La luz de Yom Kipur para los niños

El maestro jasídico Rebe Shmelke de Nikolsburg dijo una vez: “Si me dieran la oportunidad, preferiría no morir nunca ]a pesar de la recompense eterna en el Mundo Venidero], porque en el Mundo Venidero no existe Yom Kipur. Y ¿cómo puede un judío vivir sin Yom Kipur? ¿De qué vale una vida sin teshuvá?”.

Cuando inmigré a Israel, mi primer Yom Kipur en el nuevo país fue para mí una experiencia indescriptible. No por el hecho de que estuviera en Israel, sino por algo tan increíblemente extraño que jamás había experimentado en toda mi vida. La felicidad.

Yo me crié en Arizona, donde asistía a una sinagoga no ortodoxa y el recuerdo que tengo de las Altas Festividades es como de una pesada carga. Por un lado nos daban vacaciones de la escuela pero al mismo tiempo teníamos que usar trajes con corbata y hacer los deberes después de los servicios religiosos. Las sinagogas estaban colmadas de gente y el aire acondicionado no daba abasto. Había personas revisando a ver si todos teníamos boleto de entrada, lo cual a mí me parecía absurdo… ¿acaso no íbamos a rezar? ¡No íbamos a ver un partido de fútbol! El olor a perfume y el ruido de susurros a lo largo de todo el servicio, durante el discurso del rabino y durante la lectura de la Torá me causaron la impresión de que en realidad no era un día tan importante. Además todos iban vestidos de negro y tenían una expresión de tristeza y de seriedad en el rostro.

Ahora que los niños empezaron otra vez las clases y nosotros nos preparamos para Yom Kipur, les propongo estudiar lo que enseña el Rabino Shalom Arush en su libro Educación con Amor. Explica Rav Arush que “si el niño no ve que el camino de sus padres en la observancia de la Torá conduce a la felicidad, entonces no lo va a elegir para sí mismo”. Hace poco leímos en la parashá Ki Tavó (Deuteronomio 28:47) que “porque no serviste a Hashem tu Dios con alegría y buen corazón, cuando todo era abundante”, Hashem les trajo a los Hijos de Israel graves castigos. Pensemos un momento de qué manera esto se relaciona con nuestras vidas. Pero antes de continuar, veamos otra cita más del libro de educación: “todo el que lleva kipa en la cabeza y no es feliz está profanando el nombre de Dios”. Cuando leí esta última cita, se me puso la carne de gallina…

Si queremos que nuestros hijos continúen por el camino que nos muestra la Torá, entonces es hora de que nosotros, los padres, hagamos una seria introspección. ¿Y qué mejor momento que ahora, justo antes de Yom Kipur? Preguntémonos a nosotros mismos: “Estoy cumpliendo con la Torá con una sonrisa en el rostro o es más bien es con el ceño fruncido?” Esto no es fácil, pero es posible. En un CD de emuná que escuché hace poco, el rabino mencionó un aspecto muy importante – que si Hashem nos da un trabajo que hacer también nos da los medios para hacerlo, o sea que no nos va a ordenar que hagamos algo que seamos incapaces de hacer. Eso no significa que no sea un desafío, o incluso extremadamente difícil, pero sí que será algo posible si nos esforzamos lo suficiente. La elección es nuestra.

Este Yom Kipur mostrémosles a nuestros hijos el camino de la verdad y protejámoslos del camino que tanto crece últimamente de la tecnología. El momento para que trabajemos sobre nosotros mismos es ahora y tenemos que aprovechar estos días para enderezar nuestras vidas y nuestra dirección. Rabí Moshe Jaim Luzzatto menciona en el cuarto capítulo de su monumental obra La Senda de los Justos que Hashem nos dio a cada uno el poder de la elección para que lo usemos solamente en esta vida ya que esta oportunidad de elegir no va a existir  en el Mundo Venidero. Esto significa que el único momento en el que podemos verdaderamente trabajar sobre nosotros mismos es AHORA, y no después, porque no podemos elegir cuándo nos vamos a morir.

Ahora que los niños vuelven a la escuela, empiezan otra vez a sentir la presión de sus pares para “encajar” en el grupo. Pero si nosotros decidimos trabajar sobre nosotros mismos  y fortalecemos los valores de Torá y la conexión con el judaísmo por medio de la alegría, vamos a poder salvarlos de buscar las malas influencias para que estas les den la sensación de aceptación. Enseña el Rabino Shalom Arush que cada uno tiene que encontrar su felicidad interna en lo que Hashem le dio y dejar de compararse con los demás. Esto puede lograrse fácilmente reservando un período de tiempo cada día para hitbodedut – plegaria personal, en el que contamos las bendiciones que tenemos, como ser salud, hijos, un trabajo y la Torá.