Juramento en Entebe

Rafael estaba en el avión de Air France que fue secuestrado por terroristas y llevado a Entebe..

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David Perlow

Posteado en 05.04.21

Era una visita anual de rutina para Rafael, el adolescente brasileño de 16 años de edad que estudiaba en la Yeshiva Netiv Meir en Jerusalén. Habiéndose criado en Sao Paulo, Rafael había decidido fortalecer sus raíces judías pasando dos años estudiando Torá en Israel. En su vuelo de regreso para visitar a su familia y amigos, el avión fue secuestrado por terroristas árabes, justo cuando él tenía una kipa en la cabeza. Esta es una historia verídica de un pasajero de la famosa Operación Entebe.

 

En medio del aire, los terroristas sacaron a los pasajeros de primera clase con las manos detrás de la cabeza. Sosteniendo una granada, uno de los terroristas empezó a hablar con los rehenes: “Estamos llevando a cabo una misión para liberar a prisioneros palestinos. AHORA DENNOS SUS PASAPORTES!”. Rafael sintió muchísimo miedo, si bien tenía un pasaporte brasileño, porque tenía una tarjeta de identidad en la que decía que él era voluntario en la policía israelí. Él sabía que si ellos encontraban eso, iba a correr enorme peligro. Entonces ¿qué hizo? ¡Se comió la tarjeta! Los terroristas tenían los ojos fijos en todos los que trataran de esconder algo…

 

El avión hizo un giro brusco a la izquierda. Originariamente, tenía destino a París, pero ahora de repente se estaba dirigiendo rumbo a Africa. Tras aterrizar en Libia, los pasajeros sintieron tremendo calor y estaban súper estresados. El avión se reabasteció de combustible y luego despegó nuevamente y aterrizó en Uganda. Mirando por la ventanilla del avión, Rafael vio una centena de soldados ugandeses alineados en el aeropuerto con armas en las manos.

 

A esta altura, se hizo una selección. Los israelíes y los no judíos fueron puestos en lugares diferentes. Rafael hacía todo lo posible por comer kasher y ponerse tefilín todos los días. Había limitado su dieta a bananas, manzanas y leche. Mientras era mantenido rehén en la terminal, Rafael y su amigo decidieron que no se iban a separar, no importa lo que pasara. Si uno era liberado y el otro no, los dos se quedarían juntos. Sin embargo, había algo que no los dejaba tranquilos: los terroristas los miraban más que a los otros pasajeros… Los estaban vigilando de cerca.
 

 

Curiosamente, Rafael y su amigo “se hicieron amigos” de uno de los terroristas, que justamente también era de Brasil. Ellos hablaron con él en portugués y le dijeron que viajaban de regreso a Brasil para ver un cierto partido de fútbol. Los dos le preguntaron al terrorista cuál era su equipo favorito y entonces le aseguraron que ese era también el equipo favorito de ellos. El terrorista les aseguró que iba a buscar la forma de liberarlos.

 

Después de un rato, los otros terroristas los separaron y los sometieron a un interrogatorio que duró cinco horas. Mirando sus pasaportes brasileños, les hicieron un montón de preguntas y luego los acusaron de ser unos mentirosos. La situación obviamente estaba yendo de mal en peor. Entonces Rafael se dio cuenta de que estaba orando. Juró y Le prometió a Hashem que si sobrevivía este calvario, iba a consagrar tres años de su vida al pueblo judío.

 

El jueves, el jefe de los terroristas dijo que iban a liberar a cien de los rehenes no judíos. Los dos amigos contactaron al terrorista brasileño y él les garantizó que había anotado sus nombres en la lista de los rehenes por ser liberados. Entonces empezaron a llamar en voz alta los nombres…

 

Con el paso del tiempo y a medida que se iba llamando cada nombre, los dos se iban poniendo cada vez más nerviosos. Todavía no habían llamado sus nombres. La espera era extraordinariamente estresante y cuando se llamaron los últimos diez nombres, los dos se preocuparon enormemente. El último nombre de la lista de cien rehenes fue el de Rafael, pero no se llamó el nombre de su amigo. Los dos se quedaron juntos, trajeron sus bolsos y fueron al avión que estaba a punto de despegar. La terrorista que estaba chequeando a los rehenes se dio cuenta de que había 101 rehenes, no 100. Y entonces se puso a gritarles como loca. Los dos trataron de explicarle que el otro terrorista había arreglado que los dos fueran liberados. Después de un poco de tensión y aclaración, los dos recibieron permiso para abordar el avión. Ahora estaban libres.

 

Al retornar a su ciudad natal en Brasil, Rafael recordó el juramento que había hecho y decidió abrir una yeshivá en Cotia, Brasil, llamada Or Israel. Su promesa de tres años de darle a la nación de Israel ahora ha cumplido veinticinco años. La yeshivá ha tenido cerca de 600 estudiantes, muchos de los cuales se han casado y han fundado sus propios hogares observantes. Resulta curioso pensar que estos terroristas estaban tratando de matar a los judíos y el resultado de esto es que un judío abrió una yeshivá para que cientos de nosotros siguiéramos la tradición de la Torá! Ese es el mensaje del terrorismo, por más que nuestros enemigos traten de quitarnos, eso no hace más que fortalecernos y multiplicarnos!

 

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