El Legado del Tzadik

Si bien el fallecimiento del tzadik nos produce una profunda tristeza, el maravilloso legado de sus enseñanzas es una fuente de eterna dicha y guía

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

Si bien el fallecimiento del tzadik nos produce una profunda tristeza, el maravilloso legado de sus enseñanzas es una fuente de eterna dicha y guía…

Zohar Idra Zuta: “Rabí Shimon abrió los ojos y vio lo que vio, y lo envolvió una tremenda llamarada”.

Lag BaOmer es el iortzait, el aniversario del fallecimiento, del famoso sabio y Tzadik (Justo) talmúdico, Rabí Shimon bar Iojai, conocido afectuosamente por las iniciales de su nombre, Rashbi, autor del sagrado libro del Zohar.

En varias partes del Zohar, los discípulos de Rashbi dicen: “Ay de la generación que pierde a Rabí Shimon”. Ellos comparan la generación que no tiene un tzadik de la talla de Rashbi a huérfanos. La Guemará emplea términos incluso más fuertes cuando se lamenta: “La muerte del tzadik es comparable a la quema de la Casa de HaShem” (Rosh Hashaná 18b). A la luz de tales expresiones provenientes de la santa boca de los más grandes sabios de nuestro pueblo, ¿qué es lo que nos causa tanta felicidad en Lag BaOmer? ¿Por qué todos los cantos, y todos los bailes y todas las fogatas?

Rabí Najman de Breslev explica (Likutey Moharán I:66, citando al Zohar, Noaj 59) que cada tzadik tiene un doble espíritu, uno en este mundo y otro en el Mundo Venidero. En esencia, el espíritu superior no puede soportar la tosca impureza de este mundo material. Pero inmediatamente antes de la muerte del tzadik, el espíritu superior desciende a recibir el espíritu inferior, trayendo con él la más exaltada sabiduría de los mundos superiores. El espíritu inferior se aferra alegremente al espíritu superior, pues es parte de él. Al igual que la llama de una vela que se fusiona con una llama más grande, el espíritu inferior se fusiona con el espíritu superior. Y como parte del espíritu superior, ya no puede quedarse más en este mundo, y tiene que irse del cuerpo del tzadik y ascender a los mundos superiores. Esa es la muerte del tzadik.

Rabí Najman de Breslev explica que al momento de la muerte, el tzadik alcanza un exaltadísimo nivel de conocimiento y discernimiento espiritual, mucho más grandes de los que tuvo en vida, en virtud de la magnífica iluminación del espíritu superior. Bajo la influencia del espíritu superior y sólo momentáneamente antes de separarse de la carne, Rashbi reveló los secretos del Idra Zuta.

No sólo que nos beneficiamos de la fantástica riqueza espiritual que heredamos del tzadik sino que obtenemos una doble porción de sus maravillosas influencias el día en que él parte de este mundo, tal como afirmó enfáticamente el profeta (Elisha a Eliahu, antes de la partida de Eliahu de este mundo, véase Reyes II 2:9): “Una doble porción de tu espíritu”. Por eso, sentimos una infinita alegría en Lag BaOmer, y hacemos todo lo posible por llegar al lugar de reposo eterno de Rashbi, en Merón, donde los festejos son de una alegría imposible de describir. Según la tradición, el espíritu de Rashbi está en medio de nosotros en este día tan especial.

Si bien el fallecimiento del tzadik nos produce una profunda tristeza, el maravilloso legado de sus enseñanzas es una fuente de eterna dicha y guía. Además, nuestros Sabios prometen que la muerte del tzadik expía todos los pecados de Israel (Ioma 42ª). Como tal, Lag BaOmer tiene todos los beneficios de Iom Kipur, pero con comida, canciones, bailes y un enorme júbilo. Si bien no tenemos a Rashbi en carne y hueso, sí lo tenemos en espíritu. Sus enseñanzas son una fuente de riqueza espiritual para la posteridad, tal como lo ilustra la siguiente parábola:

Grisha alquiló la posada local del Graf de Yanov, el noble ruso que era propietario de la gran parte del territorio de Podolia, en el sur de Ucrania. La bellísima casa de piedra donde estaba situada la posada, que tenía varios siglos de antigüedad, tenía un café y un cuarto de invitados junto con la vivienda del propio Grisha. La posada era literalmente su tabla de salvación.

Un día, el Graf convocó a Grisha y le dio una noticia shockeante: el Zar quiere construir un camino a través de Yanov, que va a pasar exactamente por el medio de la posada. El posadero y su familia van a tener que vaciar la propiedad. Grisha trató de protestar pero en vano. A esta altura, le debía al Graf varios cientos de rublos por deudas que le habían quedado sin pagar. ¿Qué podía hacer? De más está decir que él y su familia derramaron un río de lágrimas en sus fervientes plegarias.

El día que el personal del Zar llegó a tirar abajo la posada, Grisha y su familia solemnemente cargaron sus bienes en un carro que habían alquilado, sin saber adónde ir ni dónde encontrarían un lugar en el que vivir o ganarse el sustento. De pronto, el Graf comenzó a galopar en dirección a ellos en su majestuoso corcel negro. “¿Adónde vas, Grisha?”.

Grisha, con los ojos llenos de lágrimas, se dirigió al Graf y le dijo: “Señor, usted mismo me dijo que tenía que irme. ¡Obviamente no me puedo quedar acá!”.

“¡Por supuesto, judío idiota! Yo te dije que tenías que vaciar la posada, pero no te ordené que te fueras de mi territorio. El zar me dio la franquicia para operar la casa de peaje que está al borde del camino. Tú vas a administrarla y a recolectar el peaje de los viajeros. ¿Dónde voy a conseguir una persona tan confiable como tú, Grisha? Y para ayudar a facilitarte la transición, te cancelé todas las deudas anteriores. ¡Ahora vas a empezar desde cero! ¡Borrón y cuenta nueva!”.

La posada de piedra es el tzadik. Así como la pérdida de su hogar y su sustento fue algo trágico para Grisha, así también la pérdida del tzadik, que al acercarnos a HaShem literalmente es nuestra tabla de salvación. Pero dado que HaShem hace todo para bien, el tzadik nos deja con el sustento espiritual de sus enseñanzas, representadas en la nueva casa y el nuevo sustento de Grisha. Además, la muerte del tzadik expía nuestros pecados, así como las viejas deudas de Grisha quedaron canceladas.

Feliz del pueblo de Israel, que puede deleitarse en la bellísima luz del Zohar y de las demás enseñanzas de Rashbi. Que su santidad y su bendita memoria siempre oren por nosotros en lo Alto. Amén.
 

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