Shhh, ¡que ahí viene!

Típica escena en la oficina: "Me contaron un chisme, no le digas a nadie pero fulanita está saliendo con el de contabilidad..."

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Tali Mandel

Posteado en 04.04.21

 De verdad, yo no te lo contaría si no fuera porque sé a la perfección que ¡te va a interesar este lío! Tu amiga de la universidad le conocía a él… Esto es el “pan de cada día” en la mayoría de los lugares en nuestra vida cotidiana. En el colegio, en el trabajo, e incluso en la familia escuchamos todo el tiempo habladurías de los demás.

 

Antes de estudiar las leyes de lashón hará, esto me parecía de lo más normal. Estaba acostumbrada y he de admitir que tan solo me resultaba molesto cuando alguna de estas habladurías se refería a mí, pero no iba más allá. Sin embargo, al escuchar por primera vez el enorme daño que esto hace en el alma de la persona mi punto de vista cambió por completo.

 

A medida que uno va profundizando en el estudio de las leyes que HaShem nos ha brindado a través de la Torá, se va dando cuenta de la importancia que tiene todo lo que sale de nuestra boca. El poder de la palabra va mucho más allá de lo que pensamos. Por tanto, es muy importante medir nuestras palabras en todo lo que decimos, ya que con ello se pueden destruir vidas.

 

Un caso así sucedió en el entorno en el que me movía al comenzar mis clases de conversión al judaísmo. Todos los que componíamos el grupo que asistía a las clases éramos un poco “novatos” en el estudio de las halajot o leyes judías y formamos un grupo compacto dentro del cual nos apoyábamos y ayudábamos mutuamente a comprender y poner en práctica el judaísmo. Nos veíamos con frecuencia durante la semana, celebrábamos Shabat juntos muchas veces y compartíamos lo que aprendíamos entre todos. Un día, de repente, surgió un rumor con respecto a una de las chicas que formaban nuestro querido grupo de estudio. Lamentablemente, la mayoría creyó esa historia y la empezaron a dejar de lado y a tachar con adjetivos sumamente dañinos. En nuestra ignorancia, que no es excusa para lo que pasó, nos debatíamos entre no compartir nuestro tiempo con una persona que había podido hacer algo tan horrible y acogernos a lo que habíamos aprendido recientemente y no hacer caso a las habladurías.

 

Por desgracia, mientras nos decidíamos por una opción u otra, esta persona se alejó del grupo y perdimos a uno de nuestros componentes principales y a una persona maravillosa. El ambiente no volvió a ser lo que era porque estaba viciado, siempre acababa saliendo a colación el tema y durante muchos meses no pudimos volver a la rutina de estudio y de clima cálido que había caracterizado a nuestro pequeño grupo. Con el paso del tiempo, he conseguido retomar en parte el contacto con esta persona pero siento que he perdido la oportunidad de conocerla en profundidad a causa de ese episodio en el que el principal protagonista fue lashón hará.

 

Cuando abrimos la boca para pronunciar una berajá las palabras que salen llegan a HaShem y expresan nuestro agradecimiento por todas las bondades que Él tiene con nosotros a cada instante, por decir sólo un ejemplo facilitarnos un vaso de agua en un día caluroso. Debemos tener cuidado porque al igual que esas palabras llegan a Él, también las críticas destructivas llegan y no es ese el cometido que tenemos en esta vida. Juzgar a los demás no nos corresponde a nosotros, hablar mal de otros no nos lleva a ningún sitio. Solo desencadena celos, desamor, odio y ruptura. Podemos incluso llegar a hacer difamación, Di-s no lo permita, ya que nos dejamos llevar por lo que se está hablando y “adornamos” el tema con detalles jugosos que no hacen más que destruir a la persona de la que se está hablando.

 

De esta forma causamos su muerte espiritual y también la de uno mismo, ya que así como nos comportemos con los demás, éstos se van a comportar con uno. Comportándonos así es como perdemos oportunidades de conocer a personas maravillosas como nos sucedió a nosotros en este caso o podemos causar daños aún más profundos e irremediablemente hirientes. Que HaShem nos guíe para cumplir estas leyes como estamos obligados a hacerlo.

 

 

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