¡Gracias por todo!

Hubo sabios y piadosos que enviaban regalos a aquellos que habían hablado mal de ellos...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 22.08.21

Un día, yo me encontraba en un edificio de la ciudad de Bnei Brak y entré al ascensor con otra persona, que me dijo: “Discúlpeme, pero tengo que pedirle perdón”. Yo, siempre que alguien me pide perdón, le digo de inmediato “¡Estás perdonado! ¡Te deseo todo lo mejor! ¡Sigue hablando de mí, igual ya desde ahora estás perdonado! Te doy permiso para que sigas hablando de mí si eso te hace feliz, a mí me alegra que la gente sea feliz. Y si quieres te lo pongo por escrito… Le voy a pedir a Hashem que te dé el Paraíso por haber hablado de mí…”.

 

Eso fue lo que le dijo un ángel del Cielo al Beit Yosef tal como figura en el libro Maguid Meisharim: “Y a los que se alzaron en tu contra no debes oponerte, ya que no te causaron ningún daño sino que te hicieron un favor, por cuanto al que habla mal de su compañero, se le sustraen sus méritos y estos se le dan al compañero. Y si la gente supiera esto, entonces cuando se enteraran de que alguien habla mal de ellos, se pondrían contentos como si les hubieran regalado oro y plata”. Asimismo, en el libro Los Deberes del Corazón (La Puerta de la Humildad 7) dice así: “En el libro Los Caminos de los Tzadikim dice que hubo sabios y piadosos que enviaban regalos a aquellos que habían hablado mal de ellos, diciéndoles: ‘Ustedes nos dieron todos sus méritos y en pago por ello les estamos enviando estos regalos’”.

 

Pero esta vez, no sé por qué, no dije nada sino que me quedé callado escuchando a este hombre, quien continuó: “Tengo que pedirle perdón, porque yo siempre decía: ‘El Rabino Shalom Arush dice que hay que dar las gracias por cada cosa debido a que él tiene una vida fácil; no tiene problemas; no tiene dificultades; así que ¿qué problema tiene en dar las gracias? Por eso les dice a todos que den las gracias por las cosas que no tienen o que no les van bien. Claro… a él no le falta nada. Lo tiene todo en la vida. Por eso les dice a todos que den las gracias’”.

 

Sin embargo, después de que el Creador nos dio un regalo al llevarse a nuestra nietita, que en paz descanse, Feigue Jana bat Yael, y este hombre se enteró de que yo había aceptado el decreto con amor y con alegría, me dijo: “Le pido perdón por haber hablado mal de usted”.

 

¿Y por qué cuento todo esto? Porque nadie sabe lo que le pasa al otro – pruebas, desafíos, dificultades, problemas. ¡Pero la persona en este mundo tiene que vivir con emuná! Tenemos que saber que la emuná es el más grande regalo que nos puede dar Hashem. ¡La emuná es la buena vida! ¡No existe el mal en el mundo! ¡Hashem es Bueno y Benefactor! ¡Todo lo que hace Hashem, lo hace para bien!

 

Ya expliqué en el libro El Árbol de la Sabiduría que la regla es que la desventaja es la ventaja y la ventaja es la desventaja. Vale decir que cuando uno tiene una desventaja, uno se vuelve humilde. La desventaja es la fuerza que lo empuja a acercarse a Hashem. Y la ventaja –ya sea inteligencia, valentía, riqueza, un ilustre árbol genealógico o cualquier otra cosa que uno recibe sin plegarias, le trae arrogancia, alejándolo del Creador.

 

Debemos tener presente que tenemos que dar las gracias también por las salvaciones, no solamente por el problema y por la carencia, sino que la persona tiene que agradecer en forma especial al Creador una vez que Él le envía la salvación o le suple la carencia.

 

Cierta vez escuché la historia de un cierto tzadik que tuvo una visión en la que él ascendía al mundo superior y entraba a un recinto Celestial en el que había gran alboroto, donde miles de ángeles muy atareados iban de un lado a otro con gran prisa. El tzadik preguntó: “¿Qué es este recinto?”. Y le respondieron: “Este es el recinto de las plegarias del Pueblo de Israel que piden salvaciones, y los ángeles trasmiten estos pedidos”.

 

El tzadik pasó al segundo recinto y allí también vio el mismo alboroto, en que cientos de ángeles van de un lado para el otro. El tzadik preguntó: “Y este recinto ¿qué es?”. Le respondieron: “Este es el recinto de las plegarias que fueron respondidas y ahora nosotros estamos llevando las salvaciones a todos los que fueron respondidos”.

 

El tzadik pasó al tercer recinto, y allí vio una escena bastante diferente: nada de alboroto ni de actividad febril. Tan sólo unos cuantos ángeles yendo ociosamente, apenas moviéndose. El tzadik preguntó: “Y este recinto, ¿qué es?”. Le respondieron: “Este es el recinto al que llegan todos los agradecimientos de aquellos que obtuvieron salvaciones. En realidad, este recinto debería ser el más activo de todos, pero por desgracia, no es así. Las personas que tienen problemas claman, suplican y oran profusamente para que Hashem las salve. Pero cuando eso sucede, ellos se olvidan de dar las gracias; se olvidan de lo más básico de todo, que es dar las gracias y hacer una comida de agradecimiento, en caso de que haga falta”.

 

La gratitud a Hashem es el objetivo de todos los mundos y únicamente en virtud de ella se creó toda la Creación, que comprende un sinfín de mundos, uno encima del otro, y el Mundo de la Acción por sí solo tiene varios cielos y esferas del cual el espacio que nosotros conocemos no es más que una ínfima parte. Y todo esto fue creado con un solo y único objetivo: que la persona conozca a su Creador y le dé las gracias, tal como enseña el Rambán (Najmánides) en su comentario de la Torá (final de Parashat Bo): “La Creación primera no tiene sentido y el Altísimo no tiene deseo en el mundo bajo excepto que la persona conozca y agradezca a Su Dios, Quien la creó. Y el sentido de alzar la voz en los rezos y las sinagogas y el mérito de las plegarias del público es que las personas tengan un lugar de reunión en el que Le den las gracias al Dios. Quien las creó y que publiciten esto y digan ante Él ‘nosotros somos Tus criaturas’”. También escribe Najmánides en la Parashat Devarim (32:2): “Pero Hashem creó al ser humano en este mundo inferior para que conozca a su Creador y Le dé gracias a Su Nombre”. Por lo tanto, vemos que nuestro único propósito como pueblo es la gratitud y por eso se nos llama judíos – yehudim, en honor a Yehuda, que cuando nació su madre dijo: “Ahora Le daré las gracias a Hashem”, pues toda la esencia y la raíz del yehudí es la gratitud. Y así dijo el Profeta Isaías (43:21): “Este pueblo que me hice dirá Mis alabanzas”. Y Rashi comenta allí: “Para que cuenten Mis alabanzas”. Y en Bamidbar Rabá (Parashá 5:6): “Dado que Israel se creó para decir las alabanzas del Santo Bendito Sea tal como está escrito: ‘Este pueblo que me hice dirá Mis alabanzas’”.

 

Esto que dice el Midrash en el comienzo del análisis de la letra alef: “alef – es una sigla de la frase ‘eftaj lashon pe – abriré la lengua la boca’”. Dijo el Santo Bendito Sea: eftaj lashón – abriré la boca de todos los seres de carne y hueso para que digan alabanzas ante Mí día a día, y Me designen Rey en los cuatro confines del mundo. Porque de no ser por las alabanzas y las loas que ellos dicen cada día, no habría creado este mundo”. Y allá trae más versículos respecto a que Hashem creó el agua y la tierra y los mares y los ríos y las montañas y las colinas y todo lo que formó en Génesis para que todos entonen canciones ante Él.

 

 

 

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1. Michele Rocco

3/10/2022

Es muy bueno alabar a H ashem en todo momento o cuando lo querramos hacer si ningún tipo de parsimonia, eso es lo que le agrad a a nuestro Pagre Celestial, bueno y misericordioso Creador y Amo absoluto del Universo Hashem bendito seas

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