Unirse al Tzadik #1

Unirse al Tzadik, Primera Parte:

“¡Ashreinu! ¡Qué felices somos, que afortunados somos, pues tenemos el privilegio de acercarnos a Rabeinu!…”.

En hebreo, la palabra Rabeinu significa “nuestro rabino”, y se refiere a Rabi Najmán de Breslev. La canción que nosotros los de Breslev cantamos: “¡Ashreinu!” – ¡Dichosos somos!, no es una simple canción para niños. En ella le damos cada día gracias al Creador por el privilegio de acercarnos al gran Maestro espiritual, Rabi Najman de Breslev, y especialmente por el privilegio de poder pasar Rosh HaShaná, el Día del Juicio, con el Rabí en Uman. Pronto sabremos que es mejor que ganarse la lotería.

Rabi Natan, el gran discípulo de Rabi Najman, advirtió que una vez que una persona termina su jornada de 120 años en esta tierra y el Tribunal Celeste quiere sentenciarla con el castigo de otra reencarnación, lo que se llama un guilgul, en este mundo físico, debe no aceptar el castigo bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, si el Tribunal le promete que podrá pasar un sólo Rosh HaShaná en Uman, al lado de la tumba de Rabi Najman de Breslev, entonces debe aceptar el guilgul – ya que vale la pena.

Rabi Natan también dijo que si tuviera que arrastrarse sobre sus manos y pies por un camino lleno de cuchillos para llegar a Umán en Rosh HaShaná – también valdría la pena el sacrificio… Tan grande es el mérito de estar allí en Rosh HaShaná.

Rabi Najman enseña en su obra, el Likutey Moharán (I, 123), que “El principio sobre el cual todo depende es conectarse al Tzadik (Justo) de la generación, aceptar todo lo que dice, sea grande o pequeño, y no desviarse para nada de sus instrucciones. Nuestros Sabios enfatizaron este principio, como vemos en el Sifri, al final de la Parashá de Shoftim: ‘Incluso si él te dice que la derecha es la izquierda y la izquierda es la derecha’. Uno debe desechar a un lado todo conocimiento y lógica, como si uno no tuviera inteligencia alguna, salvo lo que recibe del Tzadik y guía espiritual de la generación. Mientras uno retenga una parte de su propio razonamiento, entonces está manchado, y no está conectado al Tzadik”.

Rabi Najman no está hablando por hablar – él es muy cuidadoso y preciso en todo lo que dice. Él explica la conexión del hombre con el Tzadik de la generación como el “principio del cual todo depende”. El significado de estas palabras es que el éxito para que la persona pueda cumplir su misión en este mundo depende de la medida en que ella establece una conexión con aquel Justo. Debido a que nuestra conexión con el Tzadik depende del grado en que desechemos nuestro propio intelecto, entonces cuanto más dejamos a un lado nuestra propia lógica y razonamiento y nos unimos a la sabiduría y enseñanzas del Tzadik, más éxito lograremos.

Este proceso de poner nuestro intelecto a un lado y unirnos a la sabiduría del Tzadik es llamado bitúl, que significa literalmente ”auto-anulación” – anular el ego al conectase al Tzadik. La gente con problemas de ego le es difícil aceptar la idea de bitúl, pensando que está perdiendo algo. Imagínate poner una vela pequeña al lado de una vela grande – la llama de la vela pequeña se funde con la llama de la vela grande y se convierte en parte de ella.

En otras palabras, la llama de la vela pequeña no ha desaparecido, sino que ahora es una parte de la llama más grande y brillante. De la misma manera, cuando anulamos nuestro propio intelecto y nos conectamos con el Tzadik y su sabiduría, nuestras mentes son mechas para la llama del Justo, en otras palabras, brillamos e irradiamos con su inmensa sabiduría, que por supuesto es mucho mayor que la nuestra. Por lo tanto, recibimos un beneficio increíble .

Para poder entender cuánto necesitamos conectarnos al verdadero Tzadik, debemos examinar el Precepto de la Teshuvá, el arrepentimiento y retorno al buen camino. La Teshuvá es de hecho el regalo más grande que HaShem puede otorgar a la humanidad. Imagínate que le debes al banco un millón de dólares, y que no hay manera lógica en el mundo para poder pagar la deuda. El futuro parece oscuro, pues pronto serás llamado a pagar la deuda, y si no lo haces, perderás tu hogar, tu cama, e incluso la camisa que llevas puesta. Quién sabe, quizás pronto estarás durmiendo en un callejón comiendo lo que encuentres – es así de grave. Luego se te ocurre una idea – te tirarás a los pies de la gerente del banco, confesarás tus malas inversiones y el desperdicio del dinero, expresarás tu arrepentimiento, le pedirás perdón y le prometerás que nunca cometerás los mismos errores nuevamente. Luego, el gerente del banco toma el archivo de tu deuda, lo destruye, y ¡te perdona toda la deuda! ¡Qué regalo tan increíble! Ése es el poder de la Teshuvá.

Para que la Teshuvá sea eficaz, se necesita cumplir con cuatro pasos importantes: Confesión ante el Creador, remordimiento, pedir perdón y tomar la resolución de no repetir los pecados. Si uno de estos pasos es defectuoso o no se cumple, entonces la Teshuvá no es completa y nuestras deudas espirituales no son anuladas. Eso es muy peligroso, porque al no pagar las deudas espirituales invocamos Juicios severos sobre nosotros, tal como enseña el Talmud que "no hay tribulaciones sin transgresiones".

Así que, ¿realmente podemos decir que nuestra Teshuvá es suficientemente completa para poder ser perdonados? Muchas veces, tratamos de hacer Teshuvá y nuestra mente ya está pensando en otra transgresión. ¿Qué clase de remordimiento es ese? Cuando le pedimos perdón a HaShem por nuestros negocios oscuros o por nuestras calumnias, ¿estamos siendo sinceros? ¿Qué rápidos somos para llamar por teléfono y  engañar a un cliente con cosas que están lejos de la verdad sólo para ganar más dinero? ¿Eso es Teshuvá?

Rabi Najmán de Breslev le dijo a sus discípulos –que eran grandes Tzadikím– que si ellos hacían teshuvá solos durante toda su vida, ¡no tendrían el poder de corregir ni siquiera una sola transgresión! Luego dijo Rabí Najmán: “Pero no se preocupen, yo haré Teshuvá por ustedes.”

Continuará…