Desayuno, comida, cena y más allá

Es una bendición de nuestro Creador el hecho de que podemos gozar de toda la abundancia que Él le da a Su mundo para que lo disfrutemos.

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David Ben Horin

Posteado en 08.11.21

Inspirado en un podcast de Emunah Beams del Rabino Lazer Brody:

Comer es divertido. Es uno de los actos más placenteros de la vida.

Es una bendición de nuestro Creador el hecho de que podemos gozar de toda la abundancia que Él le da a Su mundo para que lo disfrutemos.

Y tal como siempre ocurre con todo lo físico, la bendición se basa en la manera en que uno lo usa. Sólo podemos comer durante un tiempo, ya que luego el estómago se llena. Si comemos demasiado, el cuerpo se enferma. Aunque llenes tu estómago al máximo, un día después está vacío y necesitas otra comida.

Los efectos son temporales.

Incluso el disfrute tiene límites. La sensación de comer un trozo de tarta de chocolate es increíble. Comer un segundo trozo es fantástico. Al llegar a la tercera rebanada, empiezas a sentirte pesado. Añade un cuarto trozo y lo que empezó siendo un trozo de paraíso pierde todo su sabor. 

Los límites del mundo físico son dos:

1.     Hacer demasiado la misma cosa la transforma de buena a mala.

2.     Hacerlo incorrectamente le quita sus beneficios.

La comida espiritual

El Rabino Lazer Brody lo explica claramente:

La mayoría de la gente en la sociedad moderna ignora el hecho de que tiene un alma.

La alimentación espiritual es infinita. Puedes rezar durante una hora entera y acercarte a Hashem. Puedes estudiar la misma Mishná 400 veces y mover montañas con tu aprendizaje.

Un acto de bondad, como es acompañar a tus hijos a la escuela todos los días, nunca te agota. Tu alma crea más y más ángeles para defenderte en este mundo y en el Próximo.

Cuanto más envejece el cuerpo, más se desgasta. Cuanto más tiempo esté el alma en este mundo, mientras estés cumpliendo las mitzvot, más vigor añade a medida que tu vida avanza.

Hashem puede darle a un Sabio de 93 años el mérito de detener un terremoto con sus plegarias.

Sabiendo esto, que los beneficios para el alma son mayores que los del cuerpo, ¿por qué seguimos cayendo en la trampa de centrarnos en lo que es mejor para el cuerpo?

El desafío

Sin pensarlo, el instinto es alimentar el cuerpo.

Alimentamos la carencia, como el hambre, o el dolor, como el dolor de cabeza de inmediato. Al vivir en un mundo de tentaciones físicas, atados a dispositivos que cuelgan esas bolas de chocolate delante de nosotros en todo momento, nos lavan el cerebro para que pensemos que lo único que necesitamos es lo que ponemos en las manos.

Depende de nosotros ir más allá.

Nuestra solución

Alimentar el alma es más importante que alimentar el cuerpo. Cada mitzvá que realizamos nos beneficia en este mundo y en el Otro.

Nuestro bienestar emocional depende de nuestro bienestar espiritual. Si Hashem está complacido con nosotros, somos felices. Nos sentimos satisfechos. Somos felices y la vida es como el Jardín del Edén.

Si no alimentamos nuestra alma, el hambre se manifiesta en un desorden emocional. Corremos el riesgo de calmarnos comiendo en exceso, con la televisión, con entretenimientos frívolos, incluso con cosas peores.

Esta es la verdad. En última instancia, no necesitamos psicoterapia. No necesitamos artilugios. No necesitamos mucho dinero, ni toneladas de seguidores en las redes sociales, ni la última moda o la información de los famosos en nuestros Smartphones.

¡Ahora sabes por qué están tan desesperados por cegarte a tu propio espíritu!

Llegar a este punto en nuestras vidas requiere comer espiritualmente, ¡y mucho!

Es divertido. Al igual que comer es divertido. Sólo que este tipo de comer lo puedes hacer sin parar.

Da caridad tan a menudo como puedas. Reza todos los días. Esfuérzate por conquistar la mitzvá de la santidad física. Encuentra cada día algo por lo que dar las gracias a Hashem: salud, familia, sustento, amigos, ¡incluso la taza de café que te da tu oficina gratis!

Establece un tiempo mínimo para el estudio de la Torá cada día. Sonríeles a todos los que veas.

La vida es vivir en el Jardín del Edén: Hay miles de tipos de fruta para elegir y puedes tener todo lo que quieras, cuando quieras.

Que este año estés inscrito en el Libro de la Vida para recibir bendiciones, salud, sustento, felicidad… y mucho sustento espiritual.

¡Buen provecho!