Los tres beduinos

Un año hubo una guerra en las colinas al sur de Hebrón, entre diversas tribus árabes

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Debbie Shapiro

Posteado en 08.11.21

 

La comunidad judía de Hebrón esperaba año tras año la mitzvá de construir una Succa para Sucot. Un año hubo una guerra en las colinas al sur de Hebrón, entre diversas tribus árabes que residían en la zona. La gente sintió mucho miedo y los judíos de Hebrón ni siquiera pudieron aventurarse fuera de la ciudad a buscar “sjaj” para las sucot. El rabino decretó que nadie debería arriesgar su vida en busca de un sjaj. A medida que Sucot se acercaba, todavía no sabían de dónde iban a conseguir al sjaj.

 

La mañana antes de Sucot, tres beduinos completamente armados aparecieron en la plaza con tres camellos cargados de paja. Los árabes descargaron los camellos y se fueron de la ciudad. Un grupo de personas vieron eso y uno de ellos fue corriendo a contarle al Shamas, quien a su vez fue corriendo a contarle al Rabino. Todos se emocionaron y se ofrecieron a llevar la paja a las sucot y terminar el trabajo antes de que comenzara la festividad.

 

En medio de las primeras oraciones de Sucot, uno comenzó a preguntarle al otro ¿quiénes eran esos tres beduinos? ¡Quién sabe! Tal vez fueron nuestros Patriarcas!!

 

EL SHABBAT DE HAKAFOT

 

En la sinagoga "Abraham Avinu" había dos arcas sagradas que albergaban los rollos de la Torá. Uno para los pergaminos nuevos y kosher y otro para los viejos e inutilizables. Los rollos de la segunda arca se usaban solo para bailar en las festividades de "Simjat Torá".

 

Hace muchos años, un invitado desconocido de aspecto muy distinguido apareció en la ciudad y llegó a la sinagoga a la hora de los rezos. Cuando lo invitaron a tomar un pergamino de la Torá para leer, actuó como si "fuera el dueño del lugar" y sacó un pergamino viejo del arca equivocada. La gente comenzó a murmurar, pero él los ignoró.

 

Mientras recitaba los pasajes apropiados, caminó hacia el stender de lectura en el centro de la sinagoga y ya estaba a punto de colocar el pergamino sobre él cuando el Rabino de la sinagoga intervino. "Estos rollos no son aptos para leer; solo se usan para bailar", le susurró en el oído el rabino al invitado. El invitado escuchó atentamente y dijo: "Bueno, entonces deberíamos bailar con él". Los fieles quedaron atónitos: "¡¿Ahora?! ¿En un Shabat normal? ¡¿Hakafot?! Al notar la inquietud entre la multitud, el rabino dijo: "Tal vez el señor tenga razón. Sería un bochorno para el pergamino si se volviera a colocar en el arca sin usar. Tal vez deberíamos hacer Hakafot”.

 

El invitado dio varios pasos y comenzó a recitar los versos para Hakafot. "Pelea mis batallas, oh Señor, libra mis guerras …" Al finalizar los servicios de la mañana, cuando todos se fueron a casa, buscaron al invitado pero no lo encontraron. Al día siguiente, que era domingo, se supo que había habido un plan para atacar a los judíos ese mismo Shabat. Sin embargo, cuando los atacantes se acercaron a la sinagoga, de repente cambiaron de opinión, se dieron vuelta y se fueron. Entonces todos entendieron que aquel “señor” era un invitado muy especial enviado del cielo. ¿Tal vez fue uno de los Patriarcas?

 

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1. Ana Eva

10/01/2020

Hashem es tan inmensamente maravilloso y milagroso!!!Israel su pueblo amado siempre contará con su protección y todo aquel que en Él confíe

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