El Camino hacia el Perdón

Yo siempre había pensado que era una persona que perdona. Ahora había sucedido algo que me había desafiado…

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Yael Karni

Posteado en 17.03.21

Yo siempre había pensado que era una persona que perdona. Ahora había sucedido algo que me había desafiado…

El Camino hacia el Perdón

“Amo del Universo, he aquí que perdono a todo el que me causó enojo o me contrarió o pecó en mi contra…” [Plegaria de antes de irse a dormir].

Yo siempre había pensado que era una persona que perdona. Nunca me peleé a sabiendas con nadie y si bien creo que es inevitable que la gente se separe a cierta altura de la vida, solamente puedo recordar una única vez en la que sentí un claro enfriamiento en una relación en particular y eso tuvo que ver más con los ambivalentes sentimientos que tenía esta amiga por el Judaísmo que con cualquier otra cosa.

Ahora había sucedido algo que me había desafiado llevándome mucho más allá de mi zona de confort y mi capacidad de perdonar fue gravemente puesta a prueba.

Alguien a quien yo respetaba enormemente, por razones que sólo esa persona conoce, actuó en una forma que me causó un tremendo dolor emocional y las secuelas causaron un gran impacto en otras áreas de mi vida.

Después de que tuvo lugar este episodio, me di cuenta  -de manera intelectual-  que HaShem, El Creador del Universo, me estaba poniendo a prueba. Las circunstancias parecían ser absolutamente anormales y los que me rodeaban por ese entonces validaban mi punto de vista. Sin embargo, eso no me hizo sentir mejor y tampoco mejoró el resultado de las cosas.

El tiempo vuela… mi mente continúa galopando, repasando los mismos eventos una y otra vez. Yo llego a la conclusión de que las cosas no son como deberían ser. He decidido ir a consultar al médico. Esta no soy yo. No puedo creer que esté pensando esto, pero si el médico llega a recomendarme tomar pastillas, lo voy a hacer. Lo tomaré como una señal del Creador; al fin y al cabo, eso va a funcionar solamente si HaShem quiere que funcione.

El tiempo pasa volando… los niveles de energía van subiendo y yo empiezo a volver a sentirme como antes.

El tiempo pasa volando… la persona en cuestión me pidió perdón. Yo, como corresponde, la perdono, pero no funciona. Yo sé que en realidad no la he perdonado, pero tengo que aceptarlo. Cuando nos encontramos, yo sonrío torpemente. No nos es fácil. Siento que las dos queremos que sea como antes.

Yo tengo una Mala Inclinación súper religiosa. Se invita a sí misma en Shabat y empieza con la misma cantinela de lo que pasó, y cómo pasó y lo terrible que fue, etc. Yo le digo a mi Mala Inclinación que se vaya, que me está arruinando todo el Shabat. Y además ahora ya es el mes de Tishrei y otro poco, Yom Kipur (El Día del Perdón). Así que recurro a un subterfugio: invito a mi Mala Inclinación y dejo que haga lo que tiene que hacer. No trato de enfrentarme a ella. Asombrosamente, ella se da por vencida y no vuelvo a escuchar nada más de ella…

Ahora entiendo que existe una gran diferencia entre el conocimiento intelectual y la conciencia emocional y que me causé a mí misma un dolor innecesario porque no acepté que yo podía albergar tales sentimientos. Negué los sentimientos de traición y simple enojo porque pensaba que yo era demasiado virtuosa, demasiado religiosa como para sentir semejante negatividad.

El tiempo pasa volando…. Ahora estoy leyendo este libro, “En el Jardín de la Fe”, y he llegado a un punto muerto. Acabo de leer algo que realmente quiero dejar de lado pero no puedo: nunca Le hablé a HaShem en el momento en que ocurre el suceso (¡estoy demasiado ocupada peleándome!); la verdad es que no entendí este evento como un mensaje proveniente de HaShem. Fui a la persona en cuestión, traté de apaciguarla y como resultado, la situación empeoró; me doy cuenta de que en ningún momento hice teshuvá; no me di cuenta de que la situación era para bien. Y sí, tal vez había habido un poco de complacencia de mi parte…

El tiempo pasa volando… las cosas van cada vez mejor. Ahora hablo con el Creador en forma más directa, si bien al principio me costó mucho. Estaba tan acostumbrada a hablar acerca de Él, no con Él.

Nunca voy a poder saber cómo habrían resultado las cosas si hubiera internalizado las reglas de la Emuná, la fe pura y auténtica en el Creador del Universo (tal como enseña el libro “En el Jardín de la Fe”), antes de esta prueba pero tal vez eso no se trate de eso. Lo que importa verdaderamente es lo que aprendí después. No es nada fácil aceptar que todas las situaciones son enviadas por HaShem para ponernos a prueba y para que nos acerquemos más a Él pero en verdad, lo único que tenemos que hacer es un sincero esfuerzo y HaShem ya va a recibirnos con las manos abiertas.

Me llevó bastante tiempo pero el dolor fue desapareciendo y el evento se ha transformado en un recuerdo más lejano; desde ese momento, HaShem nos ha puesto a prueba de otras maneras distintas y con la Emuná que obtuve a través de esta prueba tan difícil, HaShem me ha abierto senderos personales por los que transitar, lo cual nunca habría pensado que era posible.

Ahora, cuando digo la plegaria antes de irme a dormir, en la que perdonamos a la gente que nos contrarió, el rostro de esa persona, que siempre ocupaba un lugar tan preponderante, se ha ido desvaneciendo, y cuando a veces ese rostro sí aparece, es con un sentimiento de aprecio a HaShem por haberme dado este desafío y esta oportunidad. Ah… me olvidé de decirles… ahora ya perdoné… en el corazón.

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1. Carmen

9/29/2017

El camino hacia el perdón

En una pocas horas está por empezar aquí , yom kipur y este artículo es exactamente mi caso. Muchas gracias , yo también decís la misma oración en los rezos de la noche pero era tal cual lo escribió, el dolor estaba ahí. Muchas gracias , entro con alegría a yom kipur.

2. Carmen

9/29/2017

En una pocas horas está por empezar aquí , yom kipur y este artículo es exactamente mi caso. Muchas gracias , yo también decís la misma oración en los rezos de la noche pero era tal cual lo escribió, el dolor estaba ahí. Muchas gracias , entro con alegría a yom kipur.

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