¡Si uno ora, es porque tiene emuná! Y la respuesta es que sí, es verdad, sí tiene emuná en la existencia del Creador; sí tiene emuná en que el único recurso que tiene a su disposición es la plegaria y también tiene una emuná muy fuerte que Hashem es el Único que puede ayudarlo. Tiene todo eso, pero no tiene la emuná en que lo que Hashem está haciendo con él es lo mejor que podría pasarle. Y por eso está triste y afligido y por lo tanto podemos decir que le falta emuná. La esencia de la emuná es creer con total convicción que todo lo que hace Hashem es todo para bien.

 

¿Qué aspecto tiene la persona antes de que emprenda el camino de la gratitud? Esa persona Le dice a Hashem: “Escucha, Amo del universo, a mí no me parece nada bien lo que estás haciendo conmigo. No me parece bien la forma en que me supervisas; no Te estás portando bien conmigo. Por eso Te pido, Amo del universo, que hagas las cosas como yo decido. ¡Anula Tu voluntad ante la mía!”. Eso es lo que dice la persona que Le pide a Hashem sin decirle antes “gracias”…

 

¡Y por eso su plegaria no es aceptada!

 

Porque seamos francos: ¿cómo se va a aceptar una plegaria semejante?

 

Cuando uno da las gracias, en realidad Le está diciendo a Hashem: “Antes que nada, yo creo con emuná perfecta que todo lo que haces conmigo es para bien. Y yo anulo mi voluntad ante la Tuya y estoy muy contento con lo que Tú haces conmigo. Yo acepto Tu voluntad con mucho amor y Te doy las gracias de todo corazón”.

 

La persona que siente pena es porque le falta emuná. Porque si creyera que todo es para bien, entonces no sentiría pena. ¿Acaso uno se apena por cosas buenas? ¿Alguna vez vieron a alguien que se saque la lotería y diga: “¡Ay… qué lástima que gané!”? ¿Acaso la persona que recibe un regalo se pone triste? Si uno se pone triste, eso está indicando que uno piensa que la forma en que Hashem se conduce con él es injusta. Y si piensa que es injusta, eso es una total herejía, porque uno está diciendo que Hashem no es bueno (Dios no lo permita). Por eso cada uno debe saber que la persona que vive con emuná completa, antes que nada, Le da las gracias a Hashem por cada cosa. No solamente por las cosas buenas, sino también por aquellas cosas que dan la impresión de “no ser tan buenas”. Y si uno ve que está lejos de esa emuná, entonces tiene que suplicarle a Hashem que le dé emuná.

 

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1. Josmel Velásquez

6/01/2021

BSD Gracias por esta enseñanza. Bendito sea Rab. Shalom Arush. Me hizo identificar con esta historia, pués yo también tuve un orificio en el Corazón. B"H

Gracias por tu respuesta

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