El Falso Mesías

En cualquier momento puede estallar la guerra. Nadie sabe qué va a pasar, pero las armas del enemigo están apuntadas en dirección a nosotros...

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 17.07.22

En cualquier momento puede estallar la guerra. Nadie sabe qué va a pasar, pero las armas del enemigo están apuntadas en dirección a nosotros.

Rabi Akiva enseñó que el valiente guerrero e intrépido comandante Bar Kojba [i]era el Mesías, pues era tan pero tan fuerte que era capaz de atrapar con la mano una enorme piedra que habían arrojado los romanos con la catapulta y arrojársela de nuevo a los romanos. También era capaz de arrancar un cedro solamente con las manos mientras cabalgaba, y su revuelta en contra de los romanos liberó en forma temporaria toda la Galilea y Jerusalén. No obstante, el sabio contemporáneo de Rabi Akiva, Rabi Yojanan ben Torta, no estaba de acuerdo y dijo: “¡Akiva! Te va a crecer pasto en el rostro y el hijo de David todavía no va a venir!”.

Hubo otros rabinos líderes que coincidieron con Rabí Yojanan ben Torta. El santo Rabí Yehuda HaNasi, alias “Rebi”, le dijo a su alumno Rabi Yojanan que llamara a Bar Kojba “Bar Koziva”, que en hebreo significa “hijo de una mentira”, porque en verdad él era un falso mesías cuyas malas acciones condujeron a una de las peores catástrofes de toda la historia judía, la caída de Betar y la muerte de millones de judíos en el año 135 E.C.

La pregunta es: ¿Cómo sabían los rabinos que Bar Kojba era un falso mesías?

Lo que ocurrió fue que todo su poderío se le subió a la cabeza y, cegado por su propia arrogancia, él blasfemaba a HaShem, Dios no lo permita, antes de salir a luchar, diciendo: “¡No interfieras! Yo no quiero ni Tu ayuda ni Tu impedimento”. Sin embargo, ese no fue el pecado que condujo a la caída de la ciudad de Betar. ¿Acaso había hecho algo todavía peor?

La aceptación de las malas lenguas. Bar Koziva creyó las mentiras de un espía romano, un cuteo [ii]que habló en contra del guía espiritual de Betar y que además era el tío de propio Bar Kojva: Rabí Elazar HaModaí.

No olvidemos que el Segundo Templo había sido destruido aproximadamente sesenta y cinco años antes, pero a pesar de la persecución romana, la vida judía en la antigua Israel aún prosperaba. Según la Guemará en el Tratado Taanit, había por lo menos cuatro millones de personas viviendo en la antigua ciudad de Betar, que era una de las principales metrópolis al sur de Jerusalén. En la Guemará hay otra opinión que afirma que en Betar había cuarenta millones de habitantes. Sea como fuere, había por lo menos un cuarto de millón de niños en edad escolar.

Una lengua larga y un oído crédulo fueron los que causaron la caída de Betar y sus millones de habitantes judíos. Así cuenta el Midrash [iii]:
Durante tres años y medio, el emperador Adriano le puso sitio a Betar. En la ciudad se encontraba Rabi Elazar de Modiín[iv], que llevaba saco y ayunaba toda la semana, desde un Shabat hasta el otro. Él rezaba –una vez al día- que HaShem no entregara a Betar en manos de sus enemigos, diciendo así: “Amo del Universo, ¡no te sientes hoy a juzgar!”. Las plegarias de Rabi Elazar eran las que mantenían en pie a Betar tanto tiempo que Adriano casi se descorazonó y volvió a Roma.

Un cuteo taimado fue a ver al emperador Adriano y le dijo: “Señor mío, mientras ese viejo gallo se revuelque en las cenizas, no podrás conquistar la ciudad. Pero yo haré algo que te permitirá conquistarla hoy mismo””.

El cuteo, que espiaba para los romanos, entró a Betar a través de una cloaca y llegó a la sinagoga local, donde encontró a Rabi Elazar completamente sumido en la plegaria, a tal punto que ni siquiera se dio cuenta de que había alguien a su lado. El cuteo fingió susurrarle un secreto en el oído de Rabi Elazar. Los presentes fueron corriendo a contarle el cuento a Bar Koziva: “Tu tío, Rabi Elazar, está actuando exactamente igual que sus maestros, que querían apaciguar a los romanos; lo que él desea en verdad es entregar a la ciudad en manos de Adriano”.

Bar Koziva, furioso, mandó llamar al cuteo y le preguntó: “¿Qué le dijiste a mi tío?”.

El espía, que odiaba a los judíos, le respondió: “Si te lo digo, el emperador me va a matar. Mejor será que me mate a mí mismo y no divulgue los secretos del gobierno”.

Bar Koziva aborrecía a los rabinos; por eso le fue tan fácil creerle al cuteo. Entonces mandó soldados a que le trajeran a Rabi Elazar. En torno cortante, Bar Koziva le preguntó: “¿Qué te dijo el cuteo?”.

Rabi Elazar respondió: “No sé lo que me susurró en el oído, ni tampoco oí nada, porque estaba parado orando y no tengo conocimiento de lo que me dijo”.

Bar Koziva se puso furioso y le dio una patada al débil rabino, matándolo en el instante. En ese momento, se oyó un eco celestial que proclamó: “Has paralizado el brazo de Israel y has cegado su ojo derecho”. Esto era una referencia a Rabí Elazar HaModaí, en cuyo mérito Betar continuaba existiendo. Ahora Betar y Bar Koziva ya no contaban con la protección de la rectitud y las plegarias del santo rabino. El destino de la ciudad estaba sellado. Ese mismo día su líder fue decapitado: era Tishá BeAv del año 135 E.C., el trágico día de la caída de Betar, en que millones de personas inocentes fueron asesinadas.

¿Por qué la justicia llegó tan rápido? Porque Bar Koziva cometió el horrendo crimen de creer en las malas lenguas que le contaron. En vez de creer en el tzadik de aquella generación, que además era su propio tío, el falso mesías prefirió creerle a un cuteo antisemita. Un pecado llevó al otro y él mató a su tío de una sola y feroz patada.

Hoy en día en Israel tenemos enemigos muy feroces alrededor. Las armas del enemigo están apuntadas en dirección a nosotros. Nuestros Sabios enseñan que la mejor forma de proteger a nuestras familias y a nosotros mismos es cuidando muy bien lo que decimos; esto no es un asunto de “piedad” sino un asunto de supervivencia. ¡Que Dios nos ayude, amén!

——

[i]En hebreo “hijo de estrella”
[ii]Miembro del grupo antisemita proveniente de Persia y Medea que el rey Senaquerib implantó en Samaria después de derrotar y exiliar a las Diez Tribus
[iii]Midrash Rabá, Lamentaciones, 2:4
[iv]HaModaí en hebreo.

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1. Albertina Pérez Miranda

7/06/2023

Historia llena de verdades , muy interesante nosotros tenemos el privilegio de escucharla y leerlas gracias a el pueblo escogido de AsHem bendito sea su nombre.

2. Carlos Cruz Vazquez

7/21/2022

Exelente enseñanza y que llegue pronto el verdadero Mesías y que Hshem proteja su pueblo santo Israel de toda idolatría y mentira

3. yo

6/24/2018

sela

ISRAEL SELA

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