¿De Qué se Preocupan?

Sólo el Rey puede borrar nuestras deudas. Para que nuestro arrepentimiento sea real, tenemos que hacer que el Creador sea nuestro Rey. Rabi Najmán nos enseña cómo hacerlo...

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

Sólo el Rey puede borrar nuestras deudas. Para que nuestro arrepentimiento sea real, tenemos que hacer que el Creador sea nuestro Rey. Rabi Najmán nos enseña cómo hacerlo…

¿De qué se preocupan?

Sólo el Rey puede borrar nuestras deudas. Para que nuestra Teshuvá -arrepentimiento- sea real, tenemos que hacer que HaShem sea nuestro Rey. Rabí Najmán nos enseña cómo coronar al Creador.

Cuando los jasidím (seguidores) de Rabi Najman de Breslev venían a él antes de Rosh HaShaná, él le decía a cada uno de ellos: “Ahora dime lo que el Creador, tú y yo ya sabemos”. Uno por uno los jasidím pasaban en fila ante el Rebe y se confesaban. Esto sucedía en Erev Rosh HaShaná – el día anterior de Rosh HaShaná. Si no se acordaban de lo que hicieron mal, el Rebe se los recordaba. Luego, pasaban el resto del día haciendo Teshuvá con lágrimas en sus ojos. La ciudad de Breslev, y luego Umán, fueron una gran fábrica de arrepentimiento y retorno al Creador en la víspera de Rosh HaShaná. Uno iba al Rebe y luego salía llorando arrepentido. Esto continuaba durante todo el día hasta poco antes de la caída del sol.

Rabi Najman nos enseñó que cualquier persona que hace su mayor esfuerzo para hacer Teshuvá y viene a él para Rosh HaShaná no tiene de qué preocuparse durante el año entero. "¡¿De qué se preocupan si yo voy delante de ustedes?!”, declaró el Rebe.

Aquí las noticias: El Rabí todavía está con nosotros. No en el sentido corporal, ya que ha fallecido, sino en sentido espiritual. Los Sabios nos enseñan que sin las limitaciones de un cuerpo físico, el poder de los Tzadikim es mucho más grande. Una vez Sara, la hija de Rabi Najmán, le preguntó: “Papá, ¿que será cuando ya no estés con nosotros físicamente?”. Entonces, el Rabí le prometió que si ella iba a su tumba, sería igual que si estuviese hablando con él desde una habitación adyacente.

No tengo las palabras para describir lo que es el gran regalo de Uman, donde podemos visitar la tumba de este gran Tzadik y conectarnos con su alma. ¿Quién puede describir la santidad o el privilegio de ser capaz de acercarse a tal Justo? Sólo tenemos que clamar nuestro agradecimiento al Creador por poder hacerlo. Cuando contemplamos nuestra buena fortuna, podemos apreciar mejor lo que dijo Rabi Natan, su gran discípulo, que hasta estaba dispuesto a arrastrarse sobre sus manos y pies por un camino lleno de cuchillos para llegar a Umán para Rosh HaShaná. Uno no puede describir lo que se puede lograr en Umán. Uno se siente elevarse de manera tal que trasciende su propio nivel espiritual. Espiritualmente hablando, el hombre asciende miles y miles de kilómetros en términos espirituales.

¿Cómo puede ser esto?

El Rabí te lleva más y más alto y te muestra lo que puedes alcanzar en este mundo físico. Él te da la idea de lo que realmente es valioso en esta vida. Una vez que hayas escuchado una sola plegaria de los jasidim en Umán, ya no te importarán más los restaurantes chinos o tu equipo favorito de fútbol. Lo único que deseas es otra muestra de la plegaria verdadera, otro Tikún HaKlali (los poderosos Diez Salmos que Rabi Najman reveló) y estudiar otra página de Talmud. Rabi Najman saca a flote lo mejor en cada uno de nosotros.

Algunas personas piensan que no necesitan la ayuda del Justo de la generación. El Talmud demuestra que están equivocadas. En el tratado de Sota 7b, el Talmud dice que los huesos de Iehuda (Judá) estaban revolcándose en su ataúd, en otras palabras, él no tenía descanso. Iehuda fue el ancestro del Rey David y del Mashíaj, el patriarca de la tribu más importante de Israel y un Tzadík perfecto. El Talmud nos dice que incluso él necesitaba las plegarias de Moisés, el gran Justo de la generación, para poder lograr su descanso eterno.

Si Iehuda, hijo de nuestro Patriarca Jacob, necesitaba las oraciones del Tzadík de la generación, entonces ¡qué podemos decir nosotros! Es obvio qus nosotros tenemos que conectarnos con el Justo de nuestra generación para poder alcanzar la verdadera Teshuvá y la corrección genuina de nuestra alma.

¿Cómo podemos acercarnos a este gran Justo? Aprendiendo sus enseñanzas y aplicándolas a nuestra vida cotidiana. Debemos tomar sus consejos y vivirlos. Debemos tener fe en el Tzadik que nos guía y nos enseña a conocer a nuestro Creador y a conectarnos con Él. Tal como dice la Torá en la Parashá Beshalaj, en Shirat HaYam, la sección que recitamos todos los días del año:

“Y ellos creyeron en HaShem y en Moisés Su siervo”  (Éxodo14:31).

Debemos creer y confiar en el Moisés, el Justo, de nuestra generación.

Rabi Najman nos reveló que HaShem le dio a él Rosh HaShaná como un regalo, es decir, lograr el conocimiento profundo de qué es Rosh HaShaná, el día en el que coronamos al Creador y Lo declaramos nuestro Rey. De hecho, toda la Creación depende del Rosh HaShaná en Uman. Es por eso que el Rebe nos ordenó declarar: “¡Que nadie falte!”.  

¡Este año todos viajamos a Uman para Rosh HaShaná!

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